El próximo 11 de diciembre, los hermanos Menéndez, quienes cumplen cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por el asesinato de sus padres en 1989, tendrán una nueva oportunidad para intentar salir de prisión. Representados por el abogado Mark Geragos, los Lyle y Erik presentarán una solicitud para reevaluar su sentencia, respaldados por un equipo legal y testimonios clave de personas que los han conocido dentro de prisión.
Presos ejemplares
Geragos ha anunciado que llamará a seis testigos clave, todos empleados de la prisión de San Diego (California) o del también denominado centro penitenciario Richard J. Donovan, donde cumplen condena, quienes testificarán sobre la rehabilitación de los hermanos, tal y como ha adelantado TMZ. Entre ellos, se encuentran dos funcionarios penitenciarios, un teniente penitenciario, un guardia, y un funcionario de educación del correccional. Los testigos alegarán que tanto Erik como Lyle se han convertido en dos prisioneros modelo, y que ha dedicado su tiempo entre rejas a mejorar la vida de otros reclusos y a promover numerosas actividades de rehabilitación.
Uno de los proyectos que resaltarán durante la audiencia es el denominado 'Green Space', una iniciativa de entretenimiento y bienestar que Lyle lanzó en 2018. Este programa está diseñado para crear un espacio más positivo y humanizado en el patio de la prisión, incluyendo clases de pintura, de hecho Erik ha pintado muchos de los murales de San Diego que adornan las paredes, clases al aire libre y espacios de reunión para grupos de rehabilitación.
Pero además de destacar la gran transformación que han sufrido Lyle y Erik a lo largo de sus más de tres décadas en prisión convirtiéndose en dos presos ejemplares, también hay que hacer mención a los parientes cercanos de los asesinados José y Kitty Menéndez, a quienes los hermanos arrebataron la vida a cañonazos, quienes han expresado su apoyo a la liberación de ambos enviando una carta en la que afirman que “su libertad ayudaría al proceso de curación” de la familia. En dicha misiva los parientes reconocen el cambio en Erik y Lyle, manifestando su deseo de verlos fuera de prisión.
Vías legales para su libertad
Geragos planea solicitar que las condenas de los hermanos se reduzcan de asesinato a homicidio involuntario, lo que, de ser aprobado, permitiría su liberación inmediata, dado el tiempo que ya han cumplido entre rejas. Alternativamente, el abogado pedirá al juez que delegue el caso a la junta de libertad condicional, un proceso que podría tomar al menos seis meses. Además, el abogado ha solicitado clemencia al gobernador Gavin Newsom, apelando a su autoridad para conmutar las condenas.
Condenados en 1996 a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por el asesinato de sus padres, tal y como hemos mencionado anteriormente, Erik y Lyle tenían veintiún y diecinueve años, respectivamente cuando cometieron el crimen que conmocionó a Estados Unidos. Durante el juicio, su defensa argumentó que actuaron en defensa propia, tras haber sufrido años de abuso físico y sexual a manos de su padre, José Menéndez. Sin embargo, los fiscales sostuvieron que el asesinato fue motivado por la fortuna de 13,4 millones de euros que los hermanos recibirían como herencia.
Este caso, prácticamente olvidado hasta hace unos meses , ha vuelto a llamar la atención gracias a la serie de Netflix Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez, que explora tanto los detalles más desconocidos de sus vidas como su juicio. Ahora, a sus 50 años y después de más de 30 años en prisión, Erik y Lyle Menéndez podrían cambiar su destino y escribir un capítulo jamás hasta ahora imaginado en la historia judicial de Estados Unidos.