Ángel Llàcer no ha podido contener la emoción y ha roto a llorar nada más pisa el plató de televisión del programa de Sonsoles Ónega. Un momento en el que el público y los colaboradores le han recibido entre aplausos mientras él se fundía en un precioso abrazo con la presentadora. Una situación que se debe a que el jurado de Tu cara me suena, se puede decir, que ha vuelto a nacer. El presentador contrajo una bacteria llamada Shigella durante su viaje a Vietnam el pasado mes de febrero y estuvo al borde de la muerte: "Tuve una premonición, sentí que me iba a morir", ha confesado entre lágrimas.
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Todo comenzó cuando durante su viaje a Vietnam, en abril de 2024, no hizo caso "a las indicaciones de no beber cualquier agua o comer según donde", y terminó enfermando. "Cuando llegué a Tailandia me puse muy mal. Creo que fueron unas anchoas marinadas o unos caracoles que comí. Estuve tres días en cama con vómitos después de aquello". Aunque sospecha que fueron estos alimentos, aún no sabe a ciencia cierta cómo contrajo la bacteria que casi acaba con su vida, porque lo que pensó que era un virus estomacal, terminó convirtiéndose "en una fascitis necrotizante por la casi pierdo la pierna".
A pesar de que las lágrimas de ahora son de felicidad e ilusión porque significa que está vivo, ha confesado que lo pasó "muy mal" y que incluso se llegó a despedir de sus seres queridos: "Me tuve que despedir de las personas que quería porque fueron cuatro operaciones y en la última me dijeron que me podía morir", ha comenzado relatando. En ese instante de confusión y dolor, Ángel Llàcer tuvo claro lo que quería hacer: "Quise decir adiós. Es muy duro despedirse de tus padres. Yo les decía que tengo 50 años, que he vivido muchas cosas y muy intensamente. Les intenté convencer de que no se preocuparan por mí, porque en esta vida me lo había pasado muy bien, me había dedicado profesionalmente a lo que me gustaba y que me iba de este mundo feliz".
Unas durísimas declaraciones a las que ha añadido que también dijo adiós a sus amigos: "Hice un grupo que se llamaba 'mimos' donde lo único que les pedí, es que se quisieran mucho". Incluso, ha relatado el horrible episodio que vivió en el que se aferró a la vida: "Tuve una premonición. Ingreso un jueves y me operan por primera vez el viernes, pero yo el lunes tengo la premonición de que me moría esa semana. Llamé a un amigo y le dije que tenía que hacer mi testimonio. Tenía la sensación de que tenía la muerte al lado y me decía: 'sí quieres ven conmigo, que conmigo vas a estar bien. Además, todos los médicos me dijeron que las personas que había vivido mi situación, habían fallecido".
A pesar de los momentos tan complicados que vivió, ha asegurado que ahora intenta sacar el lado positivo: "Lo bueno es que me he dado cuenta de que hay mucha gente que me quería. Pensaba que me había pasado la vida trabajando y que había descuidado a mis amistades, pero me quieren mucho y he recibido mucho amor. También de desconocidos". En cuanto a las secuelas, tiene cuatro cicatrices enormes de las cuatro operaciones a las que se sometió: "El bicho se me puso en el gemelo y gracias, porque si se me pone en un órgano me mata". También ha detallado que físicamente, le está costando mucho recuperarse: "Me cuesta subir escaleras. No puedo saltar ni hacer ejercicio, pero me siento muy feliz. He convivido con la muerte y el sentido del humor me ha servido mucho. Y por supuesto, los cuidados de los médicos". Tras superar esta enfermedad, tiene claro que va a aprovechar cada segundo, valorando la segunda oportunidad que le ha regalado la vida.