Lucas Bravo, conocido por su papel de Gabriel, el chef parisino de la serie Emily en París que conquistó el corazón de la protagonista, ha vuelto a sorprender. Pero esta vez no por una escena de romance en la pantalla, sino por sus polémicas declaraciones sobre el futuro de su personaje.
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El actor francés, que alcanzó popularidad mundial gracias a la serie de Netflix, ha llegado a cuestionarse si continuará en ella, especialmente tras el desenlace de la cuarta temporada. En esta entrega, Emily (Lily Collins) deja París para mudarse a Roma en busca de un nuevo comienzo profesional y sentimental, acompañada de su nuevo interés amoroso, el heredero de la moda italiana Marcello, interpretado por Eugenio Franceschini. Esta inesperada mudanza, que incluso desató un comentario diplomático entre el presidente de Francia Emmanuel Macron y el alcalde de Roma Roberto Gualteri al desear el primero que la protagonista volviese a la capital francesa, deja en el aire la continuidad de Gabriel, cuyo contrato actual con la serie concluye precisamente con la cuarta temporada.
En una reciente entrevista con IndieWire, Bravo expuso con franqueza las limitaciones que experimenta en los rodajes para proponer cambios en el desarrollo de Gabriel: "He intentado durante varias temporadas añadir matices, pero no tenemos mucha libertad en el set. No podemos cambiar una palabra o una emoción. Saben lo que quieren y nosotros solo tenemos que acatar". Esta falta de flexibilidad creativa, unida a la evolución que ha tomado el personaje, parece ser el origen del conflicto. "Interpretarlo melancólico, triste, deprimido y perdido ya no es divertido", reconoció, y dejó entrever que la serie ha perdido su esencia original de comedia en lo que respecta a Gabriel, quien ahora parece desentonar con el tono ligero y despreocupado de los otros personajes. "Todo el mundo se lo pasa bien a mi alrededor, todos están brincando. Y yo estoy hundiéndome poco a poco en dios sabe qué", reflejó así Bravo su frustración por el rumbo de su personaje.
"El 'chef sexy' era parte de mí en la temporada 1, y me fui alejando temporada tras temporada por las decisiones que toma y por la dirección que han hecho que tome", expresa Bravo con desencanto, al mismo tiempo que apostilla que "nunca he estado tan lejos de él". El actor francés sentencia que en la primera temporada de la serie había mucho de él en el "chef sexy", pero, conforme han ido convirtiendo al personaje en "siempre victimista" y "manipulado por todo el mundo", ha derivado en "algo no divertido para mí de rodar o ver".
Además, Bravo afirma sentirse distanciado de la serie y de Gabriel, al igual que percibe que su papel se está "convirtiendo lentamente en guacamole". Todo el mundo, según él, "se lo pasa bien a mi alrededor, todos están brincando. Y yo estoy hundiéndome poco a poco en dios sabe qué", algo que frustra al actor y que está por determinar si continuará o no en Emily en París.
A pesar de las críticas que Lucas Bravo y parte del público han mostrado hacia el tratamiento de Gabriel, su personaje sigue siendo indispensable en la narrativa de Emily en París. La relación con Emily y el triángulo amoroso, con algunas infidelidades, que lo envuelve junto a Alfie (Lucien Laviscount) y Marcello es una de las tramas más seguidas de la serie. Su posible salida representaría un reto para los guionistas, quienes tendrían que encontrar un nuevo equilibrio en la trama romántica de la protagonista.