Kike y Carlos Osborne, dos 'teenagers' con sus formas de ser y sus parecidos razonables

“Bertín Osborne, en el punto de mira por las declaraciones sobre su hijo Kike: 'Cada vez que entra una mujer guapa ya no mira a nadie más”. “Bertín Osborne, sobre su hijo Kike, casi mayor de edad: 'Cada vez que ve a una mujer guapa, ya no mira a nadie más. Es como yo”. Los titulares se suceden. Y replican. ¿De verdad? De todo lo que Bertín cuenta a ¡HOLA! sobre su hijo Kike a punto de cumplir los 18, ¿solo nos quedamos con que al chaval le gustan las chicas como a su padre? ¿Hay algo 'malo' en que un teenager se fije en la belleza de las chicas? ¿O es que, por tener parálisis cerebral, no le pueden gustar? Parece que hay una opinión pública sin rostro que solo pone el acento en una línea de texto de una entrevista de ocho páginas. En un chascarrillo sobre un jovencito que, como suele ser habitual a los 18, tiene las hormonas revolucionadas. 

© Javier Alonso

Pero, Bertín también nos cuenta otras cosas. De eso va esta crónica. No de Bertín. Tampoco de Fabiola. Sino de sus hijos: Kike y Carlos. Dos chavales, jóvenes, guapos, que han nacido en el seno de un matrimonio conocido y que tienen muchas cosas que los caracterizan como seres humanos únicos e independientes y otras, que como todos, heredamos de nuestros padres. Ya sean aficiones, color de ojos o gustos. Porque Bertín también nos confesaba que a Kike le gustan las motos, que ve los partidos del Real Madrid con él, que le chiflan los caballos y que… sí, que no es asceta. Ni el Dalai Lama ni Sor Ángela de Cruz, por mucho que Fabiola nos apunte, también, que este chaval de sonrisa bribona es un maestro de vida. Un muchacho con una vitalidad y energía que, pese a sus dificultades, da lecciones a todos los que le rodean. De ¿Carlos? También nos contaron cosas. Por ejemplo, lo normal que ocurre cuando tu padre, un cantante que logró arrebatar el número 1 de los 40 Principales al mismísimo Freddy Mercury. Le chiflan los Talents musicales. Sí, también entre otras cosas. Pero vayamos a la entrevista…

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- Fabiola. ¿Cómo es Kike como adolescente? Porque cumple 18 años

- FABIOLA: Como adolescente… Tenemos ramalazos (risas) ¿Qué quiero decir con esto? Pues que a veces es muy niño, que se pone celoso, que quiere acaparar toda la atención para él… Y ha aprendido muy bien lo que no quiere. El “no” se lo sabe muy bien… Cuando él no quiere una cosa, es tajante. Antes, por ejemplo, le ponía los dibujos animados de la tele y se entretenía… Ahora, te pide las motos. O quiere ver el fútbol, ¿sabes? Tiene esos puntos de carácter y personalidad que, de repente, asoman, porque su personalidad está ahí y, muchas veces, por la falta de lenguaje o por la falta de medios para comunicarse, no somos capaces de percibir a la perfección, pero que está ahí y se va desarrollando poco a poco. Es obvio que Kike no tiene la mente de un chico de 18 años, pero… que ya no es ningún bebé. Eso lo tengo clarísimo. 

- De hecho, con mucha personalidad. Con sus gustos, sus cosas que no le molan nada…

-FABIOLA: Claro, porque es Kike. Un chico, una persona, con su personalidad. Que hay veces que pensamos, que porque no te hable, no existe… Pero sí, claro que existe. Y se comunica. Quizás no con las palabras, pero tiene una humanidad ahí con la que tú puedes conectar perfectamente. Mira a Alex Roca. No habla. Pero él ha encontrado la manera de comunicar al mundo todo el mundo interior que él tiene. Para mí, es un ejemplo. A mí me encantaría que Kike pudiera tener esa posibilidad de mostrarle al mundo todo eso que él lleva. El tiene que sacarlo. 

- Porque entiendo que hay una parte de ti, que como madre, te gustaría saber de él, sobre todo, en estos momentos en los que ¡tienes dos teenagers en casa! Y no hay edad más difícil… Carlos y Kike, cómo es su relación ahora?

- FABIOLA: Hay momentos en los que tienen un poquito más de complicidad y otras en las que cada uno va por su lado. A Kike le encanta ver en la tele las carreras de motos, a Carlos los concursos de música, todos los talents. A él, un Got Talent le encanta. ¿La Voz? Muchísimo. Entonces, imaginate cuando se ponen a ver juntos algo en la tele… Kike siempre intenta llamar la atención de Carlos, y es verdad que Carlos ahora está en un punto que él, como todos los adolescentes, llega a casa, se encierra en su habitación y, bueno… ya no comparten tanto. Ni con él ni con nadie. 

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- El pavo, vaya… 

- FABIOLA: Pero no te vas a creer. Es muy sensible a la hora de conectar con Kike. Hay veces que no le pillo a Kike y me suelta: “A ver, mamá, que te está diciendo esto, ¿no te das cuenta? Piensa que han estado toda la vida el uno con el otro… Ahora, están a otro ritmo, pero entiendo que habrá un punto en el que vuelvan a encontrarse. 

- Es que los quince años… 

- BERTÍN: Tampoco, tampoco… Carlitos es un tío muy medido, muy equilibrado. No es como era yo, que era un salvaje. Él, no. Es un tío que está muy con su edad. Y es super listo. Me lo cuestiona todo. To-do. Madre mía. Cuestiona todo como su madre (risas) 

- No es de los que se aguanten con un “porque lo digo yo y basta”, ¿no?

- BERTÍN: No, no, no. Porque además tiene bastante cultura, es un tío que sabe bastante. Entonces, si ve que lo que le estás diciendo, no es lo que tiene que ser, se planta. Y eso me gusta. Me encanta. Yo era muchísimo más guerrillero. Yo era tremendo, tremendo, tremendo, mucho peor que él. Pero él razona. Y tiene gracia. Primero, porque la tiene y segundo, me da idea del nivel de personalidad que tiene. 

- Eso es que lo habéis hecho bien. 

- BERTÍN: Creo que sí.

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- Imagino que Carlos, también estará implicado en la fundación de alguna manera.

- FABIOLA: A mí me encantaría, la verdad. Y que hasta las hijas de Bertín pudiesen también formar parte de alguna manera, porque creo que el valor de esta fundación es la familia. Fíjate en nosotros que, aunque estemos separados, los lazos de familia siguen fuertes... 

- BERTÍN: Carlos ayuda. Va de voluntario, echa una mano en los talleres… Carlitos es un tío que cuando hay que arrimar el hombro, lo arrima. Está en la edad mala de los 15 años, pero él ayuda. Y adora a Kike, siempre ha estado superimplicado con él. Carlitos es un niño para robarlo. 

- Y tú, Bertín. ¿Cómo es tu relación con Kike?

- BERTIN: Kike es protagonista. Y como te decía Fabiola, le gusta todo lo que me gusta a mí. No me digas cómo ni por qué pero es increíble. Y completamente distinto a Carlos. El campo, los caballos, el fútbol, las motos. Está loco por sentarse conmigo a ver un partido de fútbol. Y es del Madrid. Bueno, y cada vez que entra una mujer guapa a la habitación, ya no mira a nadie más (risas) Carlitos, pasa del fútbol, monta a caballo muy bien…

- Kike tiene tu misma sonrisa… Carlos me recuerda más a su madre.

- BERTÍN. Porque es más moreno y todo lo que tú quieras, pero yo tengo fotos de chaval que me parezco a Carlos una barbaridad. De forma de ser, en cambio, no tanto. En eso, Kike es exactamente igual que yo.