Parecen escenarios apocalípticos de película, pero nada tienen que ver con la ficción, simplemente fueron abandonados y quedaron anclados en el tiempo con un halo fantasmagórico, esperando a que alguien les dé una nueva vida. Desde el parque temático Nara Dreamland, de Japón, y la estación Czestochowa, de Polonia, hasta el teatro Sattler Buffalo o el templo Angkor Wat, de Camboya, han pasado a convertirse en lugares escalofriantes. El castillo McDermott, en Irlanda, que lleva 100 años vacío y sobre el que pesan oscuras leyendas; un resort de Costa Rica, abandonado a causa de la bancarrota, y la última casa de la isla de Holland, en Maryland (Estados Unidos), que desapareció por el aumento del nivel del mar. Por último, la urbanización de los castillos de película construida en Turquía, que nunca se llegó a habitar, y las misteriosas casas flotantes abandonadas en Florida.