Ella misma define su forma de vestir como “sencilla y atemporal”, y, aunque reconoce que “me cuesta considerarme un referente fashion” -en nuestro último número especial de Alta Costura y prêt-à-porter-, lo cierto es que Belén Corsini se ha convertido en uno de los iconos de estilo por excelencia en nuestro país.
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La condesa de Osorno sorprende, en cada una de sus apariciones públicas, con sus apuestas -marcando tendencia- y ha demostrado ser la invitada perfecta en muchas ocasiones.
No falla -maneja los códigos de estilo a la perfección-, y nos confiesa que “me gusta saber lo que me voy a poner con antelación”. Aun así, admite que “antes dedicaba más tiempo a pensarlo, pero, con el tiempo, creo que voy teniendo más claro lo que me favorece y me hace sentir cómoda”.
En las imágenes que publicamos en ¡HOLA! esta misma semana, comprobamos que, también, acierta con sus looks de diario. En estas fotografías, aparece paseando con su marido, Carlos Fitz-James, y su pequeño Carlos -que nació el pasado cuatro de marzo-, por Madrid. Un plan cotidiano, para el que escogió un outfit cómodo y relajado: blazer en azul marino oscuro -un básico en el armario de cualquier fashionista-, camiseta blanca y pantalones con cuadros ‘vichy’, que combinó con unas zapatillas converse.
Su elección confirma que, como contó a ¡HOLA! en otra entrevista, está al tanto de lo que se lleva: “Adapto las tendencias a mi estilo, pero sin arriesgar mucho”, nos decía. Y, esta vez, ha hecho ‘suyo’ este estampado, uno de los clásicos más versátiles, que nunca pasa de moda.
De Audrey Hepburn a Diana de Gales: ellas también lo llevaron
Los cuadros ‘vichy’ se popularizaron en los años veinte y treinta, y, pese a lo que se suele imaginar, su origen está en Asia -en Malasia-. El gingham pattern -su nombre primigenio- llegó a Inglaterra bajo la soberanía de la reina Isabel I, y comenzó a producirse en Vichy -la ciudad francesa de la que toma el nombre- gracias a Napoleón III.
Este símbolo del estilo parisino irrumpiría en el cine de la mano de Judy Garland y su icónico vestido en El mago de Oz (1939). Aunque el nuevo twist se lo dieron Joan Crawford, en la película Rain; Katharine Hepburn, en Escándalo en Filadelfia; y Lauren Bacall en Tener y no tener. Ellas le concedieron otro ‘aire’, transformándolo en un estampado menos ‘aniñado’ y más moderno.
La inolvidable Brigitte Bardot fue, quizá, quien hizo que todavía fuese más deseado, tras llevarlo, en su original vestido de novia, para su boda con Jacques Charrier, en 1959.
Aun así, no fue la única. Otras muchas estrellas del séptimo arte lo incorporaron a su fondo de armario: desde Marilyn Monroe, icono de sensualidad, a Audrey Hepburn, que aún, a día de hoy, sigue considerándose un referente en la moda.
Ellas dejaron claro que el ‘vichy’ puede adaptarse a cualquier estilo; y, de hecho, tampoco el mundo royal permaneció ajeno a su poder. Diana de Gales lo inmortalizó con sus inolvidables pantalones -con cuadros rosas y blancos-, una combinación que, sin ir más lejos, el pasado año, recuperaría Margot Robbie para la promoción de la película Barbie. Porque, palabra también de Belén Corsini, el ‘vichy’ sigue más vigente que nunca.