HOLA+4198 Hermanas González© ESI SEILERN

Marta y Elena González nos reciben en su finca familiar de Albacete y nos hablan del legado de su padre, Dámaso González

En 'Los Prados', que levantó el recordado diestro Dámaso González, donde viven, y que han logrado convertir en un referente en el mundo de las bodas


12 de enero de 2025 - 8:00 CET

Ambas, cada una en diferentes ámbitos, se han dedicado al mundo de la comunicación. Marta, de alma viajera y espíritu inquieto, se licenció en Periodismo y Ciencias Políticas y ha recorrido medio mundo: del Parlamento Europeo a México, Colombia, Madrid… entre entrevistas, reportajes y crónicas ecuestres. Porque los caballos son su gran pasión. Elena estudió Marketing y Publicidad y su proyecto final, de celebración de eventos en la naturaleza y el campo, ya presagiaba su presente, aunque todavía recorrería algunas televisiones locales y un departamento de marketing hasta llegar aquí. Y ese aquí y ahora de las hermanas González es en 'Los Prados', la finca que con tanto amor levantó su padre, el añorado diestro albaceteño Dámaso González. Este lugar es su hogar, donde crecieron rodeadas de toros bravos y caballos y donde están sus raíces. Y aunque regresaban con asiduidad, con la pandemia se quedaron en el campo y sus vidas cambiaron. Marta y Elena se ocupan con gran éxito de la organización de bodas y eventos en la finca —sus hermanos Sonia y Dámaso, de otras áreas—, una andadura que comenzó hace diez años y que han convertido en un referente en el mundo nupcial gracias a su esfuerzo y dedicación.

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Marta y Elena González con uno de sus caballos© ESI SEILERN
"Desde que falta nuestro padre, entre todos gestionamos, cada uno, una parte de la finca. Agricultura, ganadería… Las bodas, nosotras; Sonia tiene producción de pistachos, y Dámaso, campeonatos de galgos", nos cuentan Marta y Elena, que comparten con sus hermanos la gestión de 'Los Prados', la finca que con tanto esfuerzo, amor e ilusión levantó su padre, Dámaso González, una de las grandes figuras del toreo de nuestro país.

—¿Qué significa esta finca, 'Los Prados', y qué recuerdos más queridos guarda para voso­tras?

—Hablar de la finca 'Los Prados' es hablar de nuestro padre. Cada rincón que pisamos sabemos lo que le costó ganarlo. Mi padre es de esas personas que nació en una familia muy humilde y que un día, de muy niño, tuvo un sueño que persiguió cada segundo de su vida, y toda esa ilusión aquí está… Intentamos seguir su legado con los valores de nuestros padres, con los que hemos crecido.

—Vivís aquí, cada una construyó su casa.

MARTA.—Sí, me la hice hace doce años. Vivía en Madrid entonces, pero decidí hacerme un espacio cerca de la casa familiar para cuando venía a 'Los Prados'.

ELENA.—Fue en la pandemia. Mi marido (Paco Ureña) y yo vivíamos en El Casar (Guadalajara) y, en esa época, decidimos venirnos aquí para estar con mi madre y con la familia. Fue entonces cuando decidimos que aquí estaría nuestro hogar.

"Hablar de este lugar es hablar de nuestro padre. Cada rincón que pisamos sabemos lo que le costó ganarlo. Nació en una familia muy humilde y de muy niño tuvo un sueño que persiguió cada segundo de su vida, y toda esa ilusión aquí está…"

—Marta, viviste muchos años en Madrid y luego te dedicaste a viajar por el mundo, ¿en qué momento decides instalarte en la finca?

—He vivido en Madrid más de 15 años. Cuando sucedió lo de la COVID, me vine al campo pensando que sería para unas semanas, hasta que pasara todo. Como vi que la situación se alargaba, comencé a arreglar mi casa y acomodé a los caballos. Hice los cercados alrededor de mi casa y la oficina para teletrabajar. Ese año me centré más en nuestra empresa de bodas. En ese momento había conocido a Fabrizio. Él trabajaba en África como domador de caballos y guía de safaris a caballo. Estuvimos casi un año hablando por teléfono hasta que, al pasar la covid, coincidimos en Portugal. Al poco tiempo, nos vinimos a vivir juntos al campo y ya decidí no volver a Madrid.

—¿Qué os impulsó a tomar la decisión de cambiar de vida?

E.—Nuestra esencia, nuestras raíces, siempre ha sido el campo… Además, en ese momento se juntaron muchas circunstancias, familia, trabajo… y aquí estamos.

M.—Muchas cosas. Yo sentía que había terminado una etapa de mi vida en la ciudad y comenzaba otra. Viví un año en Nueva York; otro en Bruselas, cuando trabajé en el Parlamento Europeo; en Londres, y en Madrid. Pero el destino me trajo de nuevo al campo. La COVID me obligó a quedarme, pero me di cuenta de que estaba feliz en el campo, con los animales y en lo que son mis raíces. El campo te da otra visión de la vida, otra perspectiva. Siento un gran crecimiento desde que vine a vivir aquí, valoro otras cosas que, para  mí, son las realmente importantes en la vida. Además, tengo la suerte de que Fabrizio, como gaucho argentino y domador de caballos, también ha crecido en el campo y compartimos esta forma de vida.

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—¿Vuestra madre sigue residiendo en la casa principal?

—Sí, cuando sucedió lo de nuestro padre, ella decidió quedarse aquí también a vivir. Está contenta de que los hijos vivamos cerca de ella y la visitamos a diario.

—¿Cuándo tomasteis las riendas de 'Los Prados'?

—Desde que falta nuestro padre entre todos gestionamos, cada uno, una parte de la finca. Agricultura, ganadería… Las bodas, nosotras; Sonia tiene producción de pistachos, y Dámaso, campeonatos de galgos.

"Al principio, teníamos, con suerte, dos bodas al año. Hoy en día, afortunadamente, la agenda está completa. Hace diez años no lo hubiéramos imaginado. Estamos muy contentas y agradecidas", nos dicen

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—Hace diez años que comenzó la andadura como enclave único para bodas, ¿cómo surgió?

—Comenzamos poco a poco. Primero hacíamos capeas y eventos muy pequeños. Han sido años de mucho trabajo, pero nos encanta y eso hace que le hayamos puesto toda la ilusión y esfuerzo.

—Después de una década, podéis decir que es un referente, ¿estáis contentas con cómo están yendo las cosas?

—Muy contentas y agradecidas. Celebramos uno de los días más importantes en la vida de los novios y cuando nos transmiten su alegría con el resultado es nuestra mejor satis­facción.

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"El campo te da otra visión de la vida. Siento un gran crecimiento desde que vine a vivir aquí. Y tengo la suerte de que Fabrizio, mi pareja, como gaucho argentino y domador de caballos, también ha crecido en el campo y compartimos esta forma de vida"

—Habéis recibido un premio este año, además, y ya no hay agenda para 2025… No hay mejor síntoma.

—Sí, afortunadamente, la agenda está completa. Ahora estamos cerrando las fechas de 2026. Hace diez años no lo hubiéramos imaginado. Los primeros años, cuando nadie conocía la empresa, teníamos, con suerte, dos bodas al año. Hoy en día, casi un año antes ya no quedan fines de semana libres. El premio Wedding Awards 2024 fue muy importante porque votan los clientes, así que fue muy especial para nosotras y estamos muy agradecidas a los novios.

—¿Cómo os repartís el trabajo? ¿En qué áreas se centra cada una?

—Nos dividimos la gestión de las competencias de la empresa, aunque en realidad todas las decisiones importantes las tomamos juntas. Diríamos que son cuatro grandes áreas dentro de la empresa. Elena lleva más la elaboración de guiones y timing y reuniones con los novios. Yo, más las gestiones de oficina, proveedores y redes sociales. Gestión de los eventos in situ, recursos humanos y temas de catering, entre las dos.

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—¿Os lleváis bien? ¿Tenéis los mismos objetivos y sintonía o también hay distintas opiniones?

—Nos llevamos muy bien y coincidimos en casi todo. Tenemos el mismo punto de vista y lo que vemos diferente es positivo, porque nos complementamos. 

—Elena, ¿qué destacarías de Marta en general como hermana, como persona? ¿Y viceversa?

E.—¡Es pura alegría! ¡Siempre trae la alegría a casa y la contagia! Y eso, hoy en día, es un regalo de la vida. ¡Podría decir tantas cosas de ella! Pero su pasión y, sobre todo, su gran capacidad de trabajo, su constancia y su espíritu indomable! Cada paso de su vida le está haciendo dar su mejor versión y lo más importante, sus ganas de ser cada día mejor persona, al igual que mi hermana Sonia, que es pilar fundamental y aunque no esté involucrada en la empresa nos encanta contarle y compartir todo con ella.

M.—Elena es una persona muy trabajadora y con mucha iniciativa. Me siento afortunada de trabajar juntas. Además, mis hermanas, más allá del trabajo, son un pilar fundamental en mi vida, tanto Sonia como Elena.

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Marta, en su casa, con uno de sus caballos, una de sus grandes pasiones, que normalmente se asoman a las ventanas y llegan a las puertas para 'visitarla'. Después de haber vivido en Nueva York, Bruselas, Londres y en Madrid más de 15 años, Marta se quedó a vivir en el campo, donde se trasladó por la pandemia. "Esta casa es el resultado de mis viajes. Aquí encuentro mi centro, la siento mi hogar".
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—¿Siempre os habéis llevado bien desde niñas? ¿Quién es la más mandona?

—Ninguna es Mandona —ríen al mismo tiempo—. Aunque suene típico, nos hemos llevado siempre bien. Las tres hermanas somos una piña.

—Elena, te casaste aquí en 2019, ¡fuiste, como quien dice, 'tu mejor clienta'!

E.—Fue un día mágico, aunque faltaba mi padre, que estuvo presente cada segundo de la boda… ¡Imagínate estar al otro lado! Vestida de novia, pasé a la cocina y todo a supervisar —ríe—. Además, a Marta le di el doble de trabajo porque ¡Paco me pidió casarnos en septiembre y nos casamos en octubre! ¡Un mes para organizar todo!

M.—¡La boda de Elena y Paco fue el mayor reto!

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Elena posa en un rincón muy especial de su casa. Detrás de ella, en un lugar preferente, una figura de San Martín de Porres con mucho significado para Elena y Paco Ureña, porque se lo regaló el maestro Padilla cuando Paco sufrió la cogida del ojo

—A tu marido, que es torero, le encantará vivir aquí.

—Sí, imagínate, desde que sale el sol hasta que se esconde, Paco está entrenando siempre aquí o en otro lugar, pero siempre preparándose en el campo. Es una filosofía de vida que compartimos y vivimos, amamos la naturaleza, nuestras raíces son estas. Él es de Lorca y su familia y él siempre se han dedicado a la huerta, tenían tomates y brócoli, y ahora, como torero, el campo sigue siendo su vida.

—¿Qué tal está tu niña, Cataleya, que ya ha cumplido tres añitos?

—Es nuestra bendición, nos ha tenido casi dos años sin dormir, ¡ufff!, pero ya pasó. ¡Nieta e hija de torero, imagínate! Es una niña muy valiente, alegre y de una sensibilidad increíble. Intentaremos inculcarle nuestros valores.

"Fue un día mágico, aunque faltaba mi padre, que estuvo presente cada segundo de la boda», nos dice Elena, que se casó aquí con el diestro Paco Ureña, hace cinco años. '¡Vestida de novia, pasé a la cocina a supervisar!" (ríe)

—Tus hermanos han estado y están más expuestos en los medios; parece que tú, sin embargo, vives más alejada de ellos, ¿es una decisión o se ha dado así?

—Bueno, en realidad ni una cosa ni la otra, creo que llevamos una vida en el campo tranquila, disfrutando de las cosas más simples, y los meses que no tenemos bodas intento acompañar a Paco (Ureña) a sus compromisos y disfrutar de su profesión de torero, que he vivido desde siempre, primero con mi padre y ahora con él. Me siento una afortunada.

—Marta, ¿qué es lo que más te gusta de este lugar?

—Aquí encuentro mi centro. Lo siento mi hogar. Cuando viajo, no importa el tiempo que esté fuera, sé que al regresar este es mi hogar.

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"Como nosotras decimos, la casa de Marta está más inspirada en Colombia y la nuestra, en México, pero en las dos se hacen barbacoas, que es lo que más nos gusta", ríe Elena, que también se trasladó al campo con su marido, el diestro Paco Ureña, por la pandemia y encontró aquí su hogar. Hace tres años fueron padres de una niña, Cataleya. Todos los hermanos construyeron su propia casa en la finca y su madre, Feli Tarruella, continúa viviendo en la casa familiar.
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—¿Qué estilo y ambiente has querido darle a tu casa?

—Es el resultado de mis viajes. Cuando viajo me gusta coger ideas. Siempre me han gustado las casitas que veía cuando íbamos de pequeñas a Colombia. En África, la decoración con madera. Por eso hay muchos elementos de decoración natural. Maderas del campo, piedras decorativas en las paredes, hasta yuntas de bueyes que hemos convertido en lámparas, puertas antiguas de cuadras que hemos restaurado… Me gusta que se mantenga la esencia del campo.

—¿En ella trabajas a diario como si fuera también tu oficina o tenéis además oficinas aparte?

—Tenemos oficina en casa —nos cuentan ambas—, pero también oficina en la plaza de toros. Trabajar allí es increíble porque es una construcción muy antigua y mantiene la esencia inicial de la finca.

—Elena, ¿y cómo es tu casa? Porque son estilos muy diferentes.

—Bueno sí, como nosotras decimos, su casa está más inspirada en Colombia y la nuestra, en México —ríe—, pero en las dos se hacen barbacoas, que es lo que más nos gusta —ríe de nuevo—.

"Nos llevamos muy bien y coincidimos en casi todo. Tenemos el mismo punto de vista y lo que vemos diferente es positivo, porque nos complementamos", comentan Marta y Elena sobre trabajar juntas

—¿Podrías vivir en otro lugar que no fuera aquí, en el campo?

—Cada día que pasa creo que no, es más, ¡tengo que salir más a la ciudad porque se me olvida a veces! Pero también pienso que la vida nos enseña a fluir con lo que llega, y si un día tenemos que cambiar, siempre sería campo… El hogar siempre es donde está tu familia.

—Aquí los animales campan a sus anchas.

M.—Bueno, los animales forman parte del día a día. Sobre todo, los caballos para labores del campo. Siempre tengo algunos en los cercados de alrededor de mi casa. En verano me gusta tener los potros cerca de la casa, para ir amansándolos de manera natural. Después es más fácil a la hora de comenzar la doma.

—¿Y montáis habitualmente?

M.—Sí. Dependiendo de la época y el volumen de trabajo, pero mínimo cuatro días a la sema­na.

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"Han sido años de mucho trabajo, pero nos encanta y eso hace que le hayamos puesto toda la ilusión y esfuerzo", nos dicen Marta y Elena, divertidas, en el porche de la casa de la primera, junto a otro de los caballos. En diez años, las hermanas han conseguido que su finca sea un referente en la celebración de bodas

Respeto y admiración

—¿Qué otros animales hay? ¿Sigue habiendo ganado bravo?

—Sí —nos cuentan Marta y Elena—. Seguimos teniendo la ganadería de toros bravos de nuestro padre. Nos gusta mantener las tradiciones de la casa. Seguimos haciendo los tentaderos. La ganadería es una de tantas formas de mantener su recuerdo vivo.

—¿Qué sentís cuando os paráis a pensar en el legado de vuestro padre, Dámaso González?

—Mucho respeto y admiración. Siempre tienes en mente si él estaría contento y cada paso que damos intentamos que sea siguiendo su legado… Ser como él era es imposible…

—¿Cuál ha sido su mejor enseñanza y cómo lo tenéis presente?

—Siempre repetía: "Nunca hay que creerse más que nadie, pero que tampoco te haga nadie sentir nunca menos que nadie". Otra frase siempre presente ha sido: "La ilusión es capaz de conseguir cualquier cosa", y sobre todo nos enseñó que en las cosas más simples están los momentos más extraordinarios. Sigue vivo cada día, es increíble cuántas personas en tantos rincones del mundo lo recuerdan, muchos lloran con solo nombrarlo… Es de las cosas más bonitas para un hijo…

"Los animales forman parte del día a día, sobre todo los caballos. Siempre tengo algunos en los cercados de alrededor de mi casa", nos cuenta Marta

—¿Qué planes tenéis para 'Los Prados'? ¿Algu­na nueva idea en camino?

—Siempre estamos renovando ideas. Ahora estamos centradas en este 2025, ya que es nuestro décimo aniversario y va a ser una temporada de bodas muy especial.

—Marta, ahora que comienza el nuevo año, ¿brindas por el amor?

—Claro, eso siempre.

—Porque antes nos hablabas de Fabrizio.

—Sí, llevo tres años con Fabrizio.

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—¿Dirías que has tenido mala suerte en el plano sentimental o te sientes afortunada?

—Me siento muy afortunada y agradecida. Cada etapa de mi vida ha sido un crecimiento hasta llegar aquí.

—¿Volverías a casarte? ¿Y elegirías tu finca?

—Nunca se sabe.

TEXTO

Marta Gordillo

FOTOS

Esi Seilern

REALIZACIÓN Y ESTILISMO

Marieta Torres

ASISTENTE DE ESTILISMO Y PRODUCCIÓN

Marta Cabello

VÍDEO

Elena Andrés Casado

MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA

Eva Escolano

AGRADECIMIENTOS

Floristería El Jardín, Plaza de Toros Aéreas JM Luján

COORDINACIÓN-PRODUCCIÓN ECUESTRE

Fabrizio Bonnet y Pedro Piernas

LOOK 1

Gabardina: Yolandacris, abrigo: Baro Lucas, bufanda: Tinta y Bariloche

LOOK 2

'Blazer': Byniumaal, chaqueta: Coosy

LOOK 3

Pantalón: Sandro Paris

LOOK 4

Baro Lucas

LOOK 5

Pantalón: Yolancris

LOOK 6

Falda: Baro Lucas

LOOK 7

Vestuario: Mans y Byniumaal, joyas: Dinh Van

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.