Mert Ramazan Demir se ha convertido en uno de los actores turcos del momento. Su papel de Ferit Kohan en Una nueva vida le ha valido el reconocimiento de crítica y público, consolidándose como una estrella internacional. En la ficción, interpreta a un joven perteneciente a una de las familias más importantes de Estambul, muy seguro de sí mismo, en gran parte gracias a su apellido, y acostumbrado a salirse siempre con la suya, hasta que su abuelo le obliga a casarse con una joven a la que apenas conoce para que siente la cabeza. En la vida real, aunque es uno de los galanes otomanos más deseados, Mert, a diferencia de su personaje, ha reconocido que, como todos, ha sentido inseguridades con su físico, pero que ha aprendido a vivir con ellas, a superarlas, e incluso a tomarlas con humor.
En muchas ocasiones, algunos de nuestros rasgos se convierten en nuestra seña de identidad sin ni siquiera buscarlo. Unos ojos grandes, una nariz prominente, una mandíbula cincelada o una sonrisa especial pueden ayudar a conformar nuestra personalidad de cara a los demás. Sin embargo, aunque sea lo que nos hace diferentes, en ocasiones, esa particularidad puede crearnos algún complejo. Eso es justamente lo que le sucedía a Mert Ramazan Demir con uno de los aspectos que más llaman la atención de su físico: sus cejas, que, aunque hoy en día está considerado como un sex symbol, en algún momento de su vida, le han traído algún quebradero de cabeza.
El complejo de Mert, de 26 años, se remonta a su adolescencia, cuando sus pobladas cejas despertaban las risas de sus compañeros. "Tenías que haberme visto en el Instituto. Me hacían muchas bromas sobre ellas", desvelaba el protagonista de Sahmaran en una entrevista en el programa La noche con İbrahim Selim, cuando el presentador le preguntaba que si se las depilaba. Con mucho sentido del humor, aseguraba que "si ustedes tuvieran unas cejas como las mías, también las tocarían".
Al recordar aquellos tiempos, Mert compartía cómo sus amigos del instituto no dejaban de hacerle comentarios sobre lo gruesas que eran sus cejas. "Era uno de mis mayores traumas", confesaba, aunque, con el paso de los años, ha cambiado su perspectiva y "ahora es una de las cosas que más me gustan." Sin embargo, reconocía que, en su juventud, "el aspecto de mis cejas me quitó toda mi confianza."
Su inseguridad fue creciendo hasta el punto de que un día, se sentía tan mal por este tema, que decidió acabar con las burlas de forma drástica. Así que, con pulso firme, "me corté las cejas con una máquina. Solo quedaron los bordes", explicaba entre risas al recordar una anécdota que, sin embargo, admitía que le había marcado en su etapa escolar.
En esa época, Mert trabajaba en una panadería en verano, y una señora, al verlo, le preguntó: "¿Qué le has hecho a esas cejas?". Le dijo: "Se van a enfadar". Le aseguraba que no le iban a crecer más y, efectivamente, el protagonista de Öğretmen estuvo mucho tiempo sin que le crecieran. "Me quitaron toda mi confianza. Recé mucho para que me crecieran. Lo cuento riendo, pero en su momento fue muy difícil", narraba divertido. Hoy en día, esas mismas cejas que antes le causaban complejo se han convertido en uno de los rasgos que más le definen y que, para muchos, le dan un toque único y atractivo.