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Rafael Escuredo, portavoz de la familia Segura durante el secuestro de Anabel, se pronuncia tras la emisión del documental de Netflix

A sus 80 años, el que fuera presidente de la Junta de Andalucía ha recordado el auténtico calvario que vivió tras el rapto de la joven


28 de noviembre de 2024 - 17:53 CET

La figura del abogado Rafael Escuredo fue clave en el secuestro de Anabel Segura y tiene un gran protagonismo en el documental de Netflix sobre el caso. Aunque no participa recordando su importante papel en los intentos de liberación de la joven, sí se ha pronunciado a través de sus redes sociales con un escueto mensaje que refleja a la perfección el calvario que él mismo vivió intentando encontrar sana y salva a la hija de su gran amigo José Segura. "900 días sin Anabel. Y los peores de mi vida. Se puede ver en Netflix", ha escrito. 

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© RTVE

Escuredo, que actualmente tiene 80 años y es recordado por haber sido el primer presidente socialista de la Junta de Andalucía, demostró una gran templanza durante los casi tres años que duró el secuestro de Anabel. Se implicó tanto en el caso que aparcó su trabajo y se separó de su familia para para instalarse en el hogar de los Segura y ejercer de la mejor manera posible la difícil tarea de mediar con los secuestradores. Los periodistas y policías que coincidieron con él durante la investigación le recuerdan como un hombre tranquilo e incansable, capaz de hablar con los delincuentes sin alterarse y siguiendo la estrategia policial al pie de la letra. 

© Netflix

En el documental se muestra el valor de Escuredo cuando los secuestradores le pidieron que fuera él quien les llevara personalmente los 150 millones de pesetas del rescate. "Salir en la oscuridad de la noche y traerse con vida a la hija del amigo secuestrada... es una misión que merece todo el respeto y toda la admiración para Rafael Escuredo", comenta Paco Lobatón en el primer episodio de la serie. "Siendo una persona que no esta acostumbrada a este tipo de cosas, el viaje se tuvo que hacer largo", añade uno de los policías del caso. 

Escuredo tenía una gran responsabilidad sobre sus hombros. Pero la noche elegida para el intercambio fue en balde. Los secuestradores no aparecieron en el punto acordado y Escudero regresó al hogar de los Segura totalmente devastado. A partir de ese momento, los delincuentes dejaron de llamar a la familia y la desesperación de los padres de Anabel aumentó. Fue entonces cuando Escudero ideó un plan para captar de nuevo la atención de los secuestradores. Envío un comunicado a la prensa en el que aseguraba que los intereses de la policía y los de la familia Segura no tenían por qué ser coincidentes. Esta acción tuvo la reacción esperada. Los secuestradores se pusieron en contacto con él y acordaron una nueva fecha para la entrega del dinero. Lamentablemente, tampoco dio sus frutos. "Tengo en la memoria la segunda vez porque estuvimos allí hasta las siete de la mañana porque nadie quería moverse pensando que no era posible que no hubieran ido", confesó Escuredo. "Lo más duro era la vuelta cuando desgraciadamente no iban a coger el dinero", reconoció. . 

© Netflix

Tras dos intentos fallidos, Escuredo se centró única y exclusivamente en conseguir una prueba de vida de Anabel. Y logró. Los secuestradores enviaron a la familia una cita con la supuesta voz de la joven. José Segura tuvo claro desde el principio que esa no era su hija, sin embargo, poco después comenzó a dudar. Escudero decidió entonces recorrer los platós de televisión para llamar la atención de los delincuentes y que volvieran a ponerse en contacto con ellos. "Si realmente lo que piensan es que el tiempo iba a doblegar a la familia y que la iban a llevar a una situación límite, yo les diría, si me están viendo, que lo han conseguido", dijo mirando a cámara. 

El 12 de abril de 1995, coincidiendo con el segundo aniversario del secuestro de Anabel, Escuredo se puso en contacto con Paco Lobatón para preguntarle si podía emitir en su programa las voces de los secuestradores. El periodista le respondió con un sí rotundo y la centralita de Quién sabe dónde recibió miles de llamadas con posibles pistas. De hecho, una de ellas fue clave en la resolución del caso. Gracias a los datos que aportaba la policía llegó hasta Emilio Muñoz, Cándido Ortiz y Felisa García, la persona que se hizo pasar por Anabel para engañar a la familia.  

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Los detenidos confesaron el crimen de la joven y llevaron a la policía al lugar de los hechos, donde la mataron y enterraron tan solo seis horas después del secuestro. Escuredo estuvo presente durante las tareas de búsqueda del cuerpo junto a Emilio y Cándido, y, según le contó después a Paco Lobatón, ninguno de los dos fue capaz de mirarle fijamente a los ojos. "Dicen que el tiempo lo cura todo. Yo estoy convencido de que algo se ha roto en la familia Segura y se ha roto para siempre", pronunció Escuredo tras el hallazgo de los restos mortales de la hija de su amigo José. "La memoria de Anabel exige, y exige la familia, en mayúsculas, que el peso de la ley recaiga sobre estos asesinos y secuestradores", sentenció.