Andrés Roca Rey se ha convertido en una de las estrellas más fulgurantes del mundo del toreo. Aún no ha cumplido 30 años, pero este joven peruano puede presumir de ser una celebridad internacional y una de las figuras más seguidas en las páginas del corazón.
Sus méritos ante el toro le han valido su título de uno de los mejores a ambos lados del charco y sus amigos, entre los que se encuentran en España Victoria de Marichalar, Berenice Lobatón y María García de Jaime y Tomás Páramo, entre otros, en uno de los famosos más populares en fiestas y eventos.
No obstante, su prioridad es su carrera, que lleva cultivando desde su presentación en Las Ventas como novillero en 2015, con tan solo 19 años. Una vida dedicada al toro en la que su familia ha jugado un papel fundamental gracias a su tradición en este mundo: su abuelo fue durante mucho tiempo administrador de la plaza de toros de Lima (Perú), su tío José Antonio fue rejoneador y su hermano, que también fue matador de toros, desde hace poco ejerce como su nuevo apoderado.
Una decisión que une más aún a estos dos hermanos dispuestos a triunfar en las plazas de todo el mundo durante muchos años.
Esta decisión no hace más que poner de manifiesto lo unido que está Andrés a su familia. Si su hermano es su mano derecha en la plaza, su padre lo es en los negocios.
En 2019, el torero constituyó Inversiones Chacrasana SL, una empresa con sede social en Coria del Río dedicada al alquiler de bienes inmobiliarios por cuenta propia y que comparte a partes iguales con su padre, Fernando Roca Rey.
Con un activo total que supera los 2.4 millones de euros, según los documentos del registro mercantil a los que ha tenido acceso ¡HOLA!, ambos constan como administradores solidarios.
A nombre de la empresa aparecen dos propiedades, un local en el centro de Sevilla ubicado en una de las calles más conocidas de la capital hispalense y una finca en Gerena. La primera la compraron en 2019, poco después de constituir la empresa; la segunda en mayo de 2020. Esta adquisición tuvo en su día una gran repercusión pública, ya que se trataba de la primera propiedad que el peruano compraba en suelo español – ya disponía de una importante finca en su tierra natal –, como parte de la tradición torera.
Se trata ni más ni menos que de 'La Consentida', una escisión de 'La Caprichosa', la finca de la nieta de William Randolph Hearst con un cortijo diseñado por el célebre arquitecto Aníbal González, artífice de la Plaza de España de Sevilla. Años después de adquirirla y reformarla para adaptarla a sus gustos, Joanne Hearst Castro, nieta del fundador de Hearst Corporation, le construyó un cortijo a pocos metros del suyo inspirado en el diseñado por González, al que bautizaron como 'La Consentida'.
Esta edificación de casi 700 metros cuadrados construidos, así como las más de 6 hectáreas de extensión que la rodean, son las que adquirió el torero a través de su empresa por alrededor de un millón de euros.
Allí, Roca Rey se aleja del mundanal ruido, se rodea de amigos y familiares, descansa cuando la temporada se lo permite y entrena también cuando es necesario.
Un oasis para este torero que ha encontrado en España su hogar.