"Para mí dirigir es el gran logro en mi carrera. Así lo siento", nos dice, rotunda, Paz Vega sobre Rita, su película debut tras las cámaras. Tras casi 30 años de carrera, la actriz ha puesto toda su experiencia y vivencias en los sets al servicio de su ópera prima -en el guion y la dirección-, que se desarrolla en la Sevilla de su infancia, sobre la violencia machista y la liberación femenina a través de la enternecedora mirada de una cría de siete años, junto a su hermano, de cinco, en el verano de 1984, aquellos de interminables tardes de piscina, de juegos en la calle, cangrejeras y gusanitos.
Paz Vega demuestra, además de ser una excelente actriz, que en ella hay también una cineasta con mirada propia y mucho que contar. "Todo es nuevo, pero a la vez siento que hay una experiencia en mí dada ya por todo este tiempo y que cuando me he enfrentado a esto, lo he hecho con mucha tranquilidad y con mucha seguridad de alguna manera", asegura a ¡HOLA!
"Hay que explorar otras alternativas y a veces eso da vértigo y mucho miedo, pero en ese sentido a mí siempre me ha gustado arriesgarme y hacer cosas diferentes. Ya irme a Estados Unidos sin hablar inglés y decir que sí a un protagonista es asumir un riesgo muy gordo que podía haber salido fatal. Afortunadamente salió bien porque le puse mucho trabajo, corazón y pasión”, añade la directora sobre el salto que le llevó a vivir, al final, catorce años en Los Ángeles.
"A mis hijos les encanta porque recuerdan su infancia ahí y es muy bonito, es una experiencia. Aunque una quiera dejar su vida profesional y personal separadas es muy difícil. Por mi trabajo, me tuve que ir a Estados Unidos, tuve a mis hijos y ellos crecieron allí. Al final va todo unido”, comenta Paz, que siempre ha mantenido unida a su familia, por muchos rodajes que haya tenido por el mundo. Una mamá gallina que no puede evitar sentir nostalgia cuando los polluelos comienzan a volar, como ella misma nos reconoce. "El mayor tiene 17, la niña 15 y el pequeño, 14. ¡No me digas que ya los tengo criados que me da mucha pena -ríe- que tengo el síndrome del nido vacío! Este es el primer año que los chicos se han ido fuera a estudiar, ya empiezan a volar y me da vértigo, pero es ley de vida", asegura Paz. "Siempre estamos todos juntos, pero este momento es inevitable y lo egoísta sería no darles esa oportunidad para tenerlos cerca. En Navidad sí nos veremos, y ya está”, asegura y añade “veo a mis hijos avanzando, creciendo, haciéndose unos adultos maravillosos y es muy bonito, aunque la separación me está costando".