Al príncipe Constantino Alexios, segundo hijo de Pablo y Marie-Chantal de Grecia, le bastan cuatro fotografías compartidas en instagram para tener ciento sesenta y seis mil seguidores y ser considerado influencer casi sin quererlo. Y es que el joven príncipe tiene todas las papeletas para triunfar: juventud (acaba de cumplir veintiséis años), inteligencia (estudió Relaciones Internacionales en la prestigiosa universidad de Georgetown, la misma en la que estudió su padrino, Felipe VI), estilo (heredado en buena parte de su madre) e historia, ligada al particular destino de su familia: desde 1974 una Casa Real sin Trono, pero con la dignidad intacta.
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Con la muerte de su querido abuelo, el Rey Constantino, en enero del año pasado, el príncipe Constantino Alexios pasó a ser un heredero sin Corona. Su padre, Pablo de Grecia y Dinamarca, asumió el título de nuevo jefe de la Casa Real griega. Ambos tienen muy asumido que una cosa es tener el título de Rey y otra muy distinta ser Rey. A pesar de pertenecer a una Familia Real sin trono, mantienen vigente el destino de su dinastía trabajando al servicio de su país, desde donde políticamente se les permite. Pablo de Grecia ya anunció durante el solemne funeral de su padre que su misión gira en torno a su querido país, pero que él, su esposa y sus cinco hijos (Olympia, Constantino, Achilles, Odiseo y Arístides) seguirán viviendo a caballo entre Londres y Nueva York, sin dejar de mirar hacia Grecia, el país del que su padre fue el último Rey.
Muchos son los factores que convierten a Constantino Alexios de Grecia en un verdadero príncipe azul del siglo XXI. De sus padres, ha heredado el atractivo físico y el savoir-faire. No podemos olvidar que su madre, Marie-Chantal Miller, nació en Londres, en el seno de una familia muy rica. Su padre, el multimillonario estadounidense Robert Warren Miller, fundador de las tiendas de lujo DFS, y su madre, la ecuatoriana Chantal Pesantes Becerra, tuvieron tres hijas y todas ellas tocadas por la varita mágica del estilo: Marie-Chantal, princesa de Grecia, Alejandra von Fürstenberg y Pia Getty, conocidas por la prensa como The Miller Sisters, sinónimo este de distinción y sentido innato de la moda.
La cuna de Constantino
Al igual que a su abuelo, al sobrino nieto de la Reina Sofía también lo llaman Tino en la intimidad. Nació el 29 de octubre de 1996 en Nueva York. A pesar de ser el segundo hijo de la familia, él heredará la jefatura de la Casa Real griega y no su hermana mayor, Olympia, por seguir la tradición de la Ley Sálica, aquella por la que en la línea de sucesión rige la preferencia del hombre sobre la mujer. El exilio forzado de la Familia Real griega en 1967 y la definitiva destitución de Constantino como Rey, en 1974, impidieron realizar una modernización de la institución monárquica y derogar la Ley Sálica por la que esta, a día de hoy, se mantiene en vigor.
Resulta muy curioso observar cómo Constantino Alexios (quien si alguna vez reinara lo haría como Constantino III) es considerado por la prensa nacional e internacional como influencer cuando apenas ha compartido cuatro fotografías; a pesar de esa discreción, que le ha permitido sentirse a lo largo de su vida más libre para moverse entre dos continentes, su vida despierta un gran interés que se manifiesta, especialmente, en conocer los entresijos de su vida sentimental. La guarda con celo, pero no puede evitar que trascienda.
Este príncipe azul del siglo XXI mantuvo un breve noviazgo con Poppy Delevingne, doce años mayor que él. Fue visto y no visto: se les fotografió juntos por primera vez en febrero de 2023, hicieron oficial su noviazgo un mes después, pero al medio año sonaban con fuerza rumores de ruptura que no tardaron en confirmarse. El fin de la relación se hizo visible cuando en mayo de 2024, Poppy Delevingne fue fotografiada besándose con el “ex” de Sienna Miller, Archis Keswick; y un mes después, Constantino Alexios acudió a la boda de Miss Universo 2012, Olivia Culpo, del brazo de la modelo Brooks Nader, una modelo e influencer, un año mayor que el príncipe, que cuenta en sus redes sociales con más de un millón de seguidores.
Aunque, como ya hemos mencionado, el príncipe ha estudiado Relaciones Internacionales en Georgetown (por cierto, siguiendo las huellas de su padre, el príncipe Pablo tiene esta misma formación académica), siente debilidad por la vida bohemia que se manifiesta en su pasión por los deportes, especialmente acuáticos; por la música (al parecer, toca el piano y la guitarra), la fotografía y un largo etcétera de intereses artísticos.
Historia familiar
El día que cumplió los veintiséis años recibió un sinfín de felicitaciones entre las que destacaron las de su padre, el príncipe Pablo, y la de uno de sus hermanos, el príncipe Achilles, quien subió una fotografía de ambos, en blanco y negro, con un mensaje lleno de cariño: “Feliz cumpleaños a mi hermano y mejor amigo. ¡Te querré por siempre!”.
El príncipe Constantino Alexios logra mantener el difícil equilibrio entre cumplir con responsabilidad con su destino –de heredero de una Casa Real, aunque esta sea de las no reinantes–y preservar sus intereses e intimidad. No lo tiene fácil alguien que desde su nacimiento en Nueva York ha sido noticia. Como botón de muestra de su posición en la Monarquía –no podemos olvidar que también es miembro de la realeza danesa por su abuela, la Reina Ana María–, a su bautizo, celebrado el 15 de abril de 1999 en la Catedral de Santa Sofía, de Londres, acudió la Reina Isabel II de Inglaterra y sus padrinos fueron Felipe VI de España, Federico de Dinamarca, Victoria de Suecia, Guillermo de Inglaterra, Nicolás de Grecia, Demetrio de Yugoslavia y su tía materna, Alejandra von Fürstenberg.
Más allá de la difícil situación política de la Casa Real griega, esta ha logrado mantenerse firme y unida ante las adversidades de la historia. Constantino de Grecia se ganó el cariño de toda la realeza europea. Resistió estoicamente lo que le tocó vivir. El último Rey de los helenos estuvo con su familia en el exilio cuarenta y seis eternos años. Fue Rey sin Corona, pero amparado por las grandes casas reinantes, como los Windsor. Lejos de su querida Grecia, y cuidado con cariño por su tía, la Reina Isabel II, Constantino y Ana María de Grecia hicieron de Gran Bretaña su nuevo hogar. Además contaban con el cariño y el apoyo en los peores momentos de la Familia Real danesa y de la Familia Real española, entre otras.
Una de las labores que emprendió con más ahínco Constantino II fue lograr ese clima de gran familia entre las Casas Reales más allá de las circunstancias históricas que les hubiese tocado vivir. La abolición de la Monarquía en Grecia no le impidió seguir amando y cuidando a su país desde la distancia y, como un Ulises que regresa a casa tras mil periplos alejado de su tierra, volver con el corazón pleno a Atenas. Así lo anunció junto a su esposa en 2004, aunque el retorno no se hizo efectivo hasta 2013. “Es maravilloso poder volver a casa”, dijo entonces. Porque él siempre procuró que sus hijos y sus nietos, alejados del país de sus ancestros, lo siguieran amando a pesar de los sinsabores. Cuando falleció, a los ochenta y dos años, sus restos pudieron descansar en el cementerio del palacio de Tatoi, junto a sus padres.
Dejó un legado que, sin duda, ha heredado su nieto Constantino, bautizado así en su honor. Cabe recordar que, en los Juegos de Verano de Roma de 1960, Constantino de Grecia se convirtió en medallista olímpico: ganó la medalla de oro de vela, la primera presea para su país desde 1912. Tras aquel logro, no pudo evitar pronunciar la siguiente frase: “Es la sensación más maravillosa que he tenido, aparte de comprometerme con mi esposa”. El joven príncipe, como su abuelo intrépido, también ha hecho del mar su lugar ideal.
Por otro lado, de manera intuitiva, el Rey Constantino II toda su vida trabajó a favor de las Relaciones Internacionales, formación elegida por su hijo Pablo y por su nieto. De hecho, cuando el 21 de abril de 1967 el coronel George Papadopoulos dio un golpe de Estado en su país, por la mente del monarca circulaba una única idea: evitar a toda costa el derramamiento de sangre y hallar una salida lo menos dolorosa posible para los griegos, aunque ello supusiera un sacrificio personal.
Sin lugar a dudas, en su nieto resuenan muchas de las acciones y de la manera de vivir de su abuelo. En sus últimos años de su vida, de vuelta en casa, pensaba con serenidad en la muerte y hasta había elegido dónde quería reposar por siempre: “A mi familia no le gusta cuando hablo de eso, pero he elegido el lugar. Esa parte donde las tumbas están sombreadas por árboles de nogal en flor, más abajo y un poco a la izquierda de mi padre. Mirando hacia el mar”. El mismo mar que su nieto explora y recorre en sus numerosas aventuras.