Alaska y Mario HO+4194© antonio terron

De cuando se compraron casa para poder vivir juntos

Alaska y Mario nos desvelan el secreto mejor guardado de sus primeros años de matrimonio

Nos descubren que, aún habiéndose prometido amor eterno, vivían aún como dos 'teenagers'


14 de diciembre de 2024 - 11:59 CET

Con ellos, como reportero dicharachero, parece que uno va sobre seguro. Que se lo sabe todo, vaya. Porque los admiras, porque los quieres, porque los sigues y porque parece imposible que se hayan dejado algo para ellos mismos si da la impresión de que lo han contado todo ya… Que tienen un reality, vaya. Que los hemos visto despertarse, beber como Sue Ellen, subir a la colina de Hollywood y despeñarse vivas después… Pues sepan que no. Que no sabes nada. Que como toda pareja, Alaska y Mario tienen su intimidad, tienen su vida ajena y fuera de los focos, tienen sus secretos… Y que son inteligentísimos. Cuentan lo que quieren, como quieren y como les viene en gana. Siendo muy pero que muy generosos, dicho sea de paso. Porque ya lo son en todas las facetas de la vida cómo no van a serlo en contarse… Ahora, manteniendo todo en su justa medida: la esfera de lo privado está bien diferenciada de lo que pueda ser público, aunque esa protección 90 pantalla total sea como un scattergories para un foráneo. 

Para ti que te gusta

Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!

Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.

Este contenido es solo para suscriptores.

Suscríbete ahora para seguir leyendo.

TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.

Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.

Alaska y Mario, posando para ¡HOLA!© Antonio Terrón

Alaska y Mario nos abrieron las puertas de Casa Bibiana y también las de su corazón esta semana. Así dábamos paso a su entrevista en las páginas de ¡HOLA!, una frase vintage para hablar de algo que, en estos mundos de redes e IA, casi también lo es, el amor. Su amor. Un amor sin condiciones. Esperen, que lo repetimos porque el matiz lo es todo: amor sin condiciones. ¿Hay amor más perfecto? Aunque a lo mejor, decirlo así les suena ahora a un poquito oxímoron cuando les revelemos lo que va a continuación y motivo de este post: Mario “obligó” a Alaska a dar el paso a vivir juntos. 

© Antonio Terrón
El matrimonio, en una de las habitaciones de su casa
© Antonio Terrón

Pero porque a veces, las parejas, necesitan un nuevo comienzo, ése empujoncito que ponga a cada uno de los interesados en el lugar correcto para que, 25 años después, el match sea como las piedras del Acueducto de Segovia (por hablar de historia, que a Olvido le chifa): sólido y perfecto 2000 años después y sin necesidad de argamasas. Por eso Alaska y Mario o Mario y Alaska parecen un solo ente. O un tercer ente, porque su unión es como un personaje más y nuevo nuevo nacido en la televisión. Lo cierto es que a Mario este juego pirandelliano no le pareció claro… Ya lo leerán más abajo. Eso y otras muchas cosas más, porque lo bueno de esta pareja es que, en la falta de orden y concierto, se revela la verdad de la vida. De una vida que mola, claro.

ALASKA:  ...No estamos todo el santo día juntos, también nos damos nuestros espacios…

 MARIO: Por supuesto. Y los queremos seguir manteniendo. Porque a ver… A mí a lo mejor hay cosas que me pueden no interesar de Olvido… ¿Qué hay que no me interese de ti, cariño?

A: Mis cosas de la filosofía a ti te dan igual.

– M: Ya. Ni la filosofía, ni la arqueología, ni los monos, ni la Prehistoria… Pero tenemos muchos otros puntos en común. En el amor no hay matemáticas, ni fórmulas… El amor surge.

A:  Está o no está.

 M: Por eso creo que para que el amor se mantenga, y se mantenga así de fuerte, con sus bajadas y subidas, claro, es que somos muy diferentes, afortunadamente. Siempre lo decimos. Yo no quiero cambiarla y ella no me quiere cambiar a mí. Porque te quiero decir, yo estoy muy contento de mi forma de ser. Y Olvido está muy contenta de su forma de ser. Y según vamos siendo más viejos, más queremos imponer nuestra forma de ser porque… cuanto más vieja, eres más revieja. Y te llenas de seguridad porque, con los años, vas adquiriendo seguridad y como tú te ves fuerte, te sale el tirano que llevas dentro y quieres imponerte a la hora de hacer las cosas y demás. Yo creo que eso nos pasa a todos. Te haces doctrinaria. Pero bueno, que todo bien. En fin, que yo creo que el que seamos diferentes ha hecho que estemos a día de hoy aquí. Juntos. Y que sería un rollo ser como Olvido y para Alaska, otro más gordo ser como yo. Imagínate 25 años queriendo ser igual que el otro… Pfff. A mí, por cierto, se me han pasado estos 25 años en un plis.

"Yo creo que el que seamos diferentes ha hecho que estemos a día de hoy aquí. Juntos"

A: Y a mí. Como si hubiera pasado ayer…

 M: Y te digo, cariño, los próximo 25 van a llegar rapidísimo también. Cuando los días se te pasan muy rápido, es porque o los disfrutas muy rápido o porque ya eres mayor. A mi me pasan las dos cosas. Y eso es bonito. Yo no soy tan mayor. Yo tengo 50 años. Lo que pasa es que siempre está rodeado de gente mayor. Y siempre he sido mayor incluso, de pequeño. Fíjate las cosas que yo, por ejemplo, cuando empecé con Olvido, Olvido no tenía planteado comprarse ninguna casa. Olvido con 36 años, ¡no tenía casa! ¡Vivía de alquiler!. Yo fui el que la obligó. “Yo quiero vivir contigo, quiero tener mi propia casa, Olvi”. 

– Pero porque nosotros éramos más reaccionarios, que la generación de Olvido.

 M: Yo no creo que sea cosa de ser reaccionaria o no reaccionaria, Yo creo que es una cuestión de sentido común. Tener tu propia casa es una cuestión de ver un poquito de visión de futuro y no quedarte sin un duro.

A:  Pero yo también lo veo de otra forma, Mario. Yo lo veo como una cosa de trayectoria vital. Yo, cuando he sido más joven, no concebía eso de “atarme”.  De hecho, tú lo sabes, yo, por mí, la casa rosa, nuestra primera casa, habría desaparecido al segundo año y habíamos ido a otra. Yo, por mí, hubiera mutado. Porque yo era más mutable. Soy más mutable. Y la mutabilidad siempre es más fácil cuando no tienes una propiedad. Pero creo que te encontré en un momento de mi vida también que, por edad, podía entrar en ese plan de tener algo más estable. Pero aún con eso, anda que no te he dicho yo a veces: ¡Yo me quiero ir a vivir a México! Pero no por nada, solo porque yo cambiaría más.

© Antonio Terrón

 M: Olvi, tú te mueves más en la teoría porque, en la práctica, eres otra cosa. En el momento en que yo te encuentro, tú también venías de un mundo que estaba a punto de desaparecer y no lo pasaste bien. El que te habías montado con tu pareja anterior, con tu panda de entonces… Y tú, en un momento dado, también luchaste por mantener eso. Lo que pasa es que después, eso pasó, tú lo entendiste y la vida es así. Todos tenemos apego a una situación ideal que has vivido. ¿Sabes lo que te quiero decir? Otra cosa es que tú, por tu propia salud mental, digas: “Bueno, pues se acabó lo que se daba y no pasa nada”. Que tú tengas esa capacidad para autoconvencerte o tengas esa fuerza de que, ante cualquier adversidad, tú te repones, que también está muy bien. La suerte nuestra es que nos encontramos en un momento en el que los dos coincidíamos. Hicimos match.

– Encajasteis

 M: Y seguimos encajando.

A Pero seguro que si llegas un poco antes o un poco después a mi vida, no hubiera pasado. O no habría pasado de la misma forma.

 M: Es el destino. La fuerza del destino. Lo cantaba Ana Torroja. Y cumplimos 25 años en los que nos ha pasado de todo. Han pasado por momentos buenos, momentos malos, momentos de desesperación, momentos de conocer a la persona, momentos de aprender a respetar a la persona, momentos de cabrearte y momentos de volver a enamorarte. Está todo bien hecho.

A:  Y que nuestro recorrido vital como pareja no es el habitual. Es decir, la gente se ennovia, sale, pasa un tiempo, se casa, se va a vivir junta. Nosotros, no. Nos casamos y seguíamos teniendo vida de novios: cada uno vivía en su casa. Hasta tres años después, no nos fuimos a vivir juntos.

– No lo sabía, chicos

 M: Nos casamos muy pronto, a los seis meses, pero tardamos un montón en irnos a vivir juntos

A: Primero nos casamos, pero seguimos haciendo vida de novios (risas)

"Yo lo veo como una cosa de trayectoria vital. Yo, cuando he sido más joven, no concebía eso de 'atarme' "

 M: Tú seguías viviendo con tu madre, y yo seguía viviendo con mis padres. Después, yo vivía contigo de fin de semana… Hasta que ya tomé la determinación: Yo ya quería mi espacio. Yo no quería estar compartiendo mi casa con mi suegra por mucho que me llevase tan bien, que me llevo divino con América. ¿Sabes lo que te quiero decir? Sí, porque no lo sentía como mi espacio, y tampoco me sentía cómodo yendo a casa de mis padres, yendo a casa de la madre de Olvi. Fue como una evolución natural. Yo creo que es que las cosas tampoco se piensan tanto. Es decir, van surgiendo. No depende de nadie más nada más que de la pareja pero planificar una cosa entre dos es muy difícil. Es mejor dejarse fluir.

A:  Y si das el paso es porque te apetece. Y si te sirve lo que has hecho, te sirve. O por lo menos es lo que a nosotros, como pareja, nos funciona.

- Pero por lo que hablamos al principio, como pareja os funcionan unas cosas que, a lo mejor, como individuos independientes no.

A: Yo creo que ha habido un momento de inflexión en eso, que es a partir del reality. Hasta el reality, Mario era Mario, y yo era yo. Y a partir del reality, vivimos un momento nuevo en el que aparece un tercer ente que es Alaska y Mario.

© Antonio Terrón
© Antonio Terrón

 M: la gente nos ve en pack porque cuando el reality nos graba, nos graba en pack. Mario y Alaska en la Casa Rosa, Mario y Alaska con Las Nancys, Mario y Alaska esperando a Fabio (McNamara), Mario y Alaska en El Rastro un domingo. Ésa es nuestra vida, nuestra vida en pareja. Otra cosa es que haya también una camara.

A:  En una serie, pero nosotros no somos una serie

 M: Fíjate que, a veces, cuando nos ven por la calle, la gente grita: “Mira, los de Alaska y Mario” (risas) nos ven como personajes de ficción. Que a mí me encanta porque es como si fuéramos Pixie y Dixie, los malditos roedores.

A:  ¿Ves? Es lo que tenía decía, del nacimiento del tercer ente

 M: Pero qué decís, ¿quién es el tercer Ente?

– El conjunto de los dos

 M: Pero nosotros no lo vivimos así. ¿Tú lo vives así, Olvi?

A: No, claro que no, pero es como se nos ve desde fuera. Yo creo que es muy sano mentalmente para nosotros pensar que esos personajes de ficción no somos nosotros aunque seamos nosotros

– Pero eso también sucede cuando te ven desde otros ojos, por ejemplo, Alaska, también eres Señora de Vaquerizo

A:  Y ¡Me encanta! No entiendo que la gente se rebote con esas cosas. Me chifla que en los puestos de mesa me pongan "Sra. de".

 M: Porque en eso somos un matrimonio muy tradicional. Adquirir un compromiso con otra persona como el matrimonio ya lo es. Otra cosa es que casarnos se convirtiera en una cuestión pop porque fue el comienzo del reality...  Pero un matrimonio supone muchas cosas. Serias. Lo bueno, lo malo, la salud o la enfermedad.

A: Otra cosa es que adquiriéramos el compromiso En Las Vegas pero nuestro compromiso es el mismo. Igual de fuerte y de sentido.

 M: Da igual que nos casáramos por la iglesia con un cura vestido de Elvis, que no disfrazado, en Las Vegas o que lo hiciéramos después por lo civil…. Que también te digo, lo más burocrático que yo en mi vida fue casarme por lo civil. Lo que pasa es que después, —como nuestra vida hasta ahora—, se convirtió en una cuestión pop. Pasar por el registro civil fue una cuestión de pragmatismo porque ya llevábamos más de diez años juntos y las cosas había que ponerlas en orden.

© REDES SOCIALES

– Sobre todo cuando ya hay propiedades en común…

 M: Fue un paso burocrático que a mí me gustó convertir en la boda de Farruquito, ¿sabes lo que te quiero decir? Y encima, coincide con el reality. La gente decía que no entendía nada de lo que estábamos haciendo y que lo hacíamos por llamar la atención. Como que esta señora se estaba casando con un maric*. A nosotros nos da y nos daba exactamente igual. La intención nuestra era unirnos con todas las consecuencias ante Dios.

– Yo creo que os miráis como el primer día. Os mirais igual. Una mirada de amor y de adoración mutua

 M: Eso nos lo dijo una vez una amiga nuestra, Nikita, rusa, maravillosa y una macarra. Yo nunca lo había pensado pero que nos dicen los amigos precisamente cuando han cuestionado nuestra relación: "A mí que no me venga nadie a preguntarme lo que hay entre vosotros, basta con ver vuestras miradas", nos dijo un día muy flamenca. En cualquier caso, aparte de cumplir años también cumplimos casas (risas).

A: Porque nos queremos tal y como somos. Cuando tú te enamoras, te enamoraste al completo. De todo.

– Ya… lo de querer cambiar a la persona, no mola… 

A:  Claro que no, aunque se inevitable. La gente no cambia, aunque a veces evoluciona… Pero evolucionamos hacia donde cada uno quiere, no hacia donde tú quieres que tu pareja evolucione.

 M: Tu marido, cari, no es un "Tamagotchi", que tú lo programas y ya está. Y "Tamagotchi" de momento no somos.

A:  Afortunadamente… Aunque, bueno, a veces... A mí el momentum máquina me ha gustado.

 M: De todas formas, como dice el refrán: ¡dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven a la misma condición! Y sí que es cierto que también, inconscientemente, echas la vista atrás y hay veces que me veo reflejado en Olvido en cosas que me precisamente me sacan de quicio. Y a ella se ve reflejado en mí en cosas en las que yo le saco de quicio. Y los amigos nos dicen: “Pero si sois iguales, pero iguales de imposibles” (risas) Somos muy marimandones por ejemplo, y nos encanta imponer nuestro punto de vista. (risas)

© antonio terron

– ¿Cómo vais a celebrar el aniversario?

 M: Yo soy mucho de tener el álbum de bodas, entonces tener el álbum de los 25 años en ¡HOLA! me parecía un regalazo.

A:  Nos escaparemos.

 M: A un hotel, que será sorpresa, uno se lo reservará al otro. Eso nos hace ilusión.

– Vosotros tenéis pinta de no aburriros nunca

A:  No, no nos aburrimos. Mario tiene sus cosas, yo estoy con las mías. El peligro de una pareja, es aburrirte con las cosas del otro. Y eso a nosotros no nos ocurre

 M: Sería un coñazo aburrirse. El fin de una relación… Supongo, porque yo no he tenido más relación que con Alaska

– Eras un pipiolo

 M: Es que de verdad que relaciones largas no he tenido. O no me dio tiempo. Tuve mis novias, pero mis novias de aquella manera, ninguna esencial en mi vida. Porque tampoco me dio tiempo. Y ahora tampoco podría engañarla con otra, imagínate…

A: Uy yo estoy muy tranquila (risas)

 M: Es que nosotros tenemos los mismos amigos. Hay veces que me llama mi madre y me dice: “Hijo, qué te has ido, ¿tú solo y por la noche? y ¿has dejado a tu mujer en casa?” ya sabes, las cosas de las madres. Y le contesto: “Pues sí, mamá. Si yo estoy con sus amigas y ella con mis amigos, chica, no pasa nada…” ¿sabes lo que te quiero decir? Pues eso.

PENSADO PARA TI
Así vive Andrés Velencoso: viajes, proyectos y el arte de disfrutar con los suyos
Sara Carbonero confiesa su mayor miedo como madre: 'No hay nada que me asuste más'
Meghan Markle y el príncipe Harry se unen a Katy Perry y Orlando Bloom en una divertida tradición navideña
Gabriela Guillén relata su traumática infancia y los abusos que sufrió: 'He intentado atentar contra mi vida en cinco ocasiones'
EN IMÁGENES: Así es el día a día de Richard y Alejandra Gere en su nueva vida en Madrid
Jaime Cantizano habla de su faceta como padre y desvela cómo le ve su hijo Leo, de ocho años
5 looks de Navidad que van más allá del clásico vestido negro
En Navidad siempre hay motivos por los que brindar, ¿y qué mejor que hacerlo con estos dos cavas?