Una ruptura matrimonial es, en muchos casos, un proceso nada fácil de llevar por la diferencia de criterios que tienen las dos personas implicadas en la misma. Si a ello se une que la expareja vive bajo el foco mediático y cada paso que dan se mira con lupa, la separación se les puede hacer cuesta arriba. Álvaro Morata y Alice Campello ejemplifican como nadie ese paradigma, tratándose ambos de amoldar de la mejor manera posible al nuevo escenario por el bien de su familia.
Ocurrido hace solo unos días, el último gesto que ha llamado la atención del futbolista y la influencer tiene que ver con sus redes sociales, donde primero ambos tuvieron el arrebato de bloquearse mutuamente. Fue tras una discusión que dio como resultado esa decisión en caliente, sin pensar probablemente que ello alimentaría los rumores de una mala relación entre ellos.
Sin embargo, el enfado del capitán de la Selección Española y la empresaria italiana duró poco, puesto que horas después volvían a seguirse en sus perfiles públicos. De esta forma, reculaban rápidamente y se mostraban dispuestos a no dejarse llevar ni hacer más grande de lo que era ese desencuentro que habían tenido entonces. No es fácil conseguir la normalidad en situaciones como esta, pero al menos los dos quieren intentar que así sea.
Haciendo retrospectiva de los últimos dos meses, desde que anunciaron que tomaban caminos diferentes el pasado 12 de agosto, se han producido un torrente de acontecimientos que dieron mucho que hablar y desconcertaron a la mayoría de sus fans. Primero, algo que ya se sabía desde julio, Álvaro hacía efectiva su mudanza a a Milán tras su fichaje por el histórico club rossonero después de abandonar el Atlético de Madrid.
Con el verano dando sus últimos coletazos, el delantero se instalaba en la pequeña localidad de Corbetta, a 30 kilómetros de la capital de Lombardía. Todo parecía ir según su hoja de ruta hasta que el alcalde de dicho municipio le dio la bienvenida en redes sociales, lo que que para el goleador supuso un verdadero disgusto. El motivo, que se había desvelado dónde residía y eso podría comprometer la seguridad de los suyos, algo que el crack madrileño se toma muy en serio.
Cabe recordar que, cuando la familia vivía en Madrid, esta sufrió varios robos y en uno de ellos incluso Alice y los niños estaban dentro de la casa. Precisamente, es en esa lujosa mansión de la urbanización La Finca, en Pozuelo de Alarcón, donde la modelo decidió permanecer con sus hijos en un principio cuando se produjo la ruptura. No tenía claro en ese momento si debía trasladarse también a su país de origen, y arrancó septiembre viviendo en España mientras los pequeños iniciaban el curso escolar.
Fue entonces cuando se vieron las primeras imágenes juntos de la expareja desde que rompieran, ese día llevando a sus niños al centro educativo. Aquello hizo pensar a muchos que las puertas de la reconciliación estaban abiertas, pero nada más lejos de la realidad. El hecho de mantener contacto diario no significaba que las aguas volvieran a su cauce, ya que sus movimientos iban enfocados principalmente al bienestar de Alessandro, Leonardo, Edoardo y Bella.
Semanas después, Alice Campello tomaba una decisión clave y no era otra que hacer las maletas con los 'peques' rumbo a Milán. No quería que la distancia mermara la relación familiar y de esta forma sus hijos tendrían a mano convivir con el futbolista de 31 años cuando así lo establecieran. Además, la influencer contaba allí con el apoyo incondicional de sus padres, Andrea y María, así como de su hermano Alessandro.
También se viene abordando de manera reiterada las razones que provocaron su separación, con rumores de infidelidad que ellos mismos han negado de forma tajante en diversas ocasiones. "La gente no entiende que hay cosas que termina sin ningún motivo, sin terceras personas", aseveró Morara en un entrevista en Cope. "Alice es una persona que me ha ayudado y a la que quiero muchísimo, pero que tenemos opiniones diferentes, ahí está, se acabó", zanjaba.
También ella salía al paso de ciertos comentarios ajenos a la expareja, lamentando en un comunicado que "al principio quería controlar la situación porque sufría con todas estas mentiras. Pero después entendí que cada uno siempre pensará y se hará las fantasías que quiera". Así, desmintiendo que hubiera prueba alguna de esa supuesta traición, sentenciaba: "Él sabe que nunca le he faltado al respeto y pondría la mano en el fuego porque él tampoco me ha faltado el respeto a mí”.