Andrea, la hija mayor de Jesús Quintero

Hablamos con Andrea, la hija de Jesús Quintero, que cumple el sueño de su padre dos años después de su muerte

La periodista, de 31 años, presenta ‘La colina del loco, la radio que inventó Quintero’, un podcast que rinde homenaje a la figura del legendario comunicador


14 de noviembre de 2024 - 12:40 CET

Andrea, la hija mayor de Jesús Quintero, es digna heredera del estilo de su padre, un maestro del periodismo. Sabe comunicar, emociona, tiene templanza y aunque no destaca tanto por el silencio, porque en eso su padre tenía un don, conoce la importancia de la escucha tan primordial en el mundo del periodismo. “De mi padre he heredado la sensibilidad, la escucha y la búsqueda de la profundidad", asegura la hija que el comunicador tuvo en su primer matrimonio con Ángeles Urrutia. Ya de niña le gustaba escribir, se hizo periodista por él y dos años después de su muerte ha sabido continuar su legado para que su memoria siga viva. Andrea es la encargada de presentar a su padre en La colina del loco: la radio que inventó Quintero, un documental sonoro de 6 episodios guionizado, narrado por ella misma en el que se ha reído al revivir las entrevistas de su padre a personalidades como Rocío Jurado, María Jiménez o Isabel Pantoja, pero también llorado al escuchar nuevamente su voz. Todos los episodios los podrás escuchar en SER Podcast.

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© andreaquinterour

Lo primero, ¿cómo estás?

Pues la verdad que es una pregunta complicada, no te creas. Estoy ilusionada e inquieta por ver la recepción que tiene este documental en la radio, pero sobre todo satisfecha porque he podido cumplir un sueño heredado, que era el sueño de mi padre de volver a la radio. A través de este podcast va a volver a sonar su voz en las madrugadas de La SER, 40 años después, y eso me causa una gran emoción y mucha satisfacción. A pesar de que él ya no esté, gracias a todo lo que dejó dicho, sigue estando y estará siempre.

Se cumplen dos años del fallecimiento de Jesús Quintero, pero gracias a estos testimonios la memoria de tu padre sigue viva

Así es, él dejó un camino dibujado y todos teníamos perfectamente claro en qué quería que se convirtiese su legado. Entonces nuestra intención es mantener su voz viva y sobre todo su ejemplo. Y destinar ese legado y ese ejemplo a la formación de los periodistas en el ámbito de la entrevista. Todo va mucho más lento de lo que quisiéramos y sobre todo, con un luto de por medio, que también tiene sus plazos.

¿Has llorado mucho al escuchar nuevamente su voz en este documental sonoro?

Pues la verdad es que sí. Mira con Ana Alonso de Blas, que es la directora del proyecto, hablé sobre cuáles tenían que ser los créditos del podcast y me dijo: ‘Podemos poner un documental sonoro, guionizado, contado y llorado por Andrea Quintero'. La verdad que ha sido muy emotivo escribir y recordar ciertas cosas. Emocionalmente ha sido muy duro, pero muy bello también. Con su risa me he hartado de reír, pero también de llorar porque la echo mucho de menos. Esa risa ha sido algo muy positivo para mi luto. Mi padre sigue siendo mío y sigue estando presente en mi vida, igual o incluso en ciertos aspectos más que antes. 

Para adentrarnos un poco en la historia, ¿por qué le llamaban ‘El loco de la colina’?

Todo esto nace de un momento emocionalmente difícil para él. Mi padre era un enamorado de la vida, una persona profundamente vitalista, con un reverso que era esa sensibilidad. Él estaba viviendo en Madrid y no estaba muy satisfecho con su vida en esta ciudad. Ya tenía una trayectoria en la radio, había descubierto los elementos que le gustaban como el silencio, los personajes distintos, la música y tuvo la idea de hacer un programa con el que se sintiera cómodo. Vendió la idea a Radio Nacional, pero llamaron al programa ‘Para mayores sin reparos’ y mi padre detestaba ese nombre. En ese momento sonaba muy fuerte la canción de The Fool on the Hill, que si escuchas la letra define totalmente a mi padre. Se sentía como un loco en una colina gritando ‘tenemos que ser mejores', 'hay que confiar en el hombre', 'el mundo tiene que avanzar a mejor’. Él luchó por cambiar el nombre y lo logró. El loco de la colina no solo era el título de un programa, fue sobre todo el personaje que mi padre construyó para interpretar el mundo. El impacto que tuvo fue tal que ese apelativo se quedó para siempre y él lo llevaba por bandera con muchísimo cariño. 

En este documental La colina del Loco, la radio que inventó Quintero hay testimonios de Lola Flores, Isabel Pantoja, Gabriel Celaya, Rocío Jurado. ¿Algo inédito que no hayamos escuchado antes?

Todo esto se ha escuchado hace más de 40 años, pero nunca más. Todo es bastante nuevo porque es verdad que sí se emitió en una ocasión, pero la radio entonces pasaba, quedaba dicho y ya estaba. Rescatar esos testimonios, como fue el caso de María Jiménez justo después de fallecer su hija, la entrevista de Isabel Pantoja poco después de enviudar, o el momento en el que Rocío Jurado se encuentra con un lotero que acaba de dar el Gordo de Navidad y se junta con Margarita Landi, pionera del true crime en España, y comentan juntas la experiencia de que las habían atracado a las dos en el mismo semáforo, son momentos que quedan en el tiempo y que si no los rescatasemos serían olvidados. 

© andreaquinterour

En sus entrevistas, ¿su objetivo era encontrar a la persona antes que al artista o político?

Sí, su obsesión era descubrir al ser humano. Y además es muy bonito ver que, cuando las personas se desnudan, en esencia todos somos lo mismo, tenemos los mismos miedos, las mismas fragilidades y los mismos anhelos.

¿Qué entrevista crees que le quedaba por hacer?

Tenía varias, pero a la que más importancia le daba era a la del Papa. Se quedó con muchas ganas de entrevistar al Papa Francisco y preguntarle si cree en Dios. Yo también me quedé con ganas de oírlo, porque creo que hubiese sido una maravilla. 

© andreaquinterour

El silencio es uno de los elementos que tanto caracterizaba a tu padre. ¿Qué crees que significaba?

El silencio de mi padre era escucha, una herramienta muy útil para dejarle el espacio al otro. Mi padre cuando hizo El loco de la colina ya había hecho psicoanálisis antes y esa escucha es una herramienta de los psicoanalistas para dejar que el otro se exprese. Y luego una cosa que tenía mi padre, que era un don, era un gran sentido del compás, y lo hacía con la palabra. Sabía pronunciar, hacer las inflexiones, darle una musicalidad, pero sabía también cuándo parar. Entonces todo ese silencio ayudaba a ese ritmo diferente e innovador que él inventó en la radio y trasladó a la televisión. 

¿Has heredado de él esos silencios? 

Hay momentos en los que se callarme, pero hay momentos en los que no, la verdad. He heredado muchas cosas de mi padre como la sensibilidad, la escucha, la búsqueda de la profundidad, pero el manejo del silencio creo que es un don, y lamentablemente, no. Quién sabe en unos años, porque también hay que trabajarlo y cultivarlo.

En este podcast hablas un poco de tu infancia en Sevilla con tu padre. ¿Qué recuerdos tienes de entonces?

Una de las cosas que más me costó cuando murió mi padre fue llegar a Sevilla porque para mí esa ciudad sin él ya no era la misma y nunca lo va a ser. Recuerdo muchos momentos de ternura, levantarnos con la Giralda de fondo, recuerdo la pasión con la que vivía y nos enseñaba la ciudad. Sevilla fue el gran amor de su vida. Y yo creo que una de las cosas más bonitas que nos ha inculcado es el amor por esa tierra. Y no solo por Sevilla, sino por toda Andalucía. 

© andreaquinterour

¿Te hiciste periodista por él?

No te puedo mentir, a mí me gustaba, porque siempre he escrito desde muy pequeña. Yo iba más por la literatura, que no dista tanto, pero mi padre fue muy insistente por el tema del legado y yo creo que también porque él es la persona que más sabe de periodismo y que tiene más claros cuáles son los valores importantes del periodismo. Él no estudió la carrera y yo creo que él quería saber un poco, a través de mí, cómo se enseñaba el periodismo en las universidades. El pobre se decepcionó bastante porque el género de la entrevista está super denostado dentro de de las carreras universitarias de Periodismo. Yo estudié la asignatura durante seis meses y eso es muy poco, porque al final la entrevista es una de las principales herramientas del periodista para hacer su trabajo. 

¿Te dio algún consejo?

Me dio muchísimos consejos y el consejo que siempre llevo por bandera, y creo que el más importante, es que para ser buen periodista hay que ser buena persona. 

Ahora eres guionista del exitoso podcast de Vicky Martín Berrocal. ¿Qué crees que pensaría tu padre?

Yo creo que estaría muy orgulloso y también sería muy exigente. Nos echaría broncas por ciertas cosas, estoy convencida, pero yo creo que él nos diría que vamos por muy buen camino. De hecho, mi padre le propuso hacer un programa a Vicky hace muchos años, pero ella no sentía que fuese el momento. Mi padre sabía que ella tiene un don, una facilidad y una verdad en la mirada que hace que la gente empatice con ella y se abra. Tiene la cualidad de la escucha y una curiosidad genuina, que son cosas fundamentales para un buen entrevistador, además de ser buena persona que también lo tiene. Yo estoy muy contenta, disfruto mucho y además me siento muy cerca de mi padre. Vicky también le echa mucho de menos.

© andreaquinterour

¿Cómo era Jesús Quintero como padre?

Pues diferente, yo creo que no fue típico en nada. A veces cuando intentaba ser un padre al uso, yo le decía ¿qué pretendes?  Él no me preguntaba ni por los deberes, ni por las notas, me preguntaba si era feliz o por lo último por lo que había llorado. Fue un padre que no estuvo presente, pero que me educó muy bien en muchas cosas, como en el valor de la humildad, el valor de luchar y trabajar y hacerse a sí mismo y siempre estuvo cuando tuve que contar con él. Cuando tenía un problema, un desasosiego o necesitaba algo, levantaba el teléfono y siempre me daba un buen consejo. Me hizo vivir momentos muy bonitos y anécdotas preciosas que recordaré siempre. 

¿Hay algo que te quedó por hacer o que te arrepientes de no haber hecho?

Me quedaron por hacer muchas cosas, demasiadas, las mismas que a cualquier hijo cuando pierde a un padre con 30 años. Pero no me quedó nada por decirle porque se lo agradecí todo. Y él se fue sintiéndose afortunado porque nos lo dijo, y eso a mí me ha dado una paz brutal. Si me han quedado preguntas, que me han quedado, sé la respuesta. Porque lo conozco y lo conocía. Todavía hablo en presente. No ha conocido a sus nietos, si es que los tiene, pero si los tiene lo conocerán, lo escucharán y lo entenderán a través de su legado y esto es una fortuna muy grande. 

© andreaquinterour

¿Hablas con él a diario? 

Prácticamente, sí. He hablado muchísimo con él con todo esto que estamos viviendo. Todos los días le pido fuerza y seguridad porque él era, muy, muy seguro de sí mismo. 

¿Cómo lleva el luto tu hermana Lola?

Cada uno vive el luto a su manera. A mí no me gusta hablar por ella, ni por nadie, pero sí te puede decir que ella se siente también muy agradecida con el legado y la posibilidad de seguir teniendo a nuestro padre cerca.