La llegada de las plataformas digitales ha cambiado por completo la manera de ver la televisión. La posibilidad de elegir qué ver y cuándo, además de la opción de disfrutar de todos los capítulos seguidos, ha revolucionado todo e inauguraba la era dorada de los canales de streaming. Sin embargo, parece que, poco a poco, esa fiebre por ver las series del tirón empieza a disminuir, dando paso al inesperado resurgir de las series diarias. Un género que parecía haber perdido protagonismo, pero que ha vuelto a lo más alto gracias a producciones como La Promesa o Sueños de libertad, logrando recuperar el corazón de los espectadores.
El suspense como clave del éxito
De ser un contenido casi olvidado, estas ficciones diarias han recobrado la popularidad. Uno de los grandes secretos de este formato está, precisamente en lo que no tienen las plataformas: el suspense. Aquí no hay capítulos que se devoran en un abrir y cerrar de ojos. Cada episodio deja al espectador con ganas de más, creando teorías sobre lo que podría pasar en el siguiente. Es el tipo de producciones que te hacen esperar, hacerte preguntas, compartir tus conjeturas… y, sobre todo, disfrutar de esos nervios de no saber qué pasará, algo que parece haberse perdido al verlo todo de una sola vez y de manera compulsiva.
La evolución de las series diarias
Las series diarias, también conocidas como telenovelas o culebrones, tienen una larga historia en la televisión, especialmente en los países de habla hispana. Durante años, estos dramas, que se emitían de lunes a viernes, llenaban nuestras pantallas. Eran millones de espectadores los que, café en mano, se sentaban frente al televisor para ver Cristal o La Dama de rosa, en busca de su dosis diaria de emoción, amor, personajes entrañables, malos malísimos y un buen toque de drama que no faltaba nunca, llegando incluso a paralizar el país en esos momentos y convirtiéndose en un fenómeno social.
Hoy, esas historias continúan, pero con una vuelta de tuerca en los temas que tocan y en la manera en la que los exponen, que las hace más atractivas que nunca. Y mientras las series españolas tienen cada vez más dificultades para encontrar hueco en el horario de máxima audiencia, la ficción diaria nacional no deja de ganar adeptos.
El caso de 'Amar en tiempos revueltos'
El renacer de estas producciones no es un fenómeno reciente ni su éxito se debe a un solo factor. Ahí tenemos el caso de Amar en tiempos revueltos, una serie que podríamos decir que ha encabezado este resurgir. En 2005 daban comienzo en La 1 las historias de la Plaza de los Frutos, que han seguido las aventuras de la familia Gómez y sus vecinos durante casi dos décadas, respaldados por más de un millón de espectadores en cada capítulo. Además, con la particularidad de hacerlo en dos cadenas diferentes, pues en 2013 saltaba a Antena 3 con el nombre de Amar es para siempre, convirtiéndose en un clásico de las sobremesas españolas hasta su despedida el pasado mes de marzo. Una ficción que con el tiempo supo reinventarse, al estilo de las series anglosajonas más longevas como Coronation Street en el Reino Unido.
Recientemente, se han sumado varios títulos que han ayudado a que este fenómeno se afiance como es el caso de La Promesa. La ficción ha hecho historia al convertirse en la primera telenovela española en alzarse con un Emmy Internacional. Pero este no es el único hito que ha logrado esta serie de época de La 1. Además de este y otros grandes reconocimientos, su mayor premio es el cariño de más de un millón de espectadores que, desde su estreno en enero de 2023, se sientan cada tarde frente a la pantalla para no perderse ni un segundo de la historia de Jana (Ana Garcés), una joven de origen humilde que se incorporaba al servicio de la casa de los marqueses de Luján, después de salvarle la vida al hijo de los aristócratas, pero esto no sucede de manera casual, sino con un claro objetivo: vengarse de las personas que mataron a su madre y secuestraron a su hermano.
'Sueños de libertad': un éxito imparable
Siguiendo esta estela, Sueños de libertad, la serie más vista de la televisión en este momento, cumplía 200 episodios el 9 de diciembre con un éxito imparable. Los espectadores no fallan a su cita diaria en la sobremesa de Antena 3 para acompañar en su viaje a Begoña Montes (Natalia Sánchez), su protagonista, una mujer atrapada en un matrimonio tóxico que buscará la ansiada libertad en la España de 1958. Temas como la familia, el amor, la rivalidad, la amistad y los secretos cargan de tramas, subtramas y giros inesperados a esta producción, que ha conseguido enamorar a su audiencia día tras día.
La Moderna: calidad y reconocimiento
En este recorrido, no nos podemos olvidar tampoco de La Moderna, el melodrama de La 1 ambientado en el Madrid de 1930, que cuenta la historia de un grupo de mujeres trabajadoras en uno de los salones de té más distinguidos de la capital. Una serie que, por su calidad, ha sido nominada este año a los Emmy Internacional a mejor Telenovela.
Un factor común entre La Promesa, Sueños de libertad y La Moderna es que son ficciones de época, un género que sigue atrayendo a muchos espectadores por su capacidad de transportarnos a otros tiempos. La ambientación en el pasado nos permite viajar a otros momentos históricos, disfrutando de sus vestuarios, decorados y de las tramas que nos sumergen en un mundo muy diferente al actual.
Historias del pasado con una perspectiva moderna
Lo fascinante es que, aunque estas historias se desarrollan en tiempos pasados, lo hacen desde una perspectiva moderna. Los guionistas logran adaptar los temas tradicionales de amor, venganza, lucha por la libertad o la superación personal a las realidades y preocupaciones de hoy, haciendo que las historias resulten frescas y cercanas, a pesar de estar ancladas en el pasado. Además, al sumergirnos en la vida de personajes como Jana o Begoña, el espectador no solo se engancha a sus historias, sino que también reflexiona sobre la evolución de los valores y las dinámicas sociales. Esta combinación de nostalgia y actualidad, mezclando el pasado con el presente para poder soñar, parece ser la clave para el éxito continuado de este tipo de series.
Hay que hacer un especial hincapié en las ficciones turcas, que llegaron a nuestro país como un vendaval, arrasando con todo lo establecido. Títulos como Tierra Amarga, o Pecado original han logrado captar la atención de los espectadores con estas dizi, como se conocen en su país de origen, a sus argumentos fascinantes.
Estas producciones mezclan la lucha de clases con el amor, el dolor, el lujo, la superación y el empoderamiento, mientras nos permiten descubrir las costumbres e idiosincrasia de Turquía, un país con tradiciones muy arraigadas muy diferente al nuestro, en series grabadas en un 95% de los casos en exteriores, lo que, además nos permite disfrutar de idílicos entornos. Gracias a todo ello, han conseguido convertirse en todo un fenómeno social y son, sin duda, una de las grandes artífices de este resurgir de las series diarias.
Un refugio emocional durante la pandemia
Durante la pandemia, cuando muchas personas se vieron obligadas a permanecer en sus hogares, y especialmente aquellas que vivían solas, estas producciones desempeñaron un papel crucial. En tiempos de aislamiento social e incertidumbre, se convirtieron en un refugio emocional, ofreciendo compañía a quienes las veían cada tarde. Los personajes y sus historias se transformaron en amigos a los que acudir para paliar la soledad, mientras el ritmo constante y las tramas cercanas daban una sensación de rutina y normalidad en medio del caos. La capacidad de estas series para conectar con los sentimientos más profundos del espectador, con sus dramas, amores y luchas, las convirtió en un verdadero abrigo emocional para muchos, haciendo que no solo fueran un entretenimiento, sino una forma de escape y consuelo en momentos difíciles.
El desafío de producir series diarias
Aunque son un éxito, y parece que todo es coser y cantar, no es fácil que las televisiones apuesten por estos contenidos, ya que se necesita de una dosis de valentía y paciencia, hay que darle el tiempo necesario a la serie para que el público se sumerja bien en ella y se enganche. Al ser producciones diarias, su ritmo de grabación es frenético, tienen que filmar, un capítulo por día, con los costes de personal y producción que eso conlleva y sin mermar en la calidad del producto, algo que no todos los canales están dispuesta a asumir.
Sin embargo, tal es el auge que están tomando que hasta las plataformas de streaming están copiando el ejemplo de las televisiones generalistas y en sus catálogos ya incluyen estas series diarias como Regreso a las Sabinas, en Disney+, una trepidante historia donde las hermanas Molina, de nuevo una trama familiar, ya que son las que más gustan y mejor funcionan, regresan a su pueblo natal años después de haber sido separadas, por la enfermedad de su padre. Su inesperada vuelta a la finca de la familia las enfrenta al pasado y a secretos que cambiarán sus vidas para siempre; o la incorporación de La Promesa al catálogo de Netflix. Todos quieren aprovechar el tirón y llevarse a los espectadores de calle.
Con un público cada vez más ávido de historias que mantengan su interés durante un largo periodo, parece que el resurgir de las series diarias ha llegado para quedarse. No cabe duda de que el panorama televisivo seguirá evolucionando, pero lo que está claro es que estos formatos seguirán teniendo un lugar importante en nuestras pantallas, ya que su consumo masivo responde a una necesidad de los espectadores de conectar profundamente con los personajes y las tramas a lo largo del tiempo.
En un mundo donde el ritmo de la vida es vertiginoso, estas series ofrecen una oportunidad para que los espectadores se sumergen en historias que evolucionan día a día, estableciendo un lazo que va más allá del entretenimiento. Esta cercanía emocional con los personajes ha sido, sin duda, uno de los secretos del éxito de este tipo de ficciones, conquistando tanto a las audiencias como a las cadenas y plataformas que siguen apostando por ellas.