Luis Zueco (Borja, 1979) es uno de los escritores más destacados de novela histórica en España y El mapa de un mundo nuevo (Ediciones B) es su última novela. Relacionada con El tablero de la reina, aunque no sea una continuación de la misma, Zueco teje dos tramas apasionantes con las que recorreremos Europa y España a finales del siglo XV y primeros años del siglo XVI, un escenario apasionante, de cambios, avances científicos, expansión comercial y donde los mapas eran el secreto mejor guardado, pues estaba cambiando el mundo conocido hasta entonces.
- Comenzaste a escribir esta novela nada más terminar El tablero de la reina. ¿Cómo te surgió la idea o el impulso de acometerla?
Siempre me ocurre así, antes de terminar la novela que estoy escribiendo ya me pongo con la siguiente. En este caso, la idea surgió durante el proceso de documentación para mi anterior novela, pues, aunque en El mapa de un mundo nuevo han pasado 20 años desde los hechos que narré en El tablero de la reina, el contexto histórico es el mismo, centrado en la reina Isabel la Católica, así que fui guardando material y referencias que me servirían para esta novela.
Prácticamente, podría decir que ambas novelas están escritas a la vez, al menos el guion, pues tenía muy claro cómo tenía que ser cada una de ellas. Lógicamente, cuando concluí El tablero de la reina, ya me puse a pulir y completar El mapa de un mundo nuevo, pero ya tenía muy avanzada la novela.
- En El mapa de un mundo nuevo, sus protagonistas no paran de viajar ¿La mejor manera de representar una época de exploraciones, avances científicos y auge del comercio?
Esta es una novela de viajes y no podía ser de otra manera, ya que transcurre en la gran época de los viajes. Todo empieza aquí, aunque luego haya grandes expediciones también en los siglos XVII y XVIII. Descubrir cómo es el mundo en realidad es una tarea que llevará varios siglos, pero arranca en este tiempo de finales del siglo XV. Personajes como Colón, Juan de la Cosa, Ojeda y otros muchos surgen en esos años, cuando el mundo se hace inmenso.
También son años en los que se produce un importantísimo auge del comercio, aspecto que con frecuencia no tenemos muy en cuenta pese a su importancia en el contexto histórico.
- Juglares, bufones, marinos, cartógrafos, impresores, frailes, espías… desfilan por tu novela. ¿Todos ellos atesoraban y transmitían la información en aquellos tiempos?
Era una época muy distinta a la actual, donde los medios de comunicación, en realidad, eran todos esos que has comentado. La imprenta ya existe, pero todavía no cuenta con el desarrollo y expansión que tendrá más adelante, así que los libros tienen todavía poco peso.
Todo se transmite a base de cartas, de historias que cuentan los trovadores y juglares, de lo que se narra en los puertos a la llegada de los navíos. La información fluye, sobre todo de manera oral, y la clave está en captar la información, saber quedarte con ella y discernir su importancia. Colón es un buen ejemplo de ello.
- Colón y sus enigmas sobrevuelan toda la novela. ¿Cómo ves a un personaje histórico tan relevante y sujeto siempre a controversias?
Cristóbal Colón es un personaje fascinante y complejísimo. Yo me he acercado a él desde otro punto de vista, que es como creo, tenemos que hacerlo los novelistas, dándole la vuelta para así ver más cosas.
Colón es un hombre de su época, un marino como tantos otros de entonces, un tipo muy inteligente, pero también con un lado oscuro, pues oculta sus primeros 25 años de vida. Cómo logra casarse con una dama noble portuguesa, ser recibido por la reina Isabel y llevar adelante finalmente su plan, son algunos de los enigmas que le acompañan y a los que trato de dar respuesta en la novela. Luego está el de su origen, para mí el menos importante, y del que seguimos hablando hoy en día.
- En el siglo XV los mapas eran importantísimos ¿Hasta qué punto era así?
Ahora no le damos el extraordinario valor que tenían antes y todo es muy fácil con Google Maps. Para que nos hagamos una idea de la realidad en ese tiempo y de la importancia que tenían los mapas, cuando arranca la novela, los personajes están trabajando con los de Ptolomeo, unos mapas que ni siquiera son los originales, que se han perdido. Es lo mejor que tienen entonces, no cuentan con más información.
Los mapas en esta época son auténticos tesoros, se mata por ellos, se espía y soborna para poder contar con los mejores. La primera representación de América, hecha con mucho detalle, es el mapa de Juan de la Cosa que tenemos en el Museo Naval y al que no le damos la importancia que tiene. En mi novela hay muchos mapas y muy diferentes, porque en el siglo XV no se sabía aún cómo era el mundo, no existía América, no se sabía si se podía bordear África y de Asia, un continente enorme, se sabía muy poco.
- La venganza y las ganas de viajar marcan a sus dos grandes protagonistas. ¿Es el ansia por conocer el mundo lo que les une a ambos?
La novela lo que quiere explicar es cómo cambia el mundo a finales del siglo XV, un momento en el que pensaban que lo conocían y, de repente, se dan cuenta de que es muy distinto, que es mucho más grande y está por descubrir. Tenemos la suerte de que esto ocurre en un momento clave en la historia de España y que somos los protagonistas del mayor cambio que hay en la historia, el hecho de descubrir el mundo por primera vez.
Los personajes de la novela también quieren ampliar sus conocimientos de lo que acontece, buscar las razones y desentrañar que hay detrás de todo ello.
- El final de tu novela me ha recordado al del Buscón de Quevedo. ¿Viajar a ese mundo nuevo recién descubierto era la mayor aventura?
Totalmente, era la mayor de las aventuras posibles, que comenzaba con el propio viaje en sí, a lo que había que sumar lo que ibas a encontrar en un Nuevo Mundo tan exótico y lejano. Es algo de lo que no somos conscientes del todo hoy en día.
Para buscar algo parecido en la actualidad tendríamos que encontrar vida inteligente en otro planeta. Quizás sería más importante, pero es que no encuentro nada comparable con lo que sucedió entonces, ya que estamos hablando del descubrimiento de un continente enorme que no se conocía, no de una isla o un pedazo de tierra.
- He leído que te han llegado a denominar el Ken Follet español. ¿Cómo lidias con el halago y con las críticas? ¿Les haces mucho caso?
Intento no leer mucho sobre mí y, en cuanto a lo del Ken Follet español, me lo tomo como un halago sin más. A mí lo que me gusta es escribir y, lógicamente cuanto más te leen tienes más posibilidades de poder seguir dedicándote a ello. Además, los lectores te dan esa energía necesaria para continuar contando historias, saber que están ahí te inyecta nuevos ánimos en los momentos difíciles o de dudas.
Pese al halo romántico que rodea siempre al oficio de escribir, es un trabajo duro. En realidad, no es nada fácil estar aislado y en soledad tantas horas.
- Por último, ¿cómo pasará la Navidad Luis Zueco?
Me gusta la Navidad y la pasaré en el castillo de Bulbuente, que cerramos esos días, y donde nos reuniremos con toda la familia que vive en Borja.
Si hay niños en casa, lógicamente, la Navidad se vive aún con mayor intensidad. Es lo que me ocurre ahora con mi hija, todo lo enfocamos mucho en ella, para que disfrute de estas fiestas tan entrañables y mágicas.