Hay separaciones que se ven venir, y otras que sorprenden especialmente porque no se habían captado señales de que algo iba mal en ese matrimonio. Lo de Sophie Grégoire y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, considerado por muchos “el político más sexy del planeta”, desconcertó, porque no había indicios de que esa unión estuviera haciendo aguas. Sin embargo, en agosto de 2023 -se van a cumplir dos años-, después de haber aterrizado en el aeropuerto Felipe Ángeles (México), emitieron declaraciones anunciando su ruptura.
“Como siempre –apuntaron ambos–, seguimos siendo una familia unida con profundo amor y respeto el uno por el otro, y por todo lo que hemos construido y seguiremos construyendo”. Llevaban dieciocho años casados, tenían tres hijos -Xavier, Ella Grace y la pequeña Hadrien-, y nada hacía augurar ese abrupto final.
Recientemente, Sophie Grégorie, quien siempre ha sido muy discreta con su vida privada, acudió al pódcast de Katie Couric, una conocida periodista estadounidense, y reveló cómo se encuentra tras la ruptura amorosa con el hombre que consideraba el amor de su vida. Por el momento, rescatamos dos de las frases que más han llamado la atención. Por un lado, “duele profundamente”, y, por otro, “seguimos unidos por el amor y el respeto y las sonrisas y las lágrimas”.
Coreografía de una ruptura
Si el desamor se instala en una relación, pero sigue habiendo amor, las rupturas se prolongan y dañan a ambas partes. Además, cuando se es consciente de que una decisión privada influye sobremanera en la vida pública de tu pareja, dar el paso cuesta más. Sophie Grégorie, exconductora de televisión, no lo tuvo fácil a la hora de finalizar su matrimonio con el 'premier' canadiense.
“En cierto modo, tenemos dos palabras en nuestro lenguaje. El matrimonio es ‘éxito’. Separación y divorcio es ‘fracaso’ […] Pero la vida transcurre entre medias. Y dramatizamos nuestras relaciones porque somos inseguros, nos da miedo que nos abandonen, nos da miedo estar solos como seres humanos. No está en nuestra naturaleza estar solos y vivir solos”, decía Sophie Grégorie.
Esta ha sido de las primeras veces que ha hablado de su separación. Sin embargo, es interesante recordar su paso, unos nueve meses antes de su ruptura, por el tan comentado podcast de Meghan Markle, Archetypes, donde habló, sin que en ese entonces se entendiese a qué se refería, de sus “luchas personales”.
Le pidieron que se definiera en tres palabras, y ella pronunció las siguientes: “Valiente, sensible y divertida”, a lo que añadió: “Porque he trabajado mucho para volver a la pequeña Sophie que llevo dentro. A través de toda la adversidad, a través de todas mis propias luchas, y la encontré. Así que voy a seguir cuidando de ella”.
En ese mismo espacio, Sophie realizó la siguiente reflexión sobre el matrimonio y el rol de la mujer en el mismo: “Las mujeres alrededor del planeta todavía son el núcleo de la familia, todavía cargan con la mayoría de la carga de la labor del hogar, contribuyen en el bienestar de la familia y la mayoría de las decisiones concernientes a los niños. Pero pienso que todas somos leonas, todas lo tenemos dentro de nosotros, y todas deseamos ser libres en quienes somos”.
Otra señal que hubiera podido alertar sobre una crisis de pareja se produjo el 18 de junio de 2023, Día del Padre en Canadá. En esa ocasión, Sophie compartió una imagen de su esposo con uno de sus hijos, y el siguiente mensaje: “Este hombre podría llevar el amor que siente por sus hijos a cualquier parte. Padres, nunca subestiméis vuestro papel de mentores en vuestra familia para vuestros hijos e hijas. Sed bondadosos con vosotros mismos, no dejéis de lado vuestra salud mental”.
Tan pronto como la ruptura se hizo pública, y se puso especial cuidado en indicar que se había realizado en buenos términos, ambos mantuvieron silencio para proteger a sus hijos en esas difíciles circunstancias familiares.
Se informó que la custodia de los pequeños sería compartida, que estos seguirían viviendo en la residencia oficial de Rideau Cottage, mientras que Sophie se mudaría a otro inmueble, en Ottawa, pero que se quedaría en Rideau Cottage con los niños cuando el Primer Ministro tuviera que ausentarse por algún viaje oficial. El “rockstar” de la política -sus tatuajes, el pelo largo de su juventud y su afición al boxeo no pasaron desapercibidos- y Sophie se distanciaron como pareja, pero no como familia.
El antecedente
Cuando, en ese agosto de 2023, anunciaron su separación, se descubrió que en toda la historia contemporánea de Canadá solo había un antecedente de un Primer Ministro separado de su esposa… y se trataba de Pierre Trudeau, el padre de Justin, quien en 1977, durante su primera legislatura, se separó de Margaret Sinclair, la madre de Justin. Siete años después, en 1984, Pierre y Margaret se divorciaron.
El caso de los padres del actual mandatario canadiense merecería un capítulo aparte. Pierre tuvo una vida sentimental muy agitada… y mediática. Estuvo a punto de contraer matrimonio con Barbra Streisand; se casó con Margaret cuando esta tenía veintidós años, y él casi tres décadas más. Tras el divorcio, él protagonizó un sonado 'affaire' con una estrella de Hollywood, la mítica Lois Lane de Supermán, Margot Kidder, y terminó casado con una abogada treinta y seis años más joven que él.
Por su parte, Margaret no se quedó atrás y conquistó, según ella misma contó en su autobiografía, a Jack Nicholson. En un alarde de indiscreción, Keith Richards, de los Rolling Stone, aseguró que Margaret había tenido algo más que una amistad con Mick Jagger... y muchas más historias que definen una época, pero esta es otra historia…
Sin embargo, milagrosamente, y a pesar de tantas turbulencias, Pierre y Margaret se fueron padres de tres hijos, Justin, Michel y Sasha. Michel, quien fallecería a los veintitrés años en un terrible accidente, tenía una compañera de clase de nombre Sophie. Y he aquí la manera en la que Justin y Sophie se conocieron cuando eran unos adolescentes: “Nos escondíamos en el armario para darnos nuestro primer beso”, contó ella a MacLean.
Después, la vida llevó a cada uno por distintos derroteros, pero volvieron a encontrarse en 2003. Y resurgió la chispa. Parece ser que en su primera cita, él sabía lo que quería con una certeza arrolladora: “Tengo treinta y un años y te llevo esperando treinta y un años de mi vida”, pronunció Trudeau ante una atónita Sophie.
Después, poco antes de pedirle matrimonio, quien estaba llamado a ser Primer Ministro de su país, visitó las tumbas de su padre y de su hermano Michael, el 'cupido' de esta historia. Quizá quiso pedirles permiso, quizá obtener su bendición para arrancarle a Sophie un 'sí, quiero' que no tardó en llegar. En 2005, hicieron realidad sus sueños más románticos y se convirtieron en marido y mujer. Una década después, en noviembre de 2015, las urnas le llevaron a convertirse en el 23 Primer Ministro de su país.
En Canadá, oficialmente no existe la figura de Primera Dama, pero sí oficiosamente, y Sophie Trudeau acompañaba a su marido en muchos de sus viajes oficiales y parecía que la química seguía intacta entre ellos. De hecho, no hubo ni un solo rumor en la prensa de su país que insinuara la posibilidad de una separación entre ellos. Lograron esquivar todos los radares y consiguieron dar la noticia como quisieron y cuando lo desearon.
Con la distancia de un año largo de aquel anuncio, Sophie Trudeau asegura que todo este proceso le ha servido para aprender a no “aferrarse” a las relaciones. Su historia de amor con Justin Trudeau tuvo aparentemente un final, pero algunos románticos pueden llegar a pensar que, quién sabe, ya una vez en su vida se perdieron de vista y se reencontraron. Quizá, su próximo “reencuentro” sentimental, si se diera, sí sería para siempre, como en los cuentos.