Lo suyo —afortunadamente— no tiene nada que ver con la historia que dio origen al clásico de Édith Piaf Hymne à l’amour. Ya saben, la trágica muerte de su amante —y boxeador— Marcel Cerdan en un accidente aéreo. Lo de esta pareja es igual de inspirador y triunfante, pero muchísimo más ligero y feliz. Un "viva el amor" dichoso, pero, eso sí, también "à la française".
Porque Amal y George Clooney transfirieron su residencia de invierno a la Provenza. Concretamente, a su Château de Domaine du Canadel, dejando atrás la fría Villa Oleandra, de Como —que se queda para el verano—, y donde hacen una vida más relajada y tranquila fuera de la locura y la exposición palaciega de los grandes lagos.
Aquí, el clima es más suave —basta con ver los minishorts con los que la abogada internacional enseña sus piernas kilométricas—; su íntimo Brad Pitt vive a dos pasos, en el Château Miraval, con 1.200 acres de viñedos; pueden hacer senderismo, y cuando sienten la llamada urbanita, Saint-Tropez los espera con una oferta gastronómica internacional. Que los típicos restaurantes de Brignoles, como su adorado Picotte, y la sabrosísima ratatouille, también son para un ratito.