Para Ion Aramendi, este 2024 ha sido un año "absolutamente redondo". "A nivel personal, estoy en la gloria. Mi familia es maravillosa", nos apunta el presentador donostiarra mientras posa con la periodista María Amores, que se ha convertido en su representante, y los tres hijos que han tenido en estos trece años de casados: Ion, de once años; Lucas, de siete, y la pequeña Marieta, que, a sus dos años y medio, se convierte en la protagonista indiscutible con su gracia y desparpajo. "A nivel profesional, ha sido un año extraordinario, más que redondo. Hemos conseguido unos datos de audiencia extraordinarios en Reacción en cadena, que me fascina. Estoy superfeliz, contando con el apoyo de Mediaset e intentando devolverlo con todo mi amor y trabajo por esta profesión".
Dado su carisma y espontaneidad, además de los buenos datos de sus dos proyectos —también ha presentado las galas dominicales de Gran Hermano—, no nos extraña que la cadena haya confiado en él para presentar las campanadas en Telecinco, junto a Blanca Romero. Pese a todo, él lo veía como algo lejano: “Ni siquiera se me pasaba por la cabeza, pero presentar las campanadas es un sueño hecho realidad. De verdad. Es un regalazo que me ha hecho la cadena y me siento superafortunado de pasar la noche más especial y mágica en la televisión".
—¿Cuál fue tu reacción cuando te llamaron para ofrecértelo?
—Me lo sugirieron, no directamente, en FesTVal —en septiembre—, pero ya sabes esas cosas cómo funcionan en la tele… Hasta que alguien no te lo propone firmemente… Cuando me llamaron para confirmarlo, fue un momento de mucha emoción. María y yo enseguida nos abrazamos. Es una cosa superbonita, aunque me da pena no poder compartirlo con los niños.
Primera nochevieja sin sus hijos
—¿No estarán contigo?
—Me encantaría, pero, al ser en Lanzarote, es muy complejo y debería montar un dispositivo enorme. Además, la niña es muy pequeña y muy demandante. Y los dos mayores se perderían la cena con los abuelos, tíos, primos… Luego, cuando trabajo, me gusta estar concentrado. Sé que estaré histérico, nervioso, y no será el mejor ambiente para ellos. Prefiero dejarlos con sus abuelos y que me vean en la tele. María, mi mujer, sí me acompañará y me hace muchísima ilusión. No sé si repetiré la experiencia y quiero vivirla al máximo.
—También estarás con Blanca Romero, que darás las campanadas con ella. ¿Ya la conocías de antes?
—Coincidí cuando estuve de reportero en “Sálvame”. En los siete años, le hice alguna pregunta, pero ella ni se acuerda. Ahora, hemos conectado muy bien. Quizás, por cercanía geográfica, ya que es asturiana y yo, vasco. Tengo muchos amigos asturianos y parte de la familia de mi mujer, pues mi suegra es de allí, y el carácter asturiano me encanta.
Pedroche y Broncano
—Cristina Pedroche y Broncano… La competencia es feroz…
—La competencia es para las cadenas, porque, para nosotros, son compañeros. Les deseo lo mejor a todos ellos. Tanto a Cristina y Alberto Chicote como a Broncano y Lalachus, a la que además tuve de colaboradora en TVE y la adoro. Es una de las tías más graciosas que conozco. Humildemente, Blanca y yo vamos a hacer todo lo especial que podamos y, sobre todo, vivirlo desde la emoción. Si nos eligen los espectadores, estaremos encantados. Y si no, pues los echaremos de menos, pero les mandaremos un abrazo igual.
—Pero tendrás preparado algo para atrapar a la audiencia, como hacía Ramón García con su capa o Cristina Pedroche con sus vestidos.
—(Ríe). No puedo desvelar mucho, pero habrá alguna sorpresa. De entrada, la ubicación es extraordinaria. Lanzarote es maravilloso y el castillo desde donde lo haremos es un lugar mágico. Nos acompañarán miles de personas y será un honor.
—¿Llevarás algún amuleto?
—Intentaré algo rojo. Probablemente, ropa interior. Otra cosa que hago siempre es cruzar el año con el pie izquierdo levantado y apoyado solo el pie derecho. Como que entro mejor en el año con el pie derecho.
—¿Eres supersticioso?
—No realmente. Pero, por tradición familiar, intento llevar algo rojo. Mi hermano se ponía unos calzoncillos por encima del pantalón (ríe). También suelo meter algo de oro de María dentro de la copa de cava. Me está yendo muy bien, así que no dejo de hacerlo. Por lo menos, me recordará siempre a mis padres.
—Antes de Nochevieja, ¿cómo habéis pasado las fiestas?
—En Salamanca, que es nuestra base. Mis padres vivieron allí, dos de mis hermanos viven allí con sus familias y mis suegros también. Este año, juntamos a mis suegros, mis cuñados y mis padres en Nochebuena. Ya en Navidad, comimos con mis hermanos y mis padres. Para mí, las Navidades son una de las épocas más felices y más mágicas. Imagínate ahora con niños en casa… Ponemos el árbol enorme, el belén, los regalos de Papá Noel… Luego, los Reyes, el colofón perfecto.
—Vamos, que lo celebráis todo.
—Absolutamente todo. Y lo comemos todo y lo bebemos todo (ríe).
—Hace años trabajaste en un restaurante, ¿te has encargado de algo del menú?
—Me encantaría decir que sí, pero no. Disfruto mucho de lo que hacen mis padres y mis suegros. Por suerte, tengo una familia de grandes cocineros —sus abuelos eran propietarios de Casa Nicolasa, famoso restaurante de San Sebastián, ya cerrado—. En Navidades, mi madre hace siempre unos chipirones en su tinta deliciosos y nunca faltan los huevos rellenos. Mi padre también prepara una ensaladilla rusa muy rica. Luego, mi suegra cocina muy bien y hace un pescado al horno increíble y un pastel de cabracho brutal. Vamos, que este año, al juntarnos, la conexión ha sido maravillosa.
—Y con tres hijos, mucho más divertido.
—Es una gozada. Lo vivimos a tres velocidades: Ion hijo se va haciendo mayor, Lucas lo disfruta todo y Marieta es tan pequeña que todo le hace ilusión. Se nos cae la baba con ella.
—La pequeña ha sido la estrella de la sesión.
—Tiene pinta de ser “salserísima”. Como mi mujer es también influencer, Marieta sale en sus vídeos y no tiene vergüenza a que la graben. Oye, a lo mejor tiene futuro en la comunicación… Ojalá.
Diez kilos menos
—Te habrás puesto fino, y eso que has adelgazado unos cuantos kilos.
—Ya he perdido diez kilos. Estoy en mi peso perfecto. Ahora peso 81 kilos.
—¿Por qué decidiste adelgazar?
—Quizá era el estrés del trabajo o familiar, pero empecé a dejarme. Durante el verano, disfruté de mi tiempo de ocio y comí en exceso. No es que haya estado grueso, ni mucho menos, pero empecé a tener cierta papada y yo me veía…
—¿No estabas a gusto?
—Me ponía camisetas más grandes y me compraba pantalones menos apretados. María y yo nos pusimos a tope con el gimnasio en septiembre, más una dieta. Nos ha salido fenomenal, porque yo he perdido el peso de una manera supernatural y me siento más fuerte que nunca. Mejor que nunca.
—¿Lo mejor de este 2024 que termina?
—Que mi familia está bien de salud y que mis niños crecen en un hogar feliz. Luego, he vuelto a la escena musical con el grupo Pinone, que me llena mucho. Por último, estoy superfeliz con las oportunidades que me está dando Mediaset.
—¿Algún propósito personal para el 2025?
—Me encantaría hacer un viaje a Nueva York con toda mi familia y ver un partido de la NBA, ya que mis hijos son fanáticos del baloncesto.
—¿Qué les pides a los Reyes?
—Siempre pido muy pocas cosas. Me gustan mucho las zapatillas. Probablemente, también caigan calcetines y calzoncillos, que me vienen superbién. Y a lo mejor, también, un libro o perfume.
—Aparte de tu mujer, María es tu mánager. ¿Cómo lleváis ser pareja personal y profesional?
—Es maravilloso. Cuando estoy en un proyecto, me vuelco al cien por cien y me cuesta estar pendiente de algunas cosas, como gestionar la agenda y las publicidades. María me quita un peso enorme y no puedo confiar más en alguien que en ella. Nuestra relación es perfecta en lo profesional. Si no, me echa la bronca y listo (ríe).
—¿Qué otros proyectos tienes a la vista?
—Ahora estrenamos Gran Hermano Dúo y lo presentaremos Carlos Sobera y yo.