La muerte de Lourdes María García Martí, de tan solo 34 años, y su bebe, de tres meses, tras el paso de la devastadora Dana no solo fue solo una de las primeras que se conoció tras esta terrible tragedia sino también una de las más impactantes. Ambas se encontraban de regreso a casa a bordo del coche que conducía su marido y padre de la pequeña, Antonio Tarazona, de 59 años, cuando una riada les sorprendió en la localidad valenciana de Paiporta.
Antonio, conocido como Toni, intentó poner a salvo a su familia subiéndolos al techo de su coche, pero en cuestión de segundos la fuerza del agua lo arrastró, desapareciendo entre la oscuridad y la corriente. Lourdes logró contactar de inmediato con su amiga Andreina para pedir ayuda. "Me dijo que intentaría aguantar lo máximo posible por su hija, y que cuidara de sus otros dos hijos (Bajix y Sofía, de 13 y 10 años). Ella ya temía lo peor". Y ese temor, desgraciadamente, acabó cumpliéndose, y Lourdes y su pequeña Angelina, acabaron perdiendo la vida mientras que Toni fue rescatado tras sujetarse a una valla para evitar ser arrastrado.
Ahora, una semana después de esta terrible pérdida, Andreina y Robert, la mejor amiga y el padre de Lourdes, han hablado en el programa Hora 25 de la Cadena Ser y lo han hecho completamente devastados.
"Era una persona solidaria, buena amiga, luchadora", dice Andreina, quien estos días se ha convertido en el apoyo fundamental para los hijos de Lourdes. Robert, ha llegado desde Venezuela para asumir el cuidado de sus nietos a los que ya estuvo cuidando durante seis años mientras su hija hacía los trámites necesarios para traerlos a España. "Ellos quieren quedarse aquí, ya estaban felices y tenían su vida aquí junto a su mamá" afirma el padre de Lourdes.
Aunque están recibiendo apoyo psicológico, Andreina cuenta que los niños están aún en estado de shock "Me preguntan: ‘¿Qué va a ser de nosotros?; ¿cuándo vamos a regresar al cole?’. La ausencia de su madre los llena de incertidumbre y los mantiene en modo supervivencia". En estos momentos, están viviendo con Andreina, pero su pequeño piso apenas alcanza para todos y no es una solución viable a largo plazo.
Andreina ha intentado alquilar un piso más grande, pero se ha encontrado con la lentitud de la administración y las negativas de algunas inmobiliarias. “He hecho mil preguntas, relleno formularios, me dicen que espere. Además, muchos se niegan por el hecho de que somos inmigrantes y que el abuelo de los niños aún no cuenta con documentos”. Aunque un conocido de la zona se ha ofrecido a ayudar firmando documentos como garantía, las barreras administrativas han obstaculizado los avances.
Robert, el abuelo, espera conseguir la nacionalidad española para poder quedarse de manera definitiva y hacerse cargo de sus nietos, a quienes él considera como hijos. Ha traído los documentos que prueban su ascendencia española, y espera que el proceso se acelere para poder ofrecerles a sus nietos un hogar estable y seguro. "Quiero quedarme aquí con ellos, no quiero que sientan la angustia de que me tenga que ir. Mi deber es estar aquí, con ellos. Ese es mi lugar ahora", asegura.