Salvados abordó en Sin perdón la historia de superación de los exfutbolistas de élite Dani Benítez, de 37 años, y Julio Alberto, de 66. El primero lo tenía todo a favor para triunfar. De hecho, acabó jugando en Primera División y llegó a ser un ídolo para la afición del Granada. Hasta que un día, después de un partido, dio positivo en cocaína en un control antidoping y ahí se truncó su carrera.
"Organicé una fiesta en mi casa... y la noche se alargó. Al día siguiente tenía que ir a entrenar. Estaba muy borracho. Había allí unos amigos míos, algunos más conocidos que amigos, y me dijeron 'tómate esto", relató. Tras ese positivo, cayó en una auténtica espiral de destrucción. "Yo no era feliz y si me bebía un par de cubatas se me olvidaba todo. Al final sientes vergüenza de lo que has hecho", confesó. Finalmente, decidió poner punto a ese calvario. "Era o quitarme de en medio o un cambio radical... y me costó, pero me perdoné. Eso es lo más importante. Si no lo haces... los demonios llaman a tu puerta todas las noches y te dicen: 'Eh, que estamos aquí'", señaló.
Diez años después de aquella pesadilla, el balear no cambia nada de lo que tiene ahora por lo que tenía o podría haber tenido. Trabaja en una empresa de fertilizantes junto a un amigo y juega en el Arenas de Armilla de 3ª división. "Llegar a Primera división era uno de mis sueños... pero estoy mucho más orgulloso de lo de ahora. Es diferente. Tengo a mi familia, a mis hijas, a mis amigos, que son pocos, pero de verdad... Estoy en un momento en el que no puedo pedirle más a la vida. Tengo 100 veces menos que en Primera, pero la felicidad no es el dinero", aseguró.
Una de las cosas que más lamenta Benítez es que desde aquel positivo se sigue viendo señalado en su vida pública y se sigue preguntando por qué hay errores que no se perdonan. Algo parecido siente Julio Alberto. El mítico jugador de Atleti de Madrid, FC Barcelona y selección española, cayó en las drogas hace más de 30 años cuando ya había dejado el fútbol. "Me duele como me han tratado los medios de comunicación, que me recuerden una y otra vez que me equivoqué. No se hace referencia a todo lo que he hecho, a los que he ayudado. Hay gente que peregrina a mi casa, que no sé cómo la encuentra, a pedirme ayuda", lamentó.
El asturiano reconoció que su vida iba demasiado rápido cuando estaba en la élite del fútbol. "Un día me llamó mi madre para decirme si iba a comer a casa y yo le dije que no podía porque tenía cosas que hacer y era mentira. Yo me iba de compras a Nueva York. El tiempo que he perdido con mi madre y mis hermanos haciendo este tipo de cosas", declaró. Con el tiempo, Julio Alberto aprendió que el dinero no da la felicidad. "El dinero puede comprar el sexo, pero no el amor. Puede comprar una casa, pero no un hogar. Puede pagar una fiesta, pero no la amistad", dijo.
Tras haber experimentado el éxito y el fracaso más absoluto, el exfutbolista aconseja a todas las personas lo siguiente: "Enamórate de la vida. Es una. Solo tenemos esta oportunidad".