¿Quién ha sido el actor que mejor ha encarnado al refinado, implacable y flemático Agente 007? Para unos, sin duda, Sean Connery; para otros, Roger Moore o Pierce Brosnan; menos eligen a George Lazenby –el James Bond más efímero, pues solo protagonizó una película de la famosa saga–; Timothy Dalton, Pierce Brosnan y Daniel Craig, quien aportó al personaje una sensibilidad hasta entonces nunca vista, tienen su ejército de incondicionales. En la actualidad, Aaron Taylor-Johnson está en todas las quinielas para ser el próximo Bond, pero los productores le ponen emoción al asunto y lanzan una serie de premisas para ir descartando candidatos. Aunque la secuela más esperada comenzaría a rodarse en 2025, el misterio sobre quién será su protagonista aún no se ha desvelado.
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Por ejemplo, ¿podría ponerse el elegante Henry Cavill –quien siempre ha manifestado que encarnar a James Bond sería para él un sueño– al servicio de Su Majestad? Desafortunadamente, no. ¿La razón? La edad. Los productores Barbara Broccoli y Michael G. Wilson han hecho públicos los requisitos para enfundarse en los trajes cien por ciento british del Agente más famoso del cine y la edad no favorece al compañero de Hugh Jackman y Ryan Reynolds en la taquillera Deadpool & Wolverine. Cavill tiene unos estupendos cuarenta y un años, pero los productores buscan a un actor que tenga unos treinta años. Solo por este requisito, además del querido Cavill ‘Superman’, se quedan sin opciones otros grandes (y no solamente por edad) como Idris Elba, de cincuenta y un años, o Tom Hardy, de cuarenta y seis. Aaron Taylor-Johnson, nacido en junio de 1990, respira tranquilo por el momento y sigue en las quinielas.
Los productores han revelado otras características que han sorprendido. Si Ian Fleming, el escritor británico que creó el personaje en la primera mitad del siglo XX, lo concibió galán, de “fríos ojos azules”, cabello oscuro y blanco de piel; en la actualidad, la diversidad por la que aboga Hollywood podría sorprendernos con un Bond muy distinto al que hemos conocido, desde 1962, año en el que Sean Connery protagonizó Agente 007 contra el Dr. No, primera película de la saga, que vio la luz una década después de que Ian Fleming trazara sobre el papel las características del MI6 (Military Intelligence, Section 6) más famoso de la historia.
Broccoli ha asegurado que la decisión que tienen entre manos “es muy importante” y, por eso mismo, no revelarán la identidad del próximo Bond, James Bond, hasta que tengan una seguridad absoluta sobre la idoneidad del candidato. Es importante señalar que los productores no están pensando en una única película, sino en un proyecto a largo plazo. Sean Connery, el primer Agente 007 en la gran pantalla, protagonizó hasta cinco películas de la serie y dedicó a este personaje cinco años de su vida. Roger Moore batió el récord de Connery y se puso en la piel del espía en siete títulos que van de Vive y deja morir a Panorama para matar, con títulos tan significativos como Solo para sus ojos u Octopussy. Por su parte, Pierce Brosnan le dio el “sí quiero” a la saga en cuatro ocasiones y Daniel Craig en cinco. En el caso de Craig, comenzó en 2006 con Casino Royale y en 2021 (es decir, quince años después) rodó Sin tiempo para morir, un récord de longevidad en la asunción de este papel, aunque Sean Connery regresó al papel que le catapultó a la fama en 1983. Este fue un caso atípico, pues Nunca digas nunca jamás no fue producida por Eon Productions, sino por una productora desconocida e independiente, por lo que no suele incorporarse al conteo oficial.
La huella de Sean Connery
Sean Connery, uno de los escoceses más internacionales que ha dado el cine, interpretó su primer James Bond a la edad de treinta y dos años; es decir, en el rango de edad que ahora están reclamando los productores. Él fue quien presentó el personaje literario concebido por Ian Fleming al gran público. Aportó prestancia y dureza al personaje. De hecho, a pesar de las décadas pasadas, y de que hace cuatro años que el genial actor falleció, aún suele encabezar la lista del mejor James Bond de todos los tiempos. Gracias a él, conocimos las peculiaridades de este Oficial Operacional Sénior, que trabaja como agente encubierto en el MI6, con el código 007. El doble 0 indica que tiene licencia para matar en el cumplimiento de su trabajo.
Antes de ser actor, Sean Connery hizo culturismo y su condición física era excelente, uno de los principales motivos por los que se confió en él. Aún hoy, ha sido el James Bond más alto, con su imponente 1,89. Como dato curioso, el mismísimo Ian Fleming aún escribió algunas historias después del estreno de Agente 007 contra el dr. No. Quedó tan impresionado por el trabajo de Connery que en sus últimos textos se percibe cómo modificó ciertos rasgos de su James Bond inicial para que se amoldara más al perfil de Sean Connery.
Cabe mencionar que, aunque Sean Connery anunció en 1971 que dejaba para siempre a James Bond, esto no fue así. Como mencionamos antes, regresó doce años después con una película cuyo título era, cuando menos, irónico con su decisión pasada: Nunca digas nunca jamás. Sean Connery quería huir a toda costa del encasillamiento: se negaba a ser actor de un único papel. Finalmente, por su soberbia interpretación en El nombre de la rosa, película de 1986 en la que se puso en la piel de Guillermo de Baskerville, o de Jim Malone, en Los intocables de Eliot Ness, Sean Connery reivindicó su versatilidad.
George Lezemby, el arrepentido
Pocos actores hubieran tenido la osadía de aceptar ser James Bond después de la huella indeleble que había dejado Sean Connery. El australiano George Lezenby se atrevió. Aún no tenía treinta años cuando rodó, en 1969, Al servicio secreto de Su Majestad. Debido a su edad y a su nacionalidad –ha sido el único no británico que ha logrado ganarse el favor de los productores– no lo tenía nada fácil, pero él llegó al casting con un ‘truco’ infalible: vestirse lo más parecido posible a Sean Connery y reproducir guiños y gestos de este a la hora de encarar al personaje. Dicen que el puñetazo que dio accidentalmente al coordinador de dobles de la cinta fue suficiente para hacerse con el papel.
Por desgracia para él, las cosas no le fueron como las había imaginado y a lo largo de su carrera profesional tuvo grandes y profundos baches, que le llevaron a rodar películas de artes marciales, alguna que otra subida de tono –como las siete de la saga Emmanuelle– y, sobre todo, cintas de serie B parodiando a James Bond.
Las siete veces de Roger Moore
Solo un Agente 007 ha protagonizado siete películas de la famosa saga de espías: Roger Moore. Desde el principio, tuvo claro que tenía que poner de su parte para distanciarse de la imagen creada por Sean Connery. Fueron pequeños detalles, pero muy significativos. El James Bond de Roger Moore no fumaba cigarrillos, sino puros. Y nunca pidió el vodka Martini (agitado, no mezclado) al que nos tenían acostumbrados los guiones anteriores. No, Roger Moore era más de champán. Y tampoco condujo el clásico Aston Martin del espía, pero navegó como ninguno de los James Bond anteriores y posteriores. De entre todas las películas grabadas, tenía su favorita: La espía que me amó (1977), la décima rodada de la saga. “Si no la mejor, fue la que más disfruté grabando […] Tenía grandes localizaciones. Y estuve contento de trabajar con Lewis Gilbert, su director”, reveló en una entrevista. Como todo un caballero, en su libro Bond on Bond, escribió que para él el mejor Agente 007 de la historia ha sido Daniel Craig.
"A la tercera...": el caso de Timothy Dalton
Nacido en Gran Bretaña, en 1946, a Timothy Dalton le ofrecieron por primera vez el papel de su vida en 1968. Lo rechazó porque se consideraba demasiado joven para interpretarlo. A principio de los ochenta, volvió a ser un claro candidato, pero tampoco estaba seguro de quererlo y, de nuevo, rehusó hacerlo. No fue hasta 1986 que dio el “sí quiero”, aunque solo en dos ocasiones: para 007, Alta tensión (1987) Y Licencia para matar (1989).
Los fanáticos del personaje de Ian Fleming coinciden en afirmar que Timothy Dalton es el que más se parece al James Bond de papel: frío, agresivo, sin titubeos, ni temor a usar la violencia en caso de requerirse, bebedor empedernido, estoico, como si el cumplimiento de su deber no le diera satisfacciones ni alegrías. Simplemente, hace lo que tiene que hacer. Algunos fanáticos extrañaron la ligereza, el humor y sentido de la autoparodia que aportó Roger Moore. Otros agradecieron los rasgos de personaje creíble que Dalton aportó.
Los noventa y Pierce Brosnan
La primera vez que se notó que el Agente 007 no era una máquina de matar infalible, sino que podía fallar y ser capturado, y torturado, por los enemigos, fue Pierce Brosnan. El actor no fue la primera opción. Se barajaban nombres como Mel Gibson, pero finalmente fue él quien se llevó el papel y quien rodó cuatro películas, aunque para la última, Muere otro día, los productores tenían en mente otro actor: Russell Crowe. Como curiosidad, una de las personas que más han defendido su papel como James Bond fue su compañera de rodaje precisamente en esa película. Halle Berry ha dicho de él que “es la persona más caballerosa del mundo” y que él hizo que “recuperase la fe en los hombres”.
La fragilidad de Craig
¿Qué mas se puede decir hoy de Daniel Craig? El director de Casino Royale, Martin Campbell, tenía sus reticencias sobre él. “Roger Moore y Pierce Brosnan todos eran Bonds de aspecto tradicional. Todos chicos guapos, todos sexys, todos muy atractivos para las mujeres, etcétera. Daniel era obviamente más duro, más rudo, pero no era un chico guapo tradicional". Para gustos están los colores, porque finalmente, Daniel Craig se ha convertido en uno de los Bond más atractivos y sensibles. Las vueltas que da la vida.