En los planes de Melania Trump estaba lanzar sus memorias en el otoño de 2024 y las elecciones generales en las que su marido ha sido reelegido Presidente de los Estados Unidos no cambiaron sus planes, es más, todo apunta a que ha sido una decisión planeada y audaz dentro de una campaña que ha sido totalmente distinta a la que los Trump afrontaron en el 2016. "He sido objeto de escrutinio público y tergiversaciones […] Siento la responsabilidad de aclarar los hechos. Creo que es importante compartir mi perspectiva. La verdad", dijo en un vídeo promocional antes de que su libro, Melania, sin su apellido de casada, saliera a la venta para convertirse en un superventas. La Primera Dama consiguió estar cuatro años en la Casa Blanca y aún así seguir siendo un enigma, en parte porque dosifica bien sus apariciones y así lo ha hecho durante toda la campaña. Ahora, mientras los Trump hacen las maletas para llegar a Washington cuatro años después de haberse marchado, toca analizar qué cuenta Melania en sus memorias más allá de su infancia en Eslovenia y de la carrera como modelo que le llevó de forma casual a conocer al magnate inmobiliario que la convirtió en su tercera esposa. Estas son las cinco bombas que se escondían en sus páginas:
No apoya todas las políticas de su marido
Las políticas pro vida de Donald Trump han dividido a la población y han sido uno de los temas más sensibles de esta campaña. Así que ha sorprendido descubrir que Melania es de las que apuesta, al menos en su libro, por el derecho a decidir de las mujeres, que es precisamente lo que defendía la demócrata Kamala Harris: "Es imperativo garantizar que las mujeres tengan autonomía para decidir su preferencia de tener hijos, basándose en sus propias convicciones, libres de cualquier intervención o presión del gobierno", escribió. "He llevado esta creencia conmigo durante toda mi vida adulta".
Ella no es una 'cazafortunas'
Quizá sea por la diferencia de edad, 24 años, o por el cliché del magnate y la modelo, pero Melania Trump se ha visto obligada a matizar que aquellos capaces de opinar sobre la naturaleza de su matrimonio con Donald Trump están haciendo "acusaciones sin fundamento". La Primera Dama aseguró que tienen una relación tierna con muchos gustos en común y que la mayor parte de su riqueza viene a través de sus propios negocios. Sobre esto hay que recordar que cuando Donald Trump perdió las elecciones anteriores frente a Joe Biden circuló la idea de que fuera de la Casa Blanca ese matrimonio estaba roto, cuatro años después siguen juntos y si bien ella nunca soñó con ser la mujer del presidente, algo que era evidente al principio de la carrera política de Trump, ahora es posible que Melania ya haya interiorizado e incluso disfrute de un papel que le ha tocado repetir.
Su hijo por encima del Estado: 'Sentí que estaba atacando a mi hijo porque no le gustaba mi marido'
Si algo ha demostrado Melania, antes, ahora y siempre, es que su hijo Barron, que ha cumplido los 18 años este 2024 es su prioridad absoluta. La Primera Dama ha procurado su bienestar emocional por encima de cualquier plan o compromiso de Estado. Es obvio que es más fácil vivir como hijo de millonario que como hijo de presidente y eso a Melania Trump le generó muchos quebraderos de cabeza, puesto que la primera legislatura de Donald Trump coincidió con una etapa muy complicada para Barron, la adolescencia. El resto de los hijos de Trump (Donald Jr., Ivanka, Eric y Tiffany) ya eran adultos, pero el pequeño Barron se convirtió en objeto de críticas, mofas y acoso, dentro y fuera de las redes sociales. "Fue un daño irreparable", considera Melania, que hizo cuanto pudo para evitarle la exposición pública. La Primera Dama asegura que uno de los peores comentarios fue el que vino por parte de la actriz cómica, productora de televisión y activamente demócrata, Rosie O'Donnell, que lanzó un tuit, que después eliminó, en el que se preguntaba si Barron era autista. "No hay nada vergonzoso en el autismo (aunque el tuit de O'Donnell implicaba que sí lo había), pero Barron no es autista. Me quedó claro que ella no estaba interesada en crear conciencia sobre el autismo. Sentí que estaba atacando a mi hijo porque no le gustaba mi marido", cuenta Melania.
Sobre su amistad con Carlos III
En contra de todo pronóstico dado lo enfrentadas que están las opiniones de Carlos III con Donald Trump en determinados asuntos, desde sus concepciones medioambientales hasta el apoyo a Ucrania, resulta que según Melania, ella y el rey británico tienen una estupenda relación epistolar. ¡Son amigos por correspondencia! La Primera Dama reveló que se unieron en 2019 en un banquete de Estado donde se sentaron juntos y lo describió como "un placer absoluto volver a conectarse con él". "Nuestros caminos se habían cruzado hace muchos años en la ciudad de Nueva York. Esta vez entablamos una conversación interesante sobre su profundo compromiso con la conservación del medio ambiente", contó ella. ¿Se repetirá el sonado viaje de Estado en el que Donald Trump llegó a Buckingham para caminar por delante de la reina Isabel II?
La relación con los hijos de su marido
Melania es la madrastra de Donald Jr., Ivanka y Eric, fruto del primer matrimonio del magnate con Ivana, y de Tiffany, la única hija que Trump tuvo durante su segundo matrimonio con Marla Maples, pero lo cierto es que siempre se han mostrado bastante cordiales y unidos entre sí. No obstante eso no ha evitado que con frecuencia se cuestione la buena relación entre Melania y los hijos de su marido. "Es una relación basada en el amor y el respeto, pero no estoy de acuerdo con todas las opiniones o decisiones que toman". La Primera Dama, que maneja con soltura la diplomacia, advierte que "comparten el mismo apellido", pero sus "caminos" y formas de ser, pueden ser muy distintas. Conviene recordar que durante un tiempo la presencia de Ivanka en la administración de su padre fue tan prominente que daba la impresión de que había dos primeras damas o que una "primera hija" eclipsaba a la "primera dama". Algo que por otro lado para Melania pudo resultar cómodo para no estar constantemente en el foco y poder dedicarse a Barron. Esa "competencia" no duró mucho, ya que poco a poco cada uno fue tomando su lugar en una Casa Blanca que Donald Trump diseñó de manera que sus hijos y su yerno, Jared Kushner, tuvieran un puesto de peso asegurado.