“Recuerda quién eres”, le decía Mufasa a su hijo, Simba, en El Rey León. Una frase de cine que siempre ha tenido muy presente Carlos Rivera, quien precisamente protagonizó la adaptación teatral del clásico de Disney cuando aterrizó en España, allá por 2011. Ahora, el artista ha decidido lanzar de manera oficial la canción Calavera, que formó parte de la banda sonora de la última película de Carlos Saura –estrenada en 2021– y que, con el Día de los Muertos a la vuelta de la esquina, reivindica sus raíces mexicanas.
Pero Carlos también echa la vista atrás ahora que cumple veinte años de carrera artística. Fue en 2004 cuando ingresó en La Academia –programa de TV Azteca, similar a Operación Triunfo– en busca del éxito. Lo logró, ya que terminó convirtiéndose en el participante con más proyección de su edición. Para celebrar su trayectoria y este aniversario redondo, el cantante se embarca en una gira internacional que incluye tres fechas en España: 21 de marzo de 2025 ofrecerá un concierto en Gran Canaria; un día después, en Santa Cruz de Tenerife; y el 26, en Madrid.
Pero, si lo profesional le va de lujo, Carlos se siente mucho más afortunado en todo lo que ha conseguido junto con la actriz y presentadora Cynthia Rodríguez, con quien se casó en España en 2022 y con la que tuvo al pequeño León (sic) en agosto de 2023. Así lo comprobó ¡HOLA! en la charla que mantuvimos con él en la Casa de México, en pleno centro de Madrid, entre calaveras, catrinas y llamativas caléndulas naranjas.
"Si no tengo yo la licencia, que soy El Rey León, ¿quién más le puede poner León a su hijo?"
—Celebras el Día de los Muertos en España y lo haces lanzando la canción Calavera de manera oficial. ¿Cómo vives este momento?
—Es especial porque Calavera está inspirada en toda la tradición en México del Día de los Muertos, pero fue mandada hacer por Carlos Saura para El rey de todo el mundo, que es la última película que pudo hacer. Toda la música de la cinta era mexicana y, junto con Alfonso González Aguilar, produje y escribí las canciones. Calavera es una especie de obra literaria que lleva un poquito de sátira o modo gracioso. Habla del día en el que la muerte viene por alguno de los famosos: cantantes, artistas, celebridades, políticos… Cuando escribimos la canción, pensamos: “¿Y qué pasa si, en lugar de una calaverita, se convierte en una calavera? ¿Y si va en serio?”. Y así nació esta canción con todos los elementos de México.
—Normalmente, cantas al amor. ¿Cómo ha sido cantar la muerte?
—Además de Calavera, que surgió hace cinco años, ya he cantado otras veces a la muerte. Desde la película Coco, con Recuérdame. Luego, tengo una canción que se llama Me muero, que juega también esa idea. “Me muero por robarte un beso (…). Si yo me muero, de amor que muera... Y que cuando muera, que sea de amor por ti”. Tengo otra que se llama La luna del cielo. Cuando me toca cantar temas como éstos, siento que, más bien, es una reflexión hacia la vida.
—Como mexicano, el Día de los Muertos será una fecha especial. Pero, ¿cómo la vives tú en especial?
—Es de las tradiciones más importantes en mi familia. Desde que soy niño, se me enseñó a recordar a nuestros antepasados como una veladora, con una fotografía y poniendo la comida que les gustaba. Fíjate que mi abuela, que fue quien me enseñó todas estas tradiciones, murió el año que yo llegué a España, en el 2011. Recuerdo que ese primer Día de los Muertos le hice su ofrenda en España, como durante todo el tiempo viviendo aquí. De alguna manera, sentía que iba a venir aquí o donde quiera que esté. Ésa es una de las sensaciones más hermosas que existen. De entrada, es importante saber y entender que los mexicanos no celebramos a la muerte, sino que celebramos la vida de esas personas. Si nosotros las recordamos, ellos no van a morir jamás, porque van a vivir en nuestro corazón. Por eso, es tan bonito poder recordarlos con flores, con música y con comida.
—En febrero, ser cumplirán dos años del lanzamiento de tu último disco. ¿Ya planeas el próximo?
—El año pasado lanzamos Sincerarme. Ahora, con Calavera, abrimos un nuevo rumbo de música, de sonidos… Espero que todo eso se convierta después en un álbum completo. Pero ya iremos poco a poco.
—De momento, celebras 20 años de carrera artística y lo haces con una gira importante con tres conciertos en España.
—Sí, estamos en marzo. La gira Carlos XX esta reducida a pocos países: México, Costa Rica, Chile, Argentina, España y Estados Unidos. Son solamente seis y veinte ciudades. No podía faltar España. En Madrid, estaré en el WiZink Center, que hace como cinco años que que no lo piso. También estaré en Tenerife y Gran Canaria. Están volando las entradas, así que quien quiera venir tiene que correr a comprarlas. Espero anunciar pronto un par de conciertos más porque quiero ir a Andalucía y Barcelona. Ojalá pronto les pueda compartir eso.
—En tu última gira, que fue bastante extensa, ofreciste catorce fechas en España. ¿Qué particularidad tiene el público español que acude a tus conciertos?
—De entrada, creo que es un público muy apasionado y se entrega al cien por cien en cada concierto. Si pides que canten, canta contigo. Si pides que baile, baila contigo. Si pides que mueva los brazos al ritmo de la música, lo hace. Es algo muy bonito, porque no pasa en todos los sitios. Además, es muy perceptivo. Está escuchándote todo el tiempo y aprecia realmente la buena música. Hay de todo y para todos, pero sé que siempre es muy bien recibida una buena letra, una buena canción y un buen matiz a la hora de cantar. Además, he tenido la fortuna de cantar en espacios espectaculares: La Maestranza [de Sevilla], el Teatro Romano de Mérida, el Teatro Real [de Madrid]… He tocado lugares mágicos y, de verdad, muchos de los conciertos más especiales de mi vida han sido aquí en España.
—¿Vives entre España y México?
—Paso más tiempo en México por el trabajo, pero siempre estamos buscando la manera de estar también aquí en España, ya sea para estar con los amigos o por trabajo.
"En España tuve que aprender a valerme por mí mismo… Aquí aprendí mucho y crecí mucho. Valió la pena"
—Tienes una vinculación muy especial con España. Primero, porque decidiste mudarte a nuestro país en 2011, pero también por otras razones personales. Por ejemplo, aquí le pediste matrimonio a tu mujer.
—Imagínate, elegimos España para pedir matrimonio, pero también para casarnos. ¡Ya solamente nos faltó que que mi hijo naciera aquí! (ríe). Casi, pero nos tocó en México. Aún así, a España la llevo en el corazón. De verdad. Es mi segunda casa y es un lugar al que siempre voy a estar agradecido. Ha sido mi amuleto de la buena suerte. Me cambió la carrera y me cambió la vida. Por eso, todo el tiempo está vinculado a mi música, mi vida personal, mis canciones… Le he escrito a Madrid no sé cuántas canciones ya. O sea, está implícito el amor y el cariño.
—¿Cómo recuerdas la época en la que te instalaste en España y tuviste que empezar de cero?
—La recuerdo con mucho cariño. Fue difícil y duro cambiar de país. La vida es muy distinta y, allá, yo estaba acostumbrado siempre a tener ayuda con todo… Aquí tuve que aprender a hacer todas las cosas, a valerme por mí mismo… Igual mucha gente va a pensar: “Bueno, es la vida normal”. Pero a veces uno se acostumbra a otras cosas (ríe). Aquí aprendí mucho y crecí mucho. Dejé a mi familia, dejé mis cosas y renuncié a mucho, pero, realmente, valió la pena porque terminó siendo mucho más grande la recompensa que el sacrificio.
—¿Has tomado alguna costumbre o tradición de España que haya terminado formando parte de tu día a día?
—En España, son muy directos y no se andan con rodeos. Nosotros los mexicanos somos muy: “Oye, fíjate, que te quería decir… Que no sé si se pudiera…”. Aquí es “sí” o “no” (ríe). Aprendí mucho eso y, en el trabajo, nuestro equipo sabe que nuestra manera de trabajar es más a la española que a la mexicana. Es saber “sí” o “no”, sin medias tintas.
—Uno de tus primeros trabajos en España fue trabajar en el musical de El Rey León y, curiosamente, tu hijo se llama León. ¿Hubo alguna intencionalidad a la hora de elegir el nombre?
—¡Toda la intención del mundo! (ríe). El Rey León fue un proyecto que me cambió la vida. No sólo lo hice en España, también en México y el doblaje de The Lion King, el live action, para Latinoamérica –estrenada en 2019–. Es un proyecto que ha estado demasiado presente en mi vida y, cuando buscamos nombres [para mi hijo], nos gustó muchísimo León. Es un nombre fuerte. Además, [mi hijo] nació siendo Leo –el pequeño vino al mundo en agosto–… Todo era ideal. Si no tengo yo la licencia, que soy El Rey León, imagínate: ¿Quién más le puede poner León a su hijo? (ríe).
—Ahora que cumples 20 años de carrera, ¿cuál dirías que ha sido el mejor consejo que te han dado?
—Que me preparara. Al principio de mi carrera, tuve el mejor consejo: “Tienes que prepararte. No te puedes quedar solamente con lo que sabes y con lo que tienes, sino que tienes que saber más”. Además, yo empecé muy chico, a los 18 años. Salí de la academia en México y mis maestros me decían: “Por favor, no dejes de prepararte”. Me acuerdo que, cuando empecé a hacer teatro musical, que fue un par de años después de comenzar mi carrera, no quería quedarme solamente porque me daba una oportunidad en México, porque era conocido en ese tiempo y se me abrían algunas puertas. El haberme preparado tanto me sirvió cuando me llegó la oportunidad en España. Aquí llegué como cualquier hijo de vecino: participé en la audición y me quedé por lo que sabía hacer, no porque era nadie en México. Es más, en la audición ni siquiera sabían que yo era conocido, así que fue un mérito grande para mí y y habló mucho del trabajo de verdad. Como dicen aquí, el currártelo.
—¿Y algún consejo que te hayan dado y que no te haya valido? ¿Alguno erróneo?
—En la industria de la música, todo el tiempo estás siendo presionado, obligado a querer hacer lo que está sonando. Con todo el reguetón, imagínate la cantidad de veces que me dijeron: “Tienes que hacer reguetón o tienes que hacer esto…”. En algún momento, también me decían: “No escribas tus canciones, que te las escriban otros”. Yo decía: “Pero, ¿por qué? Si yo las sé hacer. Además, las que yo hago son especiales, diferentes, mientras que las canciones que me hacen son como las de para otros. De hecho, el hacer mi propia música terminó siendo la clave de mi carrera. Si hoy me siguen es porque mis canciones tienen algo que hace que sean mías, no de nadie más.
"Elegí España para pedir matrimonio, pero también para casarnos. ¡Ya solamente nos faltó que que mi hijo naciera aquí!"
—El Día de los Muertos es una fecha para recordar a la familia y tu infancia
—En mi infancia viví las tradiciones mexicanas. Además, vengo de un pueblo donde se vive el México profundo, digamos. Por eso, me gusta mucho ir hacia allá y rescatar todo lo que puedo de mis tradiciones, de mi pueblo. Ahora que hago los videoclips, me voy a hacer locaciones allá e invito a la gente de mi pueblo. En Calavera, las personas que aparecen son gente de mi pueblo y eran comadres de mi abuelita, amigos de mi papá, amigos nuestros… Me da mucha ilusión porque, de alguna manera, siempre quiero compartir quién soy, de dónde vengo y lo hago con mucho orgullo.
—¿Cómo fue tu infancia?
—Creo que tuve una infancia muy feliz. Siempre fui un niño muy curioso que se la pasaba jugando en el patio, en la casa de mi abuela. Mis papás, aunque no querían mucho que me dedicara a cantar, me dejaban hacerlo. Entonces, fui muy feliz.
—Ahora tú eres padre. ¿Cómo te ha cambiado la vida desde que tienes un hijo?
—Hay prioridades que se van cambiando. Ahora estoy pensando todo el tiempo no irme tanto tiempo fuera de casa. Antes, podía pasar meses fuera y ahora no. Ahora, es todo el tiempo querer estar allí y y querer cuidarlo.
—Será difícil embarcarte en una gira internacional. ¿Temes perder algún momento especial o único de tu hijo, como sus primeros pasos?
—Bueno, ellos me acompañan mucho –se refiere a su mujer y su hijo–. De hecho, el año pasado, cuando empecé la gira internacional, me acompañaron a Chile, Argentina, Uruguay y también vinieron a España conmigo. De hecho, la gira cambió. El año pasado, fueron ciento veinte conciertos en quince países. Ahora, es un poco más concreto: sólo estoy haciendo seis países con veinte conciertos. Así, me da tiempo regresar pronto a casa. Y cuando venga a España, lo más seguro es que me vayan a acompañar, que así ya no se nos echa de menos tanto.
—¿Cómo te consideras como padre o como te ves en esta faceta?
—Espero ser un buen padre. La verdad es que disfruto mucho de estar con mi hijo. Es de las cosas más hermosas que me pueden pasar. Cuando estoy con él, trato de jugar, de poder darle tiempo de calidad. Si algo amamos en la vida es estar con él.