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Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet el día de su boda. © Getty Images

La intrahistoria de los Grimaldi vs los Ducruet: el polémico amor que marcó una época en Mónaco

Estefanía de Mónaco se enamoró a principio de los noventa de Daniel Ducruet, su guardaespaldas; se casaron el 1 julio de 1995, pero el matrimonio apenas duró un año


6 de enero de 2025 - 18:05 CET

El pasado 3 de enero, en la capilla del cementerio de Mónaco, se celebró en la más estricta intimidad el funeral por Henri Ducruet, un hombre sencillo, que huyó de los reflectores durante toda su vida. Su nieto Louis fue el encargado de comunicar la triste noticia del fallecimiento de su abuelo, a través de sus redes sociales, con un escueto, pero significativo, mensaje: “Adiós a mi abuelo”. A los ochenta y nueve años, Henri Ducruet ha dejado un gran recuerdo no solo en su familia de sangre, sino también en los Grimaldi, la familia real monegasca que, en los noventa, vivió con profunda preocupación el enamoramiento entre Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet, su guardaespaldas. El príncipe Rainiero aceptó años después, y quizá a regañadientes, la boda de la princesa con el culturista francés que la cautivó con poco más de cuatro miradas, según relató el propio Ducruet en su libro, Carta a Estefanía, una larga epístola en la que, bajo la excusa de pedirle perdón por una infidelidad, acabó aireando aspectos privados de su relación. 

Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet con su primer hijo, Louis, el 9 de diciembre de 1992.© Getty Images
Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet con su primer hijo, Louis, el 9 de diciembre de 1992.

Mientras en aquellos años el escándalo se instaló junto a los enamorados, Henri Ducruet siempre se mantuvo en un segundo plano y supo ser, junto a su esposa Maguy, un abuelo incondicional para los hijos de la pareja, Louis Robert Paul Ducruet, nacido en noviembre de 1992, y Pauline Grace Maguy Ducruet, nacida un año y medio después de su hermano, en mayo de 1994. Una de las últimas veces que Henri Ducruet acudió a un evento, y coincidió con la princesa Estefanía, fue en el bautizo de su bisnieta, Victoire, la hija de Louis y su esposa, Marie Hoa Chevallier, el pasado septiembre. Esta celebración familiar se convirtió en un acto de reconciliación pública entre los Grimaldi y los Ducruet. Finalmente, los hijos y los nietos lograron una paz que, tres décadas atrás, parecía imposible.

Estefanía de Mónaco: la rebelde con causa 

Si bien con los años, las aguas volvieron a su cauce y Estefanía de Mónaco ha logrado estar en paz con su turbulento pasado, la hija menor de los príncipes Rainiero y Grace no lo pasó nada bien durante su primera juventud. El 13 de septiembre de 1982, cuando tenía diecisiete años, su vida se hundió literalmente tras el terrible accidente automovilístico que terminó con la vida de su madre, la mítica Grace Kelly, la divina princesa Gracia, la diva capaz de convertir Mónaco en el epicentro mundial del glamour. 

La princesa Estefanía en el set del videoclip de la canción 'Ouragan'.© Getty Images
La princesa Estefanía en el set del videoclip de la canción 'Ouragan'.

A lo largo de su vida, Estefanía de Mónaco, quien perdió a su madre cuando más la necesitaba, ha sufrido con las mil y una versiones que se han ido relatando sobre qué pasó exactamente el fatídico día en el que el Rover 3500 en el que viajaba con la princesa Gracia se salió de la carretera, y cayó por un barranco de 50 metros. Una de las versiones más repetidas defiende que la esposa del príncipe Rainiero decidió conducir ese día, y no contar con un chófer, para tener un momento de intimidad con su hija menor y discutir con ella algunos aspectos de su vida personal. Entre ellos, su romance con Paul Belmondo y su decisión de no estudiar en la Universidad. Que si iban discutiendo y que esto provocó que Gracia de Mónaco perdiera el control del automóvil en la sinuosa carretera; que si era Estefanía quien estaba al volante en ese momento; que si… un aguacero de especulaciones que caían sobre la joven princesa como un jarro de agua fría. En 2002, por primera y única vez, la princesa contestó la terrible pregunta que llevaba años circulando de boca en boca: “¿Conducía ella en el momento del accidente?”. Fue categórica: “Yo no estaba conduciendo, eso está claro. De hecho, salí disparada dentro del auto como mi madre, que fue catapultada al asiento trasero… La puerta del copiloto estaba completamente destrozada, y salí por el único lado accesible: el del conductor”. 

La princesa Estefanía en el videoclip de 'Ouragan'.© Getty Images
La princesa Estefanía en el videoclip de 'Ouragan'.

Toda la escena anterior podría ser la razón por la que Estefanía coqueteó con el lado más rebelde de la vida para desesperación de su padre quien amanecía un día sí y otro también con titulares escandalosos sobre la forma de vivir de la menor de sus hijas. Aunque el hijo de Jean Paul Belmondo fue el hombro sobre el que lloró la trágica muerte de su madre, lo olvidó pronto con el hijo de Alain Delon, Anthony. Y después llegó ese ramalazo juvenil hollywoodiense de la mano de Rob Lowe, uno de sus romances más sonados. En cuanto a su vida profesional, tonteó con la moda, como modelo y como diseñadora de trajes de baño, pero pronto se destapó su verdadera pasión: la música. En estas estaba, lidiando con éxitos como su tema Huracán, y quitándose de encima pretendientes como Mario Olivero el empresario inmobiliario Yves Le Four (con quien se llegó a comprometer), cuando se cruzó en su vida Daniel Ducruet, el elegido para estupefacción de muchos.

La princesa protagoniza "El Guardaespaldas"

Tanto Estefanía de Mónaco como Daniel Ducruet amaban la velocidad y los circuitos de Fórmula 1. Aquello que amaban acabó separándolos. Daniel Ducruet había sabido buscarse la vida durante años y nunca se le habían caído los anillos por ninguno de los trabajos que había realizado (de pescadero a dependiente en una tienda de mascotas). A los veintinueve años, recaló en Mónaco, se hizo agente de policía y se convirtió en miembro de la escolta del príncipe Alberto. La princesa Estefanía se fijó en él durante una cena en la Gran Manzana; después, en el premio de Fórmula 1 de Mónaco. Saltaron chispas y no precisamente por la velocidad de los bólidos en la pista. En marzo de 1990, las miradas ya no fueron suficientes y arreglaron su primer encuentro en el hotel Loews. Años después, Daniel Ducruet faltó a la premisa de que los caballeros no tienen memoria y compartió algunos detalles de esta primera vez en su libro: “Te lanzaste a mis brazos con una pasión que nunca había sospechado en ti”. Según su texto, hasta cronometró minuciosamente su cita: su encuentro amoroso duró cinco horas. Poco después de esta reunión prohibida en el hotel Loews, Estefanía pidió a su hermano que Daniel Ducruet pasara a ser su guardaespaldas durante la gira promocional de su disco, Stéphanie… y el resto ya es historia. 

Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet el día de su boda. © Getty Images
Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet el día de su boda.

Curiosamente, en 1992 se estrenó con éxito mundial la película El Guardaespaldas protagonizada por Whitney Houston y Kevin Costner. Por ese entonces, la princesa ya vivía ese tórrido romance que no podía ocultarse por más tiempo. Daniel Ducruet tenía otra pareja, con la que tuvo un hijo en enero de 1992, pero diez meses más tarde quien llegaba al mundo era Louis, el primer hijo común entre Ducruet y Estefanía. Por si alguien dudaba de su amor, año y medio después nacía Pauline. Quienes conocían a Estefanía, sabían que estaba realmente enamorada. Tanto es así que su padre dio el brazo a torcer y bendijo la boda, celebrada en el Ayuntamiento de Mónaco. Pero la infidelidad más descarnada y pública llegó un año después, cuando Daniel Ducruet fue fotografiado con Muriel de Mol-Houtteman, una reina de belleza belga, el 27 de julio de 1996. En esta ocasión, las imágenes eran inocentes y fueron tomadas en el autódromo de Spa-Francorchamps, donde Daniel Ducruet competía en su BMWM3. Sin embargo, después llegaron unas fotografías mucho más explícitas que rompieron literalmente el corazón de Estefanía. En agosto de 1996 estas imágenes vieron la luz. ¡HOLA! dio el titular más acertado del momento: “Mónaco consternado”. ¿Quién iba a saber que en un año la historia de amor que finalmente había convencido a los monegascos se desgajaría de arriba abajo? 

Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet en el día nacional de Mónaco, en 1995. © Getty Images
Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet en el día nacional de Mónaco, en 1995.

Aunque Daniel Ducruet entonó el mea culpa, ya no había nada que hacer: “Me siento avergonzado, yo soy el culpable. He traicionado a Estefanía y a mis hijos”. Parece ser que Estefanía tuvo su momento de debilidad y que intentó por todos los medios arreglar lo que ya estaba definitivamente destrozado. Tras su ruptura, Estefanía se recluyó en palacio por meses. Se sintió traicionada con la publicación del libro de él. Sintió que el mundo la juzgaba y trató de superar la situación… enamorándose de nuevo de otro guardaespaldas, Jean Raymond Gottlieb, pero esta es ya otra historia. 

Estefanía de Mónaco y Daniel Ducret en la Semana de la Moda de París de 2019, con Maguy Ducret, Kelly-Marie Lancien, Linoue Ducruet, Camille Gottlieb y Louis Ducruet.© Getty Images
Estefanía de Mónaco y Daniel Ducret en la Semana de la Moda de París de 2019, con Maguy Ducret, Kelly-Marie Lancien, Linoue Ducruet, Camille Gottlieb y Louis Ducruet.

En 2019, Estefanía y Daniel Ducruet acudieron a apoyar a su hija Pauline durante la Semana de la Moda de París, donde debutó como diseñadora. La expareja posó junto a sus hijos para los medios congregados y sorprendieron al mundo. Cinco años después, volvieron a reunirse. En esta ocasión como padres y abuelos respetuosos que han decidido sanar las heridas. Después de todo, la vida sigue a través de sus descendientes y ni Estefanía ni Daniel Ducruet quieren dejarles una estela de rencor. Después de todo, de aquel “amour fou” nacieron lo que más aman: sus hijos.

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