Marisa Paredes ha fallecido a los 78 años, tal y como ha anunciado la Academia del Cine. "Fallece a los 78 años la actriz Marisa Paredes. Fue presidenta de la Academia de Cine y recibió el Goya de Honor en 2018", han comunicado en sus redes sociales.
Según las primeras informaciones, la intérprete madrileña comenzó a encontrarse mal el lunes por la noche y acudió al centro médico acompañada de su pareja, Chema Prado, fotógrafo y exdirector de la Filmoteca Española. Horas después, murió por un problema coronario. Sus restos mortales han sido trasladados al tanatorio de San Isidro, de Madrid.
La noticia ha provocado un enorme shock entre sus compañeros de profesión. Juana Acosta, al ver la publicación, ha exclamado: "Ohhhh No". También ha lamentado su pérdida Bibiana Fernández. "No lo puedo creer", ha dicho, demostrando así el cariño que sentía por ella tras haber trabajado juntas en varias películas de Pedro Almodóvar. Aitana Sánchez Gijón, por su parte, ha escrito un doloroso "nooooooo" y el productor Agustín Almodóvar, hermano de Pedro Almodóvar, ha asegurado que están "desolados por la noticia". "Hasta siempre, queridísima Marisa", ha comentado.
Marisa Paredes nació el 3 de abril de 1946 en Madrid y dedicó toda su vida a la interpretación. El cineasta manchego Pedro Almodóvar recurrió a ella para filmar películas como Tacones lejanos, La flor de mi secreto, Todo sobre mi madre, La piel que habito y Hable con ella. Pero la actriz también trabajó en películas internacionales como La vida es bella, de Roberto Benigni, El coronel no tiene quien le escriba, de Arturo Ripstein, o El espinazo del diablo, de Guillermo del Toro.
A su larga trayectoria en el cine, hay que sumar su participación en obras de teatro. El enfermo imaginario, Las doce caras de Eva, La gata sobre el tejado del zinc o Hamlet son solo algunos ejemplos. En la pequeña pantalla interpretó a doña Sofía en la serie Felipe y Letizia.
La actriz, que fue presidenta de la Academia de Cine entre 2000 y 2003, recibió el Goya de Honor en 2018 por su sólida y prolongada trayectoria en la gran pantalla, tanto en el ámbito nacional como internacional. "La vida de una actriz es como un tiovivo, como la ruleta de la fortuna", dijo al recoger este reconocimiento de manos de su hija, la actriz María Isasi, fruto de su relación con el cineasta Antonio Isasi-Isasmendi. "Muchos directores confiaron en mí, y también han tenido la suerte de que yo confiara en ellos", añadió.
Además del Goya de Honor, Marisa Paredes recibió numerosos reconocimientos de la Unión de Actores, del sindicato de Actores, Fotogramas de Plata, Ondas, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Biznaga de Plata del festival de cine de Málaga e incluso el premio ACE (de Nueva York).
La última vez que vimos a la actriz ante las cámaras fue el pasado 24 de octubre en la XXVII Edición de los Premios del Club de las 25, que tuvo lugar en el Instituto Cervantes. Marisa Paredes fue la encargada de premiar a la periodista Silvia Intxaurrondo por su firmeza y ética periodística a la hora de denunciar abusos de poder, alzando la voz en contra de las desigualdades hacia las mujeres y usando para ello un valiente discurso en favor de la justicia social.
Un mes antes, la intérprete acudió a la gala de clausura de la 72 edición del Festival de San Sebastián y a principios de año participó en la ceremonia de los Goya con Penélope Cruz, Cecilia Roth, Antonia San Juan y Pedro Almodóvar para rendir homenaje a la película Todo sobre mi madre, del director manchego.
Marisa Paredes, muy comprometida política y socialmente, lidió a lo largo de su vida con problemas de salud mental. Tras la película Tacones lejanos, que la llevó al éxito cuando tenía 18 años, "tuve una depresión, hasta el punto de que me faltaba la energía, estaba cansada, lloraba todo el día, no quería vivir, no quería seguir", contó en una entrevista concedida a laSexta. En 2020, en plena pandemia, recayó de nuevo. "Pensaron, descubrieron, decidieron que era ciclotímica bipolar… Bueno, una forma de decir que tienes altos y bajos como todo el mundo. A veces más agudos, dada mi sensibilidad y mi temperamento", explicó en El País.
La actriz encontró la máxima felicidad en su trabajo y, sobre todo, en su faceta como abuela, papel que ejercía con orgullo desde 2021. "Soy la abuela más entregada, la más enamorada. A mí la llegada de mi nieta Thelma me ha dado la vida. Estaba en un momento un poco chungo y de repente llegó ella y dije: 'Qué hago yo aquí con esta persona pequeña que lleva mi sangre'. Es lo más grande", dijo emocionada. "Mi nieta es una joya. Artista no, lo siguiente, como la madre, María Isasi, y como su abuelo. Tiene una gracia. Soy una abuela menos consentidora de lo que me gustaría, porque mi hija es como muy estricta. Es de esas madres modernas… no toma chocolate, no toma no sé qué. Yo le digo que cuando la niña pruebe el chocolate será adicta. Las prohibiciones ya se sabe que son malas", añadió entre risas.