Han pasado ya 31 años desde el secuestro y asesinato de Anabel Segura, ocurrido en 1993; sin embargo, aquellos que lo vivieron no lo han olvidado y quienes no lo conocieron ahora pueden hacerlos a través de la docuserie 900 días sin Anabel, que se estrena este 22 de noviembre en Netflix y en la que se reviven los acontecimientos que mantuvieron en vilo durante algo más de dos años a todo nuestro país.
La docuserie, dividida en tres capítulos, ofrece un viaje escalofriante al corazón del caso con grabaciones inéditas, las voces de los secuestradores y la lucha contrarreloj de los investigadores por desentrañar la verdad. "Fue lo más complicado que he visto en mi carrera profesional", confiesa uno de los agentes que lideraron la búsqueda.
Pero esta no es solo la historia de un secuestro o la entrega de un true crime más, sino que es el reflejo de una sociedad que, unida por la esperanza, se movilizó como nunca antes para dar con el paradero de esta joven, en la que todos acabamos viendo una hija, una hermana o una amiga.
¿Qué ocurrió con Anabel Segura?
El 12 de abril de 1993, Anabel, de 22 años, salió a correr por la urbanización Intergolf de La Moraleja, en Alcobendas (Madrid). La joven estudiante de empresariales no sabía que su rutina diaria acabaría en tragedia. Dos hombres, Emilio Muñoz y Cándido Ortiz, sin antecedentes criminales, pero desesperados por las deudas, la raptaron en una furgoneta blanca con la intención de pedir un rescate.
Sin embargo, su plan se desmoronó rápidamente. Esa misma noche, tras deambular con Anabel por las carreteras de Madrid, Ávila y Toledo, los secuestradores decidieron asesinarla en una fábrica abandonada de cerámica en Numancia de la Sagra. Estrangularon a la joven y enterraron su cuerpo, pero durante más de dos años, hicieron creer a todos que seguía con vida.
El montaje de los secuestradores
Tras el asesinato, los criminales realizaron 14 llamadas a la familia de Anabel, exigiendo cantidades ingentes de dinero por su rescate. Incluso proporcionaron una supuesta prueba de vida: un casete donde la voz de una mujer, en realidad Felisa García (esposa de Emilio), se hacía pasar por Anabel. El audio fue difundido masivamente en los medios, y tanto la familia como el país entero se aferraron a la esperanza de volver a la joven con vida.
La sociedad se volcó en apoyo a los Segura. Manifestaciones multitudinarias llenaron las calles con lazos amarillos, símbolo de la lucha por la libertad de la joven. Mientras tanto, la investigación policial enfrentaba un callejón sin salida: los secuestradores no acudían a los puntos de entrega del rescate y la identidad de los criminales seguía siendo un misterio, así como la veracidad de las pruebas que aportaron.
El avance crucial y con el que se empezó a despejar la enorme montaña de dudas llegó gracias al análisis de las grabaciones. Los expertos en acústica forense de la Policía Nacional crearon un "pasaporte vocal" de uno de los secuestradores. Determinaron que su acento y ciertas palabras, como "bolo", eran características de la zona de Toledo. Además, las grabaciones públicas permitieron que un ciudadano reconociera la voz de Emilio Muñoz, un repartidor que había trabajado en La Moraleja.
La condena de los culpables
El 28 de septiembre de 1995, Emilio, Cándido y Felisa fueron detenidos. Emilio confesó el crimen y reveló la ubicación del cuerpo de Anabel, poniendo fin a 900 días de incertidumbre y angustia para su familia y para España entera.
En 1999, Emilio Muñoz y Cándido Ortiz fueron condenados a 43 años de cárcel por secuestro y asesinato. Felisa García, acusada de encubrimiento, recibió una condena menor. Años después, la doctrina Parot permitió la excarcelación de Emilio en 2013, mientras que Cándido falleció en prisión en 2009.
A pesar del tiempo que ha pasado, Anabel Segura sigue muy presente en la memoria de toda una generación. En 2021, su familia donó un busto en su memoria al Ayuntamiento de Alcobendas, acompañado de una mediateca que lleva su nombre y con la que se pretendía que jamás se la olvidara. Sus padres fallecieron, pero hasta el final de sus días tuvieron muy presenta a su hija y a quienes los apoyaron.