Ken Follet publicó Los Pilares de la Tierra en 1989, y en estos 35 años la obra se ha convertido en una de las más vendidas de la historia, con más de 50 millones de ejemplares comercializados hasta la fecha. Debido al indudable éxito del libro, Beon Entertainment ha producido la adaptación a teatro musical de la mencionada novela y ha elegido Madrid para acoger el show. El ovacionado autor acudió al estreno el 20 de noviembre y quedó asombrado con el trabajo del equipo: "Es todo un honor ver cómo mi obra cobra vida sobre el escenario".
“Es un gran momento para mí. Es un testimonio de la historia que escribí, que puede transformarse así en un medio completamente diferente, pero sigue siendo mi historia”, han sido sus primeras palabras tras ver el musical. Completamente emocionado, añadió que "todos los que lo han visto parecen estar encantados. A la gente le encanta de la misma manera que les encantan mis libros".
La producción, con 27 actores en escena, cautivó al público con su espectacular puesta en escena, con un decorado que recreaba la catedral de estilo medieval donde sucede la historia.
Numerosos rostros conocidos de nuestro país no se perdieron el aclamado estreno, como las actrices Antonia San Juan y Clara Alvarado, la presentadora de televisión Sandra Golpe o los actores Pablo Puyol, Enrique del Pozo y Nacho Guerreros.
Iván Macías y Félix Amador han sido los encargados de la banda sonora. "Cada nota que sale de la partitura misma, sale de la emoción misma de la historia. La justicia, el amor y la pasión forman parte de la composición", comentó Iván, quien se ocupó de las sintonías. Su compañero, Félix, creó todas las letras que acompañarían a las notas musicales “El espectáculo tiene un ritmo cinematográfico".
Dario Regattieri, el productor, cuenta con una amplia experiencia en musicales: estuvo a cargo de obras como El tiempo entre costuras o La historia interminable. Dario ha explicado que han trabajado "para que esta adaptación no sea sólo un espectáculo, sino uno viaje en el tiempo", detallando que la combinación de música, vestuario y escenografía teletransportará al público al siglo XII, cuando transcurre la historia.