Vestidos de la venganza, Rosalía© Getty Images

De Rosalía a Meghan Markle: todos los ‘vestidos de la venganza’ y los mensajes que han lanzado 'celebrities' y 'royals'

Cuando la moda se vuelve más poderosa que cualquier discurso y mirada


12 de octubre de 2024 - 16:32 CEST

Quien diga que la moda es un mero negocio frívolo y superficial, se ha perdido la mitad de la historia. Porque sí, la moda es un negocio, y sí, a veces puede tacharse de frívola, pero la moda también es arte, es creatividad pura, es rompedora, y es, por encima de todo, un instrumento de expresión. La moda habla cuando las bocas callan, cuando no nos sentimos capaces de transmitir todo lo que queremos decir, es ella quien habla por nosotras. A veces, la moda es un arma mucho más poderosa que cualquier discurso, cualquier acción o cualquier mirada. 

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De este arte de utilizar la moda para lanzar mensajes al mundo se han hecho expertas muchas mujeres. La principal que nos viene a la mente cuando reflexionamos sobre esto es, sin duda, Diana de Gales. Ella fue la pionera del concepto "vestido de la venganza", y después de ella vendrían muchas celebrities y royals que, con el corazón hecho pedazos, hicieron de su dolor y ruptura una oportunidad para brillar, empoderarse, y lanzar un claro mensaje a través de sus estilismos. De Rosalía a Meghan Markle, repasamos los ‘vestidos de la venganza'.

Diana de Gales fue la primera mujer que bautizó el “vestido de la venganza”. La princesa de los corazones, con aquellos ojos inocentes y su sonrisa dulce, fue también muy infeliz en vida. Marcada por el matrimonio con el príncipe Carlos de Inglaterra, su posterior y escabroso divorcio, y siendo perseguida y acosada durante años por los paparazzis de todo el mundo -sin olvidar, además, su trágica muerte-, Diana se convirtió en un icono de estilo que llega hasta nuestros días. Pero, de todos sus estilismos, es sin duda su little black dress el look más legendario - siguiéndole muy cerca su vestido de novia-. 

Ocurrió en 1994. El príncipe Carlos acababa de conceder una entrevista en televisión donde admitía haber sido infiel a Diana durante su matrimonio. En aquella época, aquellas declaraciones tan públicas sobre un aspecto tan privado como la intimidad del matrimonio, suponían un escándalo, y una humillación para la mujer ‘cornuda’. Ante la tentación de cancelar su asistencia a una fiesta de Vanity Fair y ocultarse de los focos y las miradas de los medios, Diana de Gales decidió que no. Que ya estaba bien de que fuera la mujer quien mantuviese la discreción y la cabeza gacha ante los devaneos de su marido. Dulce sí, muchísimo, pero empoderada, la que más. 

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Y así, sin perder un ápice de elegancia, ni despeinarse un milímetro de su rubia melena, Diana apareció, segura y valiente, con un little black dress que pasaría a la historia. Era un diseño de la modista griega Christina Stambolian, que llevaba en su armario tres años acumulando polvo porque lo consideraba demasiado atrevido y sexy. Pero qué mejor ocasión para estrenarlo que cuando tu ex marido ha confesado a los cuatro vientos que te engañó. Era un precioso vestido de corte asimétrico, con un pronunciado escote bardot, y drapeado en distintos puntos de la falda. Diana lo completó con unas medias negras semi transparentes, unos stilettos negros, y una gargantilla con hileras de perlas y un gran zafiro en el centro. Nunca la venganza se había vestido tan chic. Aquel fue un pequeño paso para Diana, pero un gran paso para la mujer. 

Después de Diana han venido muchas mujeres que vieron en la princesa un modelo a seguir ante la adversidad y las dificultades que desencadena una ruptura. Con permiso del momento ‘Chenoa y su chándal gris’ tras su final con David Bisbal, hay muchas celebrities que se han enfundado un espectacular ‘vestido de la venganza’ y han aparecido ante las cámaras dando una imagen llena de fuerza y significado. Porque, como dice nuestra gurú de las rupturas, Shakira, “las mujeres ya no lloran”. Lógicamente cogemos con pinzas está declaración porque no es que ya no lloremos, es más bien que, cariño, tú a mí no me vas a ver llorar. 

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Inglaterra tiene a Diana, pero en España tenemos a Rosalía. Y es que la artista catalana se marcó un "Lady Di" en su última aparición de los premios Grammy Latinos con un vestido negro de Schiaparelli, como una diva del Old Hollywood, con escote corazón y pronunciado en 'V', ajustado al cuerpo y largo hasta los pies. Enjoyada con piezas doradas, y su larga melena negra y ondulada que le caía por los hombros. Aquella era la primera vez que coincidiría con su ex pareja, Raw Alejandro después de su inesperada ruptura. Se quedaron a medio camino del altar y en aquel reencuentro Rosalía fue el centro de todas las miradas. Nuestra motomami despechá había servido su venganza en un plato muy frío, se subió al escenario con aquel vestidazo, entonó el éxito de Rocío Jurado, añadiendo un guiño especial a su antiguo amor: "Se nos rompió el amor de tanto usarlo...o de no usarlo". Todo ello, en presencia de él...y de su ex suegra

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Sí, las tornas están cambiando cuando hablamos de cómo enfrentamos las mujeres una ruptura. Menos tarrinas de helado viendo comedias románticas protagonizadas por Hugh Grant, y más sacar nuestro mejor vestido, soltarnos el pelo y "a por otra cosa, mariposa". O en palabras de Isabel Preysler: "yo no solo he pasado página, sino que he cambiado de libro". 

Quien ha aprovechado su última aparición para lanzar un mensaje lleno de incógnitas es nuestra princesa rebelde -que ya no es princesa-, Meghan Markle. Su nombre siempre viene acompañado de polémica, bien por sus explosivas declaraciones, o por su cada vez más destruida relación con la familia de su marido. En el caso de Meghan, aunque pueden correr rumores de su relación con Harry, lo cierto es que de momentos son meras especulaciones, por lo que el elemento 'venganza por desamor' no podría aplicársele. Pero sin duda es un claro ejemplo de cómo se puede emplear la moda para lanzar un mensaje. Había pasado casi un mes desde su última aparición pública, y lo hizo de forma que no dejó a nadie indiferente. En solitario, sin la presencia del príncipe Harry. Ella no necesitaba a nadie más que a sí misma para hacer que los ojos de todos los presentes se posasen en ella. 

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Meghan no optó por el negro sobrio y clásico como las mujeres anteriormente citadas, sino por un vestido rojo intenso, un color que siempre ha simbolizado pasión, fuerza y atrevimiento. Ya lo había usado en 2021, pero desde entonces, las circunstancias han cambiado. En aquella ocasión, sí que fue acompañada de su marido, acababa de ser madre por segunda vez, y lució un impecable vestido de Carolina Herrera con escote en 'V' y una sobrefalda que le confería mucho volumen a la silueta. Pero esta vez, en su asistencia a la gala benéfica del Children's Hospital Los Angeles, Meghan evocó una imagen mucho más sexy y distendida, alejada de los formalismos a los que estaba obligada cuando vivía en Inglaterra. La duquesa de Sussex se deshizo de la sobrefalda, dejando la silueta del vestido mucho más marcada y entallada a su figura, y se soltó el pelo, con unas ondas surferas. 

Meghan encarnó a una mujer segura de sí misma, independiente y fuerte ante las polémicas que no cesan de surgir en torno a ella y su marido. Casi al mismo tiempo que sus asistencia a la gala se conocía la noticia de que la exactriz se encuentra buscando editorial para publicar sus memorias. Unas memorias que sin duda relataran episodios escabrosos de su estancia en la casa Windsor, y que podrían amenazar con destrozar aún más los lazos con la Familia Real británica. Con este vestido rojo, Meghan ha conseguido dar una imagen de confianza, valentía y poderío. Una imagen de mantenerse impasible y fiel a sus valores y defender sus ideas, aún a riesgo de arrasar con todo

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