El final de Hermanos está tan cerca que casi podemos tocarlo, pero la acción no parece querer detenerse. Cuando creemos que los protagonistas comienzan a encontrar su camino, siempre aparece algo que nos recuerda que la vida sigue siendo un torbellino para ellos. Los chicos se enfrentan a un día crucial: las pruebas de acceso a la universidad. Todos están nerviosos, conscientes de que se juegan mucho. Los jóvenes han entrado ya al centro, excepto Ömer, al que un nuevo contratiempo pone su futuro en peligro.
En el trayecto hacia el examen, Ömer ve al estafador que se ha quedado con el millón de liras turcas (27.240 euros) que había entregado para el piso donde iba a vivir con Süsen y sus hermanas. Sin dudarlo, se baja del autobús y se encara con él, llamando a la policía para que lo detengan. En ese momento, los secuaces del delincuente le dan una paliza, dejándole gravemente herido. El chico Eren corre desesperadamente para llegar a la prueba, pero, a las puertas del recinto, se desploma.
Orhan, que ha ido a acompañar a Aybike y Ogulcan, se alarma al ver que Ömer no llega y comienza a llamarlo, pero no obtiene respuesta. Su sorpresa es mayúscula cuando, al girarse, lo ve tendido en el suelo. Corriendo, se acerca a él y empieza a espabilarlo. Por suerte, el joven reacciona y, con la ayuda de su tío, consigue entrar a tiempo al examen, apenas unos segundos antes de que cierren las puertas.
Al salir, el joven va a comisaria a prestar declaración y allí le dan buenas noticias: tras la detención de estafador, les devolverán el dinero. Una vez en casa, Süsen se enfada con él por meterse siempre en problemas. Quedan pocas semanas para su boda y la joven le pide que, por favor, tenga cuidado durante este tiempo y llegue al gran día sin más incidentes.
Camino de lograr sus sueños
Tres semanas después, salen los resultados de las pruebas de acceso y todos comprueban emocionados lo que les depara el futuro. El esfuerzo ha tenido su recompensa. Todos los chicos han aprobado y logran así entrar en las carreras que deseaban: Aybike seguirá adelante con el sueño truncado de Asiye y estudiará Derecho; Cansu, Veterinaría; Tolga, Lengua y Literatura alemanas; Sarp, Finanzas Internacionales; Yasmin, Diseño de Moda; Berk, Administración de empresas y Elif, Psicología. Por su parte, Ayaz es el único que se marchará fuera de Estambul, se irá a Ankara para cursar Ingeniería Mecánica, mientras que Süsen y Ömer, han sido aceptados en Restauración y Medicina, respectivamente.
La felicidad de la pareja es completa, ya que no solo podrán estudiar lo que anhelaban, sino que en dos días se darán el 'sí, quiero' y cumplirán con la promesa que se hicieron meses atrás. Ambos están ilusionados y deseosos de que, esta vez, nada impida que su enlace se lleve a cabo. Ömer y Süsen preparan una boda muy especial que, por fin, logra unir a todos a su alrededor, lejos de los conflictos de antes.
Una inesperada petición
Orhan quiere darle una sorpresa a Ayten y, para ello, pide ayuda a sus hijos y sobrinos. Quiere pedirle matrimonio, pero no sabe cómo hacerlo de una manera romántica. Aybike y Cansu se encargan de prepararlo todo: fingen que se están peleando en el jardín y, cuando la mujer, alarmada por los gritos, sale junto al tío Eren para calmar los ánimos, las jóvenes despliegan una pancarta con la leyenda "¿Te casas con mi padre?", mientras que Ömer, Oğulcan y Emel lanzan confeti. Al darse la vuelta, Ayten se encuentra con su amado, anillo en mano, quien le hace la gran pregunta: ¿Quieres casarse conmigo?". Ella responde con un rotundo "¡Sí, claro que sí".
Llegó el gran día... o no
Es el día de la boda de Ömer y Süsen. La joven está muy nerviosa, pero al mismo tiempo muy agradecida por cómo los Eren la han arropado y cuidado tras la muerte de su madre. Antes del dirigirse al registro, Akif le regala, en su nombre y en el de Nebahat, unas joyas que lucirá en su enlace. Muy elegante y siguiendo la tradición, Ömer va a recoger a su futura esposa a la puerta de su casa, donde también acude una banda de música. Todos bailan felices y unidos, antes de que los jóvenes se conviertan en marido y mujer.
Como regalo de boda, Oğulcan les obsequia con una sesión de fotos en un romántico paraje, al que van antes de dirigirse al lugar en el que se celebrará el esperado enlace. Sin embargo, dos imprevistos con los medios de transporte harán que Ömer y Süsen no lleguen a tiempo a su enlace y, una vez más, no pueda llevarse a cabo. Pero no es su último intento: poco después, tratan de hacerlo de nuevo, pero con el mismo resultado.
Finalmente, deciden desistir y acabar con sus carreras antes de pasar por el altar, o, al menos, de intentarlo de nuevo. Pasa el tiempo y llega el día. Aybike y Berk, que se han casado antes que ellos y están apunto de convertirse en padres, acompañan a Ömer a recoger a la novia.
Pero, como no hay dos sin tres, la chica se pone de parto antes de que lleguen al registro y será otra boda fallida. Además, tienen una doble sorpresa: los jóvenes se convierten padres de gemelos. A partir de ese momento, la vida de Berk girará en torno a sus dos hijos y a Aybike, ya convertida en abogada, y serán muy felices juntos.
Una despedida y nuevos comienzos
Después de varios años, Ömer consigue reunir el dinero necesario para comprar una casa. Es el momento de decir adiós al gallinero, el hogar donde han pasado su juventud y, en el caso de Emel, su infancia. La chica ya es toda una adolescente, al igual que Bahar, que ahora cuida de su pequeña hermana. Los dos hermanos se emocionan mucho recordando a su familia y todos los momentos, buenos y malos, que han compartido en ese lugar.
Pero no serán los únicos en estrenar hogar. Aybike y Oğulcan le regalan una casa a su padre y a Ayten. La vida de los Eren ha estado llena de sorpresas, pero aún les queda un largo camino como familia por recorrer juntos.