Ha pasado un año desde que el mundo se vio sacudido por la muerte de Matthew Perry, a los 54 años, en su casa de California, debido a los efectos agudos de la ketamina. Una pérdida que fue profundamente sentida por los admiradores de la querida estrella de Friends, mientras su familia tuvo que afrontar el dolor y aprender a continuar sin él. "Con el trabajo que estoy haciendo ahora, tengo la sensación de estar sentada siempre a su lado, trabajando juntos a diario en algo que era importante para él. Es como un tesoro poder tenerlo muy cerca todo el tiempo", cuenta a HELLO! Canadá su hermana Caitlin Morrison, la mayor de los cuatro hermanos del actor, que trabaja como directora ejecutiva de la recién creada Fundación Matthew Perry.
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Para preservar el legado del intérprete, su familia y los amigos han creado dicha organización benéfica, que ofrece servicios de tratamiento y recuperación a quienes luchan contra sus propios demonios. "A él le gustaría ser recordado por hacer algo para ayudar a la gente que sufre adicción", cuenta Keith Morrison, padrastro de Matthew, acerca del deseo de su hijastro de ayudar a los demás. A pesar de su constante lucha contra el abuso de sustancias, siempre estaba dispuesto a apoyar a alguien en el camino hacia la sobriedad, ya fuera ofreciéndose a llevarle a una reunión de apoyo, o abriéndole las puertas de su propia casa.
"Si alguien le pedía ayuda, siempre decía que sí y hacía todo lo que podía por ellos. A veces prestaba una ayuda económica, otras veces mantenía simplemente una larga conversación con esa persona", recuerda Caitlin que, en su primera entrevista desde el fallecimiento de su hermano y compartiendo fotos familiares, habla junto a su padre de su amado Matthew, desvelando momentos entrañables.
"Era la alegría de la familia y tenía la habilidad de llenar una habitación de luz. Había una energía magnética. Todo el mundo tenía una sonrisa y atendía a lo que decía"
Un icono cultural
—Ha pasado un año desde que perdieron a Matthew. ¿Cómo siguen adelante?
KEITH. —Matthew tuvo una vida muy interesante, pero estaba constantemente atormentado por las drogas de todo tipo con receta, que pueden llegar a matarte. Nosotros estuvimos a su lado mientras intentaba, una y otra vez, superar su dependencia, hasta que venció y salió de la oscuridad. Por eso, su repentina muerte fue tan impactante. Cualquiera que haya perdido a un hijo te dirá que, aunque estés preparado de algún modo para esa posibilidad, es demoledor. Lo que hemos decidido hacer es aferrarnos al futuro y hacer algo útil.
CAITLIN. —Hemos estado trabajando para crear la Fundación Matthew Perry de Canadá. Después de la desintoxicación, la gente no tiene acceso a la ayuda que necesita y el índice de recaídas es muy alto. Lo que vamos a hacer es ayudar a la gente, durante el primer o segundo año, con cosas como el alojamiento, el asesoramiento y apoyo alimentario, la formación laboral y los servicios de inserción profesional.
—Cuando falleció, fue como si el mundo entero le hubiera perdido. Las muestras de cariño ¿les ayudaron en el duelo, o fueron abrumadoras?
K. —Fue increíble, porque no entendíamos cómo tanta gente se sentía así. Supongo que fue por «Friends» y su personaje. Matthew fue un icono cultural para varias generaciones.
C. —Para mí, fue un consuelo. Pero lo más increíble fue el apoyo de personas que nos tendieron la mano, porque habían vivido una experiencia similar y nos querían hablar de ello. Podíamos llorar juntos y luego reírnos. Ha sido maravilloso.
—Antes del fallecimiento de Matthew, ¿diría que se encontraba bien?
C. —Durante los dos últimos años de su vida —es brutal decir 'los dos últimos años de su vida'—, estuvo alegre. Se reencontraba con personas con las que no había hablado en mucho tiempo, jugaba al «pickleball» todos los días y disfrutaba de las puestas de sol y los amaneceres.
K. —Poco antes de morir, Matthew y su madre pasaron un día juntos y ella dijo que lo vio más feliz de lo que lo había visto en mucho tiempo. Se dijeron todas las cosas que esperas poder decirle a un ser querido cuando sabes que no volverás a verlo. Creo que eso le ayuda mucho.
Su lucha personal
—Caitlin, a pesar de su diferencia de edad, 12 años, ¿estaban muy unidos?
—Teníamos una relación maravillosa. Para mí era una superestrella y mi héroe, y nos reíamos juntos.
—¿Tiene algún recuerdo favorito de él?
—Matthew era la alegría de la familia y tenía la habilidad de llenar una habitación de luz. Había una energía magnética. Todo el mundo tenía una sonrisa y atendía a todo lo que él decía.
—Los 'fans' de Friends probablemente dirían que también sintieron esa energía. ¿Se puso el reparto en contacto con ustedes?
—Sí, son maravillosos y nos apoyan. Él también formaba parte de su familia. Pasaron de un relativo anonimato al superestrellato de la noche a la mañana. Si compartes eso con alguien, el vínculo no se rompe.
—¿Cree posible acostumbrarse a la fama?
—Cuando se alcanza ese nivel, todo el mundo que está en tu vida se ve afectado. En realidad, no hablábamos de su trabajo, solo de cosas familiares, pero si su foto aparecía en una valla publicitaria, él decía: "Echa un vistazo. Muy famoso. Muy famoso".
—Pero ser rico y famoso no ayuda, necesariamente, a superar un problema de adicción.
K. —Hubo indicios en el camino, como cuando perdió un montón de peso, mientras estaba trabajando en «Friends». La gente sabía que pasaba algo. No tenían ni idea de que tomaba 50 pastillas de Vicodin al día. Él dijo que gastó algo así como 9 millones de dólares tratando de recuperarse, aunque puede ser aún más, por lo que yo sé.
—¿Cómo le recuerdan?
K. —Por encima de todos los problemas que atravesó, era una persona divertida, brillante, dulce y generosa. En los últimos años, se había reencontrado con sus amistades de la infancia en Ottawa. Eran sus mejores amigos y, el último verano que vivió, les invitó a un crucero privado por el Mediterráneo. En otra ocasión, en Navidad, estábamos sentados en el salón y me dijo: '¿Por qué no vamos todos fuera?'. Fuimos a su garaje y tenía un Porsche. Una vez le había dicho que era un buen coche y, un par de años después, me lo regaló. Hacía ese tipo de cosas.
C. —Quería ser la persona que te hacía reír y, a pesar de que no le gustaba hablar de temas emocionales, lo hacía porque sabía que había gente que se sentía sola, que no sabía qué hacer y que tenía miedo de pedir ayuda. Decidió que él iba a compartir su lucha personal porque, si con ello podía ayudar al menos a una persona, valía la pena.
Keith: "Tuvo una vida muy interesante, pero estuvo constantemente atormentado por las drogas de todo tipo con receta, que pueden llegar a matarte"