El mundo del espectáculo te da una de cal y otra de arena. Justin y Hailey Bieber se sentían en las nubes tras el nacimiento, el pasado 23 de agosto, de su primer hijo, Jack Blues Bieber. Lo llamaron Jack porque ese es el segundo nombre del padre del cantante. En cierto sentido, parecía que el círculo se cerraba y que, con este homenaje a la figura paterna, Justin Bieber sanaba sus heridas más profundas del pasado, como la abierta por el abandono de su padre cuando era un niño. Desafortunadamente, las cosas no han salido como el cantante esperaba. Mientras él y Hailey ponen toda su energía en disfrutar cien por ciento de su bebé, Hollywood y alrededores parece desmoronarse bajo el peso de las duras historias que están saliendo a la luz, donde Bieber se sitúa en el papel de víctima, tras la detención de Puff Daddy.
Por otro lado, medios como el Daily Mail han aventurado que entre Hailey y su familia, los Baldwin, se ha producido un distanciamiento, otro elemento añadido a esta temporada agridulce. La conmovedora canción de Justin, Lonely, ha terminado convertida en la banda sonora de su vida. En octubre de 2020, el artista canadiense lanzó al mercado ese desgarrador tema. De esa manera, entregaba a su público un testimonio único del infierno que vivió, cuando era una joven promesa dispuesta a comerse el mundo: “¿Y si lo tuvieras todo, pero nadie a quien llamar? Tal vez entonces me conocerías, porque lo he tenido todo, pero nadie escucha”. Ahora, a los treinta años, repite ese estribillo como quien está narrando su propia existencia.
Cuando Justin Bieber se casó con Hailey Baldwin –en 2018 por lo civil; y un año más tarde, con una lujosa boda en Montage Palmetto Bluff–, intentaba dejar atrás su tormentoso pasado, sentar cabeza y ser, sencillamente, un hombre de familia. Las circunstancias externas no se lo están poniendo nada fácil.
Las últimas y desconcertantes noticias
A Justin Bieber le llueve sobre mojado. Reclama su derecho a ser feliz con su esposa y su hijo y a mantener silencio sobre la caída a los infiernos de quien fuera su mentor en la industria discográfica. Es lógico que reclame su tiempo. Necesita procesar el aluvión de acusaciones que penden sobre el productor quien, en otro tiempo, fue su amigo. Hace años, tomó la decisión de apartarse de Puff Daddy. Nunca explicó los motivos y ahora padece la lluvia de suposiciones sobre el tema.
Ese mazazo en lo afectivo le llegó en el peor momento: cuando se estrenaba como padre. El pasado 23 de agosto, el cantante daba una emotiva bienvenida a su primogénito. Compartió en sus redes sociales –con casi trescientos millones de seguidores– la imagen del pie de su bebé con el siguiente mensaje: Welcome Home. Asimismo, subió la fotografía de una taza de café con dos palabras impresas: Papa Bear (papá oso). Por su parte, Hailey presumió de un nuevo anillo en su dedo índice con la inscripción MOM (mamá). Frente a esta luz que les trajo agosto, las sombras de septiembre. La detención de Puff Daddy, en el hotel Park Hyatt de Manhattan, el día 16 de ese mes, sacó a la superficie el turbulento pasado de Justin. Esto provocó que tanto Justin como Hailey se hayan aislado más que nunca, como si ya solo confiaran el uno en el otro.
En este sentido, también ha trascendido que Hailey y Justin habrían puesto cierta distancia con Stephen y Kennya Baldwin, los padres de Hailey. Cuando estaba en la recta final de su embarazo, la modelo insinuó este hecho en la edición de julio de la revista W: “No tengo una relación muy estrecha con mi familia en este momento de mi vida. Ahora soy una persona independiente y he formado mi propia familia. Pero cuando pienso en mi infancia y en cómo crecí, tengo recuerdos muy bonitos y entrañables”.
Dos podrían ser los motivos principales de esta nueva situación. Por una parte, parece ser que a la familia Baldwin le costó aceptar lo extremadamente cauta que fue Hailey a la hora de informarles sobre su embarazo. Por otra parte, y quizá es la razón de más peso, a Hailey podría haberle disgustado la iniciativa de su padre de pedir públicamente que se rezara por ella y por Justin. Para la joven, esto fue una intromisión en su vida de pareja. Desafortunadamente, Justin y Hailey podrían estar viviendo estas primeras semanas como padres muy solos, la contrapartida de la fama que tan bien conoce el cantante.
La vista atrás
Aunque parece que Justin Bieber ha estado toda la vida en el mundo del espectáculo, lo cierto es que fue en 2008 cuando el exproductor Scooter Braun lo descubrió en una serie de vídeos caseros de YouTube. Esos vídeos captaban a un niño con mucho talento y una guitarra más grande que él, mientras interpretaba con una voz única versiones de sus artistas favoritos: Usher, Chris Brown, Justin Timberlake o Stevie Wonder. Scooter Braun pensó que Justin Bieber podía ser la joven promesa que estaba aguardando la industria discográfica y movió Roma con Santiago hasta que lo localizó en su escuela. Lo más difícil fue convencer a Pattie Mallette, la madre de Justin, de que le permitiera viajar a los Estados Unidos para probar fortuna y llamar a todas las puertas.
Después de muchísimas dudas, Pattie Mallette autorizó a su hijo a viajar con Scooter Braun a Atlanta. Justin tenía catorce años y la ilusión de grabar su primer demo en un estudio de verdad y rodeado de profesionales. De golpe, los sueños del adolescente se hicieron realidad. En Georgia, conoció a uno de sus artistas favoritos, Usher. A las pocas semanas de estar en Atlanta, tuvo la oportunidad de cantar para él. Usher quedó encantado con el talento del pequeño. No pasó mucho tiempo para que Justin Bieber firmara su primer contrato. Solo entonces, su madre pudo mudarse a Estados Unidos para estar junto a él.
Cuando se visualizan aquellos primeros vídeos de YouTube, y se observan detenidamente las primeras entrevistas que concedió, se reconoce a un adolescente alegre y muy ingenuo. Su gran año fue el 2010, cuando revolucionó el mundo de la música con el sencillo Baby de My World 2.0. La locura se desató entre los fans y Justin logró refrendar este éxito en 2011, gracias a Believe. Ya no había marcha atrás: los premios se sucedían, los récords se agolpaban y los mejores productores musicales competían por contar con él en sus filas; entre ellos, Sean 'Diddy' Combs. A día de hoy, el vídeo de YouTube en el que se narran las 48 horas que el joven pasó en casa del rapero, a los quince años, resultan inquietantes.
Por esa misma época, dio comienzo una de las historias de amor adolescente que más ha dado que hablar de las últimas décadas. En 2010, Justin Bieber coincidió con la estrella de Disney, Selena Gomez. En aquella ocasión, le cantó One Less Lonely Girl. Selena Gomez tenía dos años más que el cantante y, a esas edades, la diferencia era notoria. Aún así, Justin Bieber se declaró a Selena e iniciaron juntos una relación intermitente que se prolongó hasta 2018. Uno y otro luchaban por sus respectivas carreras, pero también por mantener a flote su relación, en un mundo competitivo y muchas veces cruel. A partir de 2012, el cantante protagonizó una serie de escándalos que dejaban en evidencia que había empezado a coquetear con “el lado oscuro”, ese que se esconde bajo las luces de neón.
Selena Gomez sufrió lo indecible, tal y como ella misma confesó en el documental sobre su vida que vio la luz en 2022, My Mind & Me. Pocos meses después de su ruptura definitiva con Justin Bieber, este anunció su boda con Hailey Baldwin y ella se quedó con el corazón roto: “Todo era demasiado público”, confesó la exestrella de Disney. Con los años, Selena supo cómo incorporar ese dolor a su día a día y encontrar algo positivo de toda aquella experiencia amarga: “Siento que tuve que pasar por el peor desamor posible y luego olvidarme rápidamente de todo. Fue muy confuso. Creo que era necesario que ocurriera y, al final, fue lo mejor que me ha pasado”.
Cuando en 2018, Selena Gomez sufrió un colapso nervioso que la llevó a estar ingresada en el hospital, Justin Bieber también vivió uno de sus momentos más bajos. Finalmente, halló en la compañía de Hailey la estabilidad que tanto había estado buscando. Cuando cayó en una profunda depresión, Hailey estuvo a su lado. La profunda fe religiosa de Justin también le ayudó a ponerse en pie. Con los años, Justin Bieber volvió a encontrar ese camino recto del que se había desviado. En estos momentos, su hijo Jack le devuelve las ganas de avanzar hacia la luz, aunque la actualidad le dañe con historias de un pasado que él solo desea borrar.