Leticia Sabater© Gtresonline

Leticia Sabater recuerda la desaparición de su exnovio, un enigmático caso que jamás ha sido resuelto

El 11 de febrero de 2009, Roberto Cobos fue visto por última vez. Desde entonces, nadie ha sido capaz de dar con su paradero


29 de noviembre de 2024 - 20:05 CET

En los años noventa, no había programa de televisión infantil que no tuviera en sus filas a Leticia Sabater. ¿Quién de aquella generación ha olvidado frases como “a mediodía, alegría” u “Ok, McKey”? Resulta curioso que uno de los rostros más conocido por los niños de los noventa, haya vivido unas experiencias tan traumáticas en su infancia y juventud. Treinta años después de su reinado en el horario infantil, Leticia Sabater sigue luchando por ser lo que aspiró a ser, tal y como ella ha contado, desde los ocho años: famosa. Recientemente, Sonsoles Ónega ha invitado a Leticia Sabater a su programa y le ha pedido que recuerde un capítulo muy doloroso, “la desaparición de Bobby quien, en un momento dado, fue el amor de tu vida”. Se refería Sonsoles a Roberto Corbo, un empresario muy conocido, en la noche madrileña, durante la primera década del siglo XXI. Corbo se dedicaba a realizar préstamos de grandes cantidades de dinero, por lo que corría importantes riesgos. La última vez que se le vio con vida fue en la madrugada del 11 de febrero de 2009. Después, pareció como si un agujero negro se lo hubiera tragado y nunca más se supo nada de él. 

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“Esto ha sido uno de los dos momentos más dolorosos de mi vida –confesó Leticia, no sin antes asegurar que hablar de este tema no era el objetivo de la entrevista–. Uno fue el fallecimiento de mi madre por cáncer; el otro, la desaparición de Bobby. Era una persona con la que había estado cinco años”.

Cuando Roberto desapareció, habían pasado al menos cinco años del final de su relación sentimental. Sin embargo, Leticia Sabater siempre le consideró el gran amor de su vida y, a pesar de la ruptura, ambos habían logrado mantener una estrecha amistad. Lo más duro para ella es ignorar la verdad sobre el destino de Bobby: “Es horroroso, porque no es que una persona haya muerto. Es que ha desaparecido”.  

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De hecho, a lo largo de estos quince años, se ha sucedido una serie de hipótesis sobre el final de Cobos: de la teoría que defiende que el prestamista fue asesinado de dos tiros, y enterrado en un terreno próximo a Coslada (Madrid) a la que defiende que sigue vivo. Hay quien dice haberlo visto en países tan distantes como Brasil, Santo Domingo o Portugal, más concretamente en la zona de El Algarve. Quince años después, la incógnita sigue sin resolver. ¿Qué ocurrió exactamente esa noche? ¿Quién o quiénes eran los presuntos enemigos del empresario, famoso en todos los saraos de la capital? ¿Cuál podría ser el móvil que justifique su desaparición? A tenor de algunos datos –como la deuda que había adquirido con la presentadora, de ochenta y nueve mil euros–, Roberto Cobos no estaba atravesando por un buen momento económico, y tenía que responder a más deudas, pero ¿esto es razón suficiente para este rotundo silencio que esconde o bien un crimen perfecto o bien una desaparición voluntaria perfecta?

En 2014, cinco años después de la noche de autos, una presunta llamada de un reo de una cárcel de Valladolid a la policía, provocó, según contó El Mundo en su día, que se reabriera el caso. Según este nuevo testigo, Roberto Cobos había sido asesinado y su cuerpo inerte se había trasladado en un Renault Kangoo hacia un terreno baldío. Sin embargo, esta línea de investigación se descartó pronto.

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Ahora, en 2024, un amigo de Roberto Cobos, José Luis Gómez, ha revelado en el programa de Ónega detalles de la última noche que vio a su amigo, precisamente ese fatídico 11 de febrero. Al parecer, celebraban un cumpleaños en un bar. José Luis vio a Roberto acodado en la barra junto a “un señor de un traje gris de unos cincuenta años”. Poco después, regresó a la barra y ya no había rastro ni del señor desconocido ni de su amigo. Los porteros del local corroboraron que Bobby, como le llamaban los amigos, se había ido en un coche con ese hombre del que nadie supo dar cuenta.

Han pasado tres lustros, y tanto José Luis Gómez como los familiares de Cobos aún mantienen la esperanza de que siga con vida, porque a lo largo de los años varias personas han asegurado haberlo visto. 

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El año oscuro de Leticia Sabater

A Leticia Sabater se le pone “el corazón en un puño” cada vez que recuerda el pasado. Aún desconoce si su exnovio y amigo está vivo y muerto. No ha sido un año fácil para esta presentadora que, en el siglo XXI se reinventó, y realizó un disco destinado al público adulto, un giro de ciento ochenta grados para alguien que inició su carrera para los más pequeños. Pero, para ser justos, Leticia Sabater nunca lo ha tenido fácil. Desde niña sufrió un sinfín de operaciones para corregir su estrabismo. Esto le hizo ser carne de cañón de bullying. Escuchó todo tipo de insultos, pero lo que más le dolía era la incomunicación con Jorge Sabater de Sabatés, su progenitor, y quien acaba de fallecer a los noventa años. “Ha fallecido y lo siento por él –explicó frente a Sonsoles Ónega–, pero, desde luego, mi padre para mí siempre ha sido una auténtica pesadilla. Durante toda la vida, me ha llegado a humillar tanto que jamás he podido quererle”. Unas declaraciones que sorprendieron a todos, como cuando reveló: “Conversaciones pendientes me han quedado muchísimas. Voy a poder ayudar a muchos niños que han sufrido lo que yo y que sus padres están preocupados porque su niño no va a salir adelante. He tenido una infancia muy difícil y complicada, y parte de la culpa la ha tenido mi padre".

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Al menos, ha superado todos aquellos sinsabores. No hace mucho, en El Hormiguero, Leticia Sabater trató de ponerle unas notas de humor a esas experiencias tan duras vividas en su infancia: “Me llamaban ‘cara chiste’. Nací bizca, siempre tenía un parche en el ojo, con las rodillas torcidas…”. No obstante, no se dejó hundir. Hizo de la debilidad fortaleza y aprendió dos lecciones. La primera que “tenía que ser simpática para que alguien me hiciera caso en esta vida, porque no me hacía caso nadie”. Y lo segundo, que muy a pesar de los insultos que estaba recibiendo, debía salir a la calle “como si fuera Claudia Schiffer, el pibón de España”. Esta resiliencia frente a las adversidades hace que pasen los años, las décadas, y que Leticia Sabater siga conservando un público fiel que agradece su sentido del humor.