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Fernando Alonso se las ha vuelto a ingeniar para hacer lo imposible posible y ha dejado claro que aún no ha dicho su última palabra, aunque muchos se empeñen en retirarle antes de tiempo. El piloto asturiano volvió a demostrar su talento y determinación en el Gran Premio de Abu Dhabi, logrando un noveno puesto que le permitió terminar la temporada en el Top 10 del campeonato de Fórmula 1. Con 70 puntos en su haber y una destacada actuación en las dos últimas carreras, Alonso cierra un año complicado, pero con el optimismo intacto por los nuevos retos que le esperan.
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Aunque este curso no ha sido tan fructífero como su primer año con Aston Martin, donde logró ocho podios y fue cuarto en la general, Alonso se ha mostrado satisfecho con el rendimiento en Abu Dhabi, reconociendo que parte del resultado se debió a errores de sus rivales. "AlphaTauri se equivocó con las paradas, a Piastri le cayeron 10 segundos de penalización, Magnussen chocó con Bottas… Nosotros no cometimos errores, y por eso logramos puntos. Estoy contento, pero dependemos demasiado de los errores de los demás, y eso es algo que debemos cambiar para el próximo año", explicó el bicampeón mundial.
Un año personal impecable y un año profesional mejorable
Pero dejando este 2024 atrás, un año impecable en lo personal al lado de la periodista deportiva Melissa Jiménez, con la que comenzó una bonita historia de amor hace ya casi dos años, pero con la que de momento no hay planes de boda, Alonso mira con mucho optimismo al 2025, aunque sabe que las cosas no serán fáciles y no oculta sus críticas al AMR24, un coche que considera poco competitivo. "Este coche necesita un cambio de 180 grados", comentó, subrayando la necesidad de un monoplaza más consistente que le permita estar a la altura de sus rivales.
El asturiano reconoce que el próximo año será de aprendizaje y desarrollo para el equipo, y destaca su entusiasmo por formar parte de este ambicioso proyecto, al que se sumaran los pilotos Adrian Newey y Enrico Cardile, además de la asociación con Honda. "Habrá momentos interesantes en 2025, con grandes cambios para el equipo y la marca. Estoy contento de ser parte de ese proceso, pero tendremos que tener paciencia, algo que a veces los corredores no tenemos", bromeó el piloto, quien seguramente ya esté planeando estas Navidades tan especiales junto a su chica.
¿Retirada?
Ilusionado sentimentalmente y profesionalmente, en la mente del asturiano no hay cabida para la retirada, de hecho es algo que ni siquiera se ha parado a pensar. A sus 43 años y con más de 400 Grandes Premios en su trayectoria, Fernando está dispuesto a seguir dejándose la piel a más de 300 km/h. "Parece que desde fuera esperan que me haga mayor, pero ese día no me llega. Si algún día no tengo hambre de victoria, lo dejaré, pero por ahora sigue intacta", afirmó con determinación.
Alonso recordó que, incluso en situaciones adversas, como salir desde posiciones complicadas o luchar por puestos menores, siempre da el máximo. "A veces salgo el 14º y pienso que puedo acabar en los puntos. Esa mentalidad es lo que me mantiene aquí", concluyó.
Una lesión oculta
El asturiano también reveló que terminó la temporada lidiando con una lesión en el hombro provocada por los intensos rebotes del AMR24 en Brasil. A pesar de ello, logró puntuar en las últimas carreras, dejando claro que su rendimiento no se ve afectado por la edad. "Si tienes un McLaren, un Ferrari o un Mercedes, es mucho menos duro porque el coche no salta. Pero si tienes nuestro coche, como en Brasil, te lesionas el hombro y tienes que lidiar con el dolor durante varias carreras", comentó el piloto.
Un talento que no envejece
Para el próximo año, Alonso planea realizar ajustes en su calendario personal para afrontar mejor la exigencia física y mental del campeonato, buscando un equilibrio que le permita estar en plena forma, pues parece dispuesto a desacreditar a aquellos que dicen que ya está mayor para esta competición.
Ahora, la pelota está en el tejado de Aston Martin, que deberá proporcionar al asturiano un monoplaza capaz de materializar su hambre de victoria, pues del terreno físico ya se encarga él mismo.