Es tu it girl favorita -como ella misma se define, con mucho humor, en su perfil-, aunque, seguramente, no sepas muchísimo de ella. Porque puede que Ana Brito se haya convertido en toda una estrella en la red, pero su vida privada es 'casi' un misterio. "Es algo que tenía muy claro desde un principio, el objetivo del 'El Show de Briten’ es entretener, no contar absolutamente nada de mi vida. Es verdad que a veces subo una foto en la que se ve a mi marido o a mi hija, de espaldas, por mostrar que también soy humana… Más allá de eso, no, no me interesa".
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Lo que sí sabemos es cómo comenzó su historia. En 2020, después de perder su trabajo tras cometer lo que ella llama un ‘sincericidio’ -como nos explicará en esta entrevista-, decidió empezar a subir vídeos de humor a sus redes sociales… y, lejos de lo que imaginaba, resultaron ser todo un éxito. "A cuánta gente he engañado, ¿eh? Es increíble", nos dice con la gracia que le caracteriza. Ahora, triunfa, también, en las ondas, con el pódcast Poco se habla! que presenta junto a Xuso Jones -y por el que se llevaron un Premio Ondas- y nos presenta su nueva aventura, El lado bueno de las cosas, su primer libro, donde intenta explicar cuáles son sus claves y sus técnicas para conseguir todo lo que se propone. Porque, más allá de las risas, nos asegura, "hay mucho trabajo".
- Lo primero, ¿por qué decidiste hacer este libro, El lado bueno de las cosas?
- Hay varios motivos realmente. El primero, porque a mí se me conoce, obviamente, por las redes, por Briten, ese personaje que yo he creado: con sentido del humor, cómica… Pero hay otra parte de mí, quizá más seria, más profunda, que al final es la que se lo ha trabajado, la que ha buscado que le pasen cosas buenas. Me parecía importante mostrarlo porque Briten tiene mucho de Ana Brito y Ana Brito también tiene mucho de Briten. El segundo porque era un reto personal, soy mucho de cumplir objetivos, marcarme metas… y, por último, y quizá el más importante, para explicar mi historia. Creo que es importante que la gente entienda que, al final, no somos dueños de lo que nos pasa ni de las circunstancias bajo las que nacemos o nos criamos, pero que sí tenemos la posibilidad de decidir hacia dónde queremos llegar y, sobre todo, con qué actitud. Más allá de la palabrería, exponiendo ejercicios y técnicas que yo utilizo para poder hacer todo lo que me propongo. Y, bueno, también para recaudar dinero para la 'Fundación soñar despierto'.
- Parece que hay un boom de libros de desarrollo personal… ¿Te costó hacer algo diferente?
- No creo que haya un boom... Por ejemplo, yo llevo consumiendo libros de desarrollo personal desde hace muchísimo tiempo. Puede que sí estén más en alza porque la gente le da más importancia a la salud mental. Tampoco quiero que la gente me reconozca como una gurú ni una experta en desarrollo personal porque no lo soy. Al final, cuento mi historia y creo que eso es lo que lo hace diferente.
- Dices que la felicidad también se busca
- Yo lo que digo es que la felicidad no existe. Es un término tremendamente manido, y creo que se persigue, se busca y se trabaja. En esa búsqueda, yo la he encontrado también porque me lo he propuesto. Es importante que la gente no vea todo lo que yo digo con esa filosofía, para mi gusto, barata del 'si quieres puedes'. En este libro cuento que hay detrás muchísimo trabajo y cómo yo consigo lo que quiero. Creo mucho en la ley de la atracción, se trata simplemente de poner el foco y hacer un trabajo de introspección: qué quieres, cómo lo quieres, por qué lo quieres… hacerte todas esas preguntas que nadie nos ha enseñado a hacernos, pero eso no significa que vaya a llegar sólo porque pienses en ello. Vas a crear, sin darte cuenta, un camino para ello.
- ¿Dirías que has alcanzado tu mejor versión?
- No… Creo que es una carrera de fondo y de la misma forma que hay que entender que hay que seguir aprendiendo cosas nuevas el resto de nuestra vida, pienso que todos tenemos que estar buscando constantemente herramientas que nos hagan mejores. En la vida nos vamos a encontrar baches nuevos y vamos a necesitar herramientas para desenvolvernos mejor. Nunca vamos a estar preparados para todo lo que nos viene, además, cada persona es diferente y lo que me sirva a mí a lo mejor no te sirve a ti y viceversa.
- Tu historia siempre ha llamado mucho la atención. Empezaste 'El Show de Briten' porque te habían echado del trabajo, por circunstancias ajenas a ti. En ese punto, ¿te hundiste?
- Realmente no me hundí porque fue un despido pactado. Trabajaba en una productora audiovisual y me di cuenta de que quería hacer entretenimiento. La realidad es que tuve un ataque de sinceridad absoluto, pequé de 'sincericida' (que es una cosa que me caracteriza), y les dije: 'hay una persona que quiere este trabajo mucho más que yo y que va a hacerlo mucho mejor que yo. Probablemente yo tenga otro hueco, en otro lado, donde se me explote mucho más y aprenda cosas que quiero'. Pactamos que a los seis meses me iba, y a las dos semanas llegó la pandemia... Tenía muy buena relación con ellos y querían que me quedara, pero yo ya había dicho todo. Al final todo pasa por algo y no te digo que lo pasara mal, pero es verdad que estábamos en un momento social tan complejo... Todos los procesos de selección colapsados, muchísimos despidos... A mí ya me habían despedido en el pasado y había estado en concurso de acreedores muchas veces (porque a mí me pilló esa famosa crisis del 2018, nada más acabar la carrera), así que sí fue un poco como: ¿otra vez? Tengo treinta años y estoy de nuevo en el punto cero... Pero, como ya estaba en mi cabeza eso del entretenimiento, me dije: 'voy a hacer un vídeo... Total, no tengo nada que hacer (porque no puedo buscar trabajo), ¡me voy a lanzar!' Y desde el minuto uno fue como un boom... A veces, cuando menos te lo esperas o cuando llegas tu punto más bajo, pasa un poco como lo del ave fénix, te atreves a hacer cosas que antes no te atreverías o a salir de la famosa zona de confort, porque, como ya no tienes nada que perder…
- ¿Y cómo gestionas todo este éxito que te llegó tan rápido? ¿Te ha costado asimilarlo?
- Realmente no me ha costado porque yo sigo siendo yo, tengo los pies en la tierra. Lo estoy viviendo con muchísimo agradecimiento y viviendo un sueño... pero, a veces, no me lo acabo de creer. Sí que te diría que, por todo lo que me ha tocado vivir, tengo muy buena capacidad de adaptación a los cambios. Obviamente, hay cosas a las que no estoy acostumbrada: dar tantas entrevistas, hablar tanto de mí misma... No te voy a negar que he pasado (sobre todo al principio) por todas las etapas: estrés, ansiedad, el síndrome del impostor… Pero, después, a medida que voy haciéndolas, ya las normalizo. Claro que también hay momentos de máximo estrés, con picos de trabajos muy fuertes e incluso cierto sentimiento de culpabilidad porque no puedo estar tanto con mis seres queridos como me gustaría, pero creo que, al final, también he sabido diferenciar (de esto también hablo en el libro) entre las cosas que puedo controlar y las que no. Intento buscar una solución y, si no, tiro 'pa'lante' porque: 'de qué me sirve, ¿no?' Lo que sí puedo controlar decido hacerlo con la mejor actitud posible y siempre con muchísimo agradecimiento, que es una herramienta clave, que tengo muy presente en el día a día.
- También eres madre, ¿cómo lo compaginas?
- Siempre me gusta decirlo (porque me parece importante). Gracias a Dios, tengo una infraestructura que me lo permite. Tengo ayuda en casa, un marido que me ayuda muchísimo, una madre entregada a la causa (que ha descubierto al amor de su vida), una suegra que más de lo mismo... Tengo una cobertura que me permite dedicar mucho tiempo a esa parte profesional. Y, también, un trabajo que me permite muchísima flexibilidad. Aunque hay picos de trabajo muy altos, me organizo. Sería muy injusto que yo idealizase la maternidad cuando parto de otro punto. Me parece muy importante visibilizarlo porque, al final, es verdad que yo en mis redes no hablo de mi vida privada, tampoco me gusta y no creo que sea algo que vaya a hacer en un futuro… pero sí que veo que veo, a lo mejor, influencers que normalizan esa maternidad idílica y creo que no es justo. A parte de que me parece fatal lo de enseñar a los hijos (eso es otra 'peli'). Hay una mujer que está en su casa, con una jornada laboral normal, que tiene que hacer malabares para llegar a fin de mes, para compatibilizar su vida laboral y profesional y que, incluso, ha tenido que dejar a un lado lo profesional para ocuparse de esa vida familiar. Tienen que dejar esos referentes porque no son reales.
- Aunque eres muy conocida en redes, has conseguido mantener tu vida privada totalmente al margen… entiendo que quieres que siga siendo así. Pero, ¿te ha costado o es algo que tenías claro desde un principio?
- Es algo que tenía claro desde un principio. Siempre he sabido cuál es el objetivo de 'El Show de Briten': entretener. Dentro de lo posible, ayudar, de la forma que sea, a que sonrías si has tenido un mal día o aprendas algo... incluso impulsar a cumplir tus sueños u objetivos, pero no he hecho nada de esto para contarte absolutamente nada de mi vida. Es verdad que a lo mejor hay veces que subo una foto en la que se ve a mi marido o mi hija de espaldas, porque también me apetece enseñaros un poco esa parte personal, que soy humana, aunque parezca un robot. Más allá de eso, no, no me interesa. De hecho, hay muchísimas colaboraciones que implican abrirme... y no estoy dispuesta a sacarlo. Mucha gente me pregunta: pero, ¿por qué, por ejemplo, tu madre, sí? Porque la realidad es que mi madre se presta a todo y mi marido no… Y, por otro lado, mi hija tampoco está en una edad en la que pueda decidir absolutamente nada. No voy a sacar partido de ella sin que sepa lo que está haciendo. No me interesa, no estoy cómoda, no es hacia donde yo me quiero dirigir.
- ¿Cómo gestionas todo el hate de las redes sociales? Aunque imagino que, por el tipo de contenido que creas, no tienes mucho...
- Te diría que tengo mucha suerte. Creo que tengo una comunidad súper buena, que me ha ido acompañando por el camino y que son incluso partícipes del propio contenido. Pero, por supuesto, claro que hay haters. Lo que pasa es que me parece que el foco no se lo tengo que dar a la gente que no me quiere o a la que no le gusta el contenido… Hasta cierto punto me da un poco de pena que haya gente que dedique su tiempo a meterse con otras personas o a criticar a gente que ni siquiera conoce... ¡Con todas las cosas que hay por hacer! Desde llamar a tu abuelo hasta darte un baño… Me parece que hay gente para todo, pero también tengo mucha facilidad para bloquear.
- O sea que no te tiembla el pulso
- No me tiembla el pulso para nada porque, además, pienso que, en el fondo, le estoy haciendo un favor. Está ahí criticándome… Pues nada, no te preocupes, yo te bloqueo y ya te ahorro el tener que verme, ¿no? También soy consciente de que no le puedo gustar a todo el mundo. Es que eso es una obviedad. De ahí que me dé igual si una persona hace un comentario raro, pero si ya es una persona que constantemente va a la crítica fácil y a hacer daño, ahí sí bloqueo.
- También presentas un podcast, Poco se habla!, con Xuso Jones, y ganasteis un Ondas, ¿cómo fue ese momento?
- Fue increíble. Ya sabíamos que estábamos nominados, pero 'no dábamos un duro' por que fuéramos a ganar el Ondas. De hecho, Xuso estaba en una grabación y yo en la moto cuando, de repente, empezó a sonar mi teléfono... Paré porque pensé: alguien se ha muerto. Y me dijeron que habíamos ganado el Ondas. Me puse a llorar. Llamé a mi madre, y tuve que recogerlo sola porque Xuso no estaba. Me dejó ahí tirada... (se ríe) Pero es que, además, yo todo lo que hago en lo profesional, una de las cosas que busco es que la gente lo viva como cuando estabas en clase y te entraba un ataque de risa, que no puedes parar. Con Xuso me pasa un poco eso, en el podast yo desconecto y verdaderamente disfruto, más allá de los premios que nos puedan dar o del dinero que pueda generar. Es un regalo poder trabajar y pasármelo así de bien.
- ¿Consigues desconectar de las redes sociales y del móvil cuando te dedicas plenamente a ello?
- Claramente soy mucho más adicta, por así decirlo, que los demás porque es mi herramienta de trabajo... Pero tengo una facilidad para no saber dónde está mi teléfono, no cogerlo, pasar olímpicamente de las redes... Si fuera por mí, no estaría durante mi tiempo libre en las redes sociales porque tengo otras cosas mejores que hacer (y eso es tirarme piedras contra mi propio tejado). Tengo puesto un límite de tiempo, pero no creo que las redes sean un lugar tóxico. Me parece que tienes que saber utilizarlas. Me parece que hay tantas cosas mucho más importantes que perder tanto tiempo en redes sociales... porque es que el tiempo es la única cosa que no podemos comprar. Tus hijos crecen y y te pierdes cosas, tus padres... No sé, la vida pasa mientras tú estás ahí y eso sí que me da mucha pena. Sobre todo, cuando voy a un restaurante y veo tanta gente comiendo en pareja, con sus amigos... que pienso: ¿pero qué haces con el teléfono? Me entran ganas de levantarme y decirles algo.