Como dos aristócratas europeas que llevan un estilo de vida internacional, envidiable y trepidante, a las princesas María Carolina y María Chiara de Borbón-Dos Sicilias les encanta refugiarse en su casa familiar de la Costa Azul para recargar las pilas. El impresionante palacete de Saint-Tropez es el lugar al que la familia acude con sus ocho perros para reunirse después de haber pasado el año entre sus casas de París, Montecarlo y Roma.
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María Carolina, de 21 años, y María Chiara, de 19, se graduaron en el Instituto de Moda Marangoni, de París, hace un año y medio y ahora están terminando sus estudios en Harvard, Estados Unidos. Algo que no ha sido óbice para que pudieran reunirse con sus padres, los príncipes Carlos y Camila de Borbón-Dos Sicilias, en su impresionante villa de estuco, situada en un exuberante terreno protegido por cipreses y palmeras. El vínculo entre las dos hermanas es muy fuerte: acaban a la vez sus frases y están muy orgullosas la una de la otra. Educadas en casa, de niñas no solo se han apoyado en sus padres, sino también mutuamente, para aprender el significado de la amistad y el compañerismo. "Nuestro vínculo siempre se ha basado en darnos mucho amor, apoyo y respeto. En nuestra familia, las palabras “celos”, “competencia” y “rivalidad” no existen", dice María Chiara, que se describe a sí misma como la 'artística', mientras que su hermana está más interesada en el mundo de los negocios y el marketing. "Estamos fuertemente unidas y la sororidad es superpoderosa —añade—, sobre todo, en un mundo donde hay mucha soledad".
"La mejor versión de nosotras mismas"
María Carolina asiente con un movimiento de cabeza en señal de acuerdo. "Escuché una vez una cita que dice que los padres se van demasiado pronto, que tu futura pareja llega tal vez demasiado tarde y que la única persona que se queda contigo para siempre es tu hermano o tu hermana. Es genial tener a alguien a tu lado con el que puedes crear recuerdos y que siempre te respalda, te ayuda y te ama". La mayoría de los hermanos disfrutan de una sana dosis de rivalidad, pero para las princesas, cuyo padre encabeza la Casa Real que antaño gobernó el sur de Italia y Sicilia desde una magnífica corte en Nápoles, el estímulo es mucho más importante. "Cuando una de nosotras lo hace bien y tiene éxito en algo, la otra se esmera al máximo", dice María Chiara. Y añade: "Nos hace esforzarnos para conseguir alcanzar la mejor versión de nosotras mismas". Son conscientes de sus privilegios, que intentan equilibrar con responsabilidad.
"Hoy en día, una princesa no es una chica que vive en un castillo y espera a su príncipe azul", afirma María Chiara, para acto seguido añadir: "No es como un cuento de hadas. Una princesa de hoy se enfrenta a los retos del mundo. Es alguien que utiliza su título y su posición para hacer cambios positivos en la vida y ayudar a los demás". Dicen que sus padres les han enseñado "la importancia del respeto, el trabajo duro y la educación", y ambas, siguiendo el ejemplo de su madre —que dirige su Fundación Princesa Camilla de Borbón—, participan en obras benéficas como la Cruz Roja y WWF.
"Es genial tener a alguien a tu lado con quien puedes crear recuerdos y que siempre te respeta, te ayuda y te ama", cuenta María Carolina, que está muy unida a su hermana
No viven un cuento de hadas
Aunque no viven un cuento de hadas, ambas fantasean con la idea del romance. "Todavía estoy esperando que venga el príncipe azul y me dé una serenata con una guitarra y una rosa roja. El puesto sigue vacante y acepta solicitudes", confiesa, entre risas, María Carolina. Su hermana, sin embargo, es más reservada. El año pasado se dijo que estaba saliendo con el príncipe Christian de Dinamarca, un rumor que ella desmintió enérgicamente: "El príncipe Christian y yo somos muy buenos amigos y cada vez que nos vemos lo pasamos muy bien juntos. Pero solo somo eso, amigos", cuenta ahora. La experiencia, sin embargo, la empujó a ser más celosa con todos los asuntos relacionados con su vida personal. "Es un tema que prefiero mantener en privado, ya que estamos en el punto de mira la mayor parte del tiempo», nos cuenta. «Ese es el peligro de las redes sociales. Es superdifícil controlar tu imagen y estar al tanto de todo lo que se escribe sobre ti".
Sus propios padres, que se conocieron hace 28 años, son su modelo a seguir y no exigen nada sobre con quién se casarán sus hijas, si con un príncipe o con un plebeyo. "Tenemos la libertad de expresar nuestros sentimientos por las personas que queremos», asegura María Carolina. "Para mí, lo más importante es encontrar un marido al que quiera, que tenga mis mismos valores, que me complemente y con el que pueda construir un futuro feliz, independientemente de su título o su estatus".
Sus otras pasiones
Antes de encontrar a su 'media naranja', las hermanas, que dominan seis idiomas, se dedican a sus otras pasiones: los animales y la moda. A sus dos galgos, 'Cairo' y 'Cosmo', se unió 'Candy' en 2021. Poco después llegaron cinco cachorros (hijos de 'Cosmo' y 'Candy'). También se dedican a los animales que necesitan ser realojados, adoptados o acogidos. Ambas son mecenas de la organización benéfica Rokethon, que sensibiliza y recauda dinero para perros abandonados. "Es importante recordar que los animales son como nosotros: experimentan emociones y sienten dolor. Es vital que comprendamos que maltratar a los animales, ya sea mediante el abuso o la cría industrial, es totalmente inaceptable", afirma María Chiara. "Tenemos que poner fin a la crueldad y a las pruebas con animales y proteger la naturaleza", añade.
Planes de hermanas
Los dos perros blancos con los que aparecen las hermanas pertenecen a una amiga y fueron rescatados de Ucrania. "Es superimportante adoptar animales, especialmente los que han quedado atrapados en zonas de conflicto. Hay muchos en los refugios esperando a que alguien les dé una segunda oportunidad". La familia ha apadrinado, acogido o adoptado varios animales a lo largo de los años: conejos, serpientes, caballos, ranas, tortugas, periquitos, ratones y hámsteres han vivido bajo su techo. Incluso han adoptado un par de vacas, 'Bella' y 'Pomponette', que viven en Jersey. "Son hermanas y las visitamos cada vez que vamos al Reino Unido. Nos las regalaron nuestros padres hace 15 años, así que ya son bastante mayores", dice María Carolina.
Cuando viajan, su padre se desespera por la cantidad de equipaje que llevan. "Nos mira y dice: “¿Por qué 20 maletas?”. Pero es un hombre, así que no lo entiende", ríe María Chiara. Suelen ser asiduas a los desfiles de moda, pero este año no pudieron ir a París ni a Milán porque se encontraban en Hong Kong. "Es una forma de aprender mucho más sobre la industria de la moda, la creatividad, la artesanía y los detalles. También de entender las tendencias emergentes", cuenta María Chiara, que planea crear una marca de moda con su hermana: "Siempre nos entusiasma hacer cosas nuevas. Estamos poniendo todo nuestro empeño en desarrollarla y esperamos poder compartir noticias muy pronto".