El pasado 8 de junio, el conde de Spencer anunció que se separaba de Karen Villeneuve, la mujer con la que se casó en 2011, tras protagonizar una bonita historia de amor, quien se convirtió en la madre de su hija menor, lady Charlotte Diana Spencer. Con esta, son tres las rupturas matrimoniales protagonizadas por el hermano de Lady Di, tras sus sonados divorcios de Victoria Lockwood (1989-1997), la madre de sus cuatro hijos mayores, y de Caroline Hutton (2001-2007), con quien tuvo dos hijos más. En el momento de comunicar su inminente divorcio de Karen, Charles Spencer aseguró que lo que más deseaba era iniciar una vida apacible y serena, volcado en sus hijos y nietos. Sin embargo, a las pocas semanas, el noble británico parece haber recuperado la ilusión al lado de Cat Jarman, una arqueóloga noruega que, en un principio, entró en su vida por una cuestión eminentemente laboral, ya que ambos copresentan un conocido podcast, The Rabbit Hole Detective, del reverendo Richard Cole. Además, ya le había solicitado ayuda a Cat para realizar unas excavaciones en Althorp House.
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Días después de conocerse la separación de Karen y Charles Spencer, unas fotografías del conde y Cat Jarman, llegando juntos a un teatro londinense, llamaron poderosamente la atención a cuantos las vieron. Se percibía que entre ellos había una complicidad muy especial, como demostraba la mano de Charles suavemente posada en la espalda de la arqueóloga. Caminaban felices y relajados para llegar a tiempo y disfrutar del musical The Book of Mormon.
Tras un aluvión de rumores recorriendo la capital británica, Charles Spencer y Cat Jarman fueron entrevistados por The Times. Como era de esperar, se les preguntó por la naturaleza de la relación que mantenían. Ante el requerimiento del entrevistador, el conde respondió: “Estamos muy unidos. Bueno, lo suficiente”. Una respuesta que, si no es categórica y directa, sí parece reconocer que ya han cruzado esa fina frontera que va de la amistad al amor.
¿Y quién es ella?
De inmediato, se puso en marcha la maquinaria de la curiosidad publica para conocer más detalles sobre la mujer que podría haberle robado el corazón al hermano de Lady Di. Según periódicos ingleses, como el Mail on Sunday, Cat Jarman nació en Noruega en 1982. Es, por tanto, dieciocho años más joven que el aristócrata. Realizó sus estudios universitarios en el Reino Unido y se doctoró en Arqueología, especializándose en el Gran Ejército Vikingo, que tuvo su sede en Derbyshire, durante el siglo IX.
Aunque diversifica su fuente de ingresos, incluyendo el podcast en el colabora con Charles Spencer, ella sigue vinculada a la vida académica y es investigadora honoraria sénior en un departamento de Antropología y Arqueología. Además, continúa liderando excavaciones en sitios arqueológicos, como el de Foremark. Si así se resume su vida profesional, ¿qué ha trascendido de su vida personal? Pues que también está separada de quien fuera su esposo y padre de sus dos hijos. Por el momento, esto es cuanto se sabe de Cat Jarman. Todo el entorno de los Spencer permanece en silencio y cauteloso hasta que los protagonistas de la noticia se manifiesten con más claridad.
La sombra de la 'Magnolia de acero'
Cuando Charles Spencer anunció que se separaba, lanzó un mensaje conciliador deseándole a quien había sido su mujer por más de una década, todo lo mejor del mundo, aunque, por otro lado, contrató para que llevara su divorcio a una de las abogadas más duras, implacables y temibles de todas cuantas litigan con divorcios en los que están en juego muchos millones de libras. Nos referimos a la baronesa Fiona Shackleton, alias 'Magnolia de Acero', la temible letrada que ofreció sus servicios a Carlos de Inglaterra durante su delicado divorcio con Diana Spencer; o la abogada siempre presente en las rupturas más mediáticas del Reino Unido. A saber: la del príncipe Andrés, la de la princesa Haya de Jordania, la de Paul McCartney y la de Madonna cuando rompió su matrimonio con el cineasta Guy Ritchie, entre otros.
Por el momento, ni la famosa abogada, ni su cliente, ni Karen han dado señales de que el proceso legal pueda derivar en una batalla campal. Karen Villeneuve –modelo canadiense y filántropa, fundadora de Whole Child International– se ha pronunciado poco después del anuncio del conde de Spencer y, si lo ha hecho, ha sido para agradecer las muestras de afecto que había recibido de miles de personas en uno de los momentos más difíciles de su vida: no solo concluía su matrimonio, después de trece años de aparente felicidad y estabilidad, sino que también, en las mismas fechas, se había tenido que enfrentar a la muerte de su padre, a quien estaba muy unida: “Mi padre falleció después de una larga batalla contra el Alzheimer. Me alegré de poder estar en Vancouver junto a mi madre y mi hermano, que son quienes han estado haciendo la mayor parte del trabajo pesado”.
Con este tercer divorcio, Charles Spencer revive alguno de los fantasmas más persistentes de su infancia: el de la imposibilidad de formar una familia estable, esa que él tanto extrañó en su niñez.
El drama de los Spencer
Diana de Gales y su hermano menor, el actual conde de Spencer, vivieron una infancia difícil y triste. Y no es que les faltara nada material, sino que el matrimonio de sus padres fracasó estrepitosamente y ellos sufrieron las consecuencias. Su madre, Frances Ruth Burke Roche, y su padre, John Spencer, vizconde de Althorp, se habían casado el 1 de junio de 1954, en la abadía de Westminster. En ese momento, Frances tenía dieciocho años y se enfrentaba a un matrimonio complicado y violento, como reveló en 1991 Diana de Gales a su biógrafo, Andrew Morton: “Recuerdo haber visto a mi padre abofetear a mi madre. Estaba escondida detrás de la puerta y mamá estaba llorando”.
Frances, después de haberle dado cinco hijos al vizconde de Althorp, y de sufrir en carne propia el desamor, rompió con todo lo relativo a sus orígenes nobles, así como con las estrictas normas sociales aún heredadas de la época victoriana. Decidió escapar de su jaula de oro de la mano de Peter Shand Kydd, un empresario australiano, que le abría un mundo de posibilidades. El escándalo fue de tales dimensiones que la propia madre de Frances, Lady Fermoy, testificó en el juicio a favor de su yerno y este consiguió la custodia de los niños. Lady Di tenía entonces seis años y Charles, apenas tres. A partir de entonces, estarían en manos de niñeras e internados.
Estos antecedentes forjaron el carácter hipersensible de los dos. En el caso de Charles, todo el dolor que vivió aquellos años lo volcó en su autobiografía, Very Private School. Según confesó, los cinco años que pasó escribiendo sus memorias –que vieron la luz la pasada primavera– le trajeron tantos duros recuerdos de su infancia que necesitó terapia para superar algunos episodios (por ejemplo, los abusos sexuales que sufrió de uno de los internados al que le envió su padre). Todo ese dolor enquistado, que salía a la superficie, pudo haber afectado seriamente a la última etapa de su matrimonio con Karen.
Sin embargo, no se puede olvidar que el conde de Spencer ya había pasado por dos fracasos matrimoniales previos. El primero, con Victoria Lockwood, una bella modelo con la que se casó en 1989, cuando tenía veinticinco años y soñaba con recorrer el mundo. Charles Spencer era impulsivo y libre: a las seis semanas de conocer a Victoria Lockwood ya le pidió que fuera su esposa. Y ella dijo sí. Tuvieron cuatro hijos: Kitty, las gemelas Eliza y Amelia y Louis Frederick, que será el que heredará de su padre el título nobiliario de la familia. El matrimonio decidió poner tierra de por medio, ante los continuos rumores, divulgados por algunos medios, de que su matrimonio hacia aguas por todos lados; quisieron huir del ojo del huracán, y del escrutinio público al que eran sometidos en Gran Bretaña, y se mudaron a Sudáfrica. No les duró mucho su experiencia africana. En 1997, comenzaron un tenso proceso de divorcio en el que no faltó un intercambio continuo de acusaciones.
En 2001, Charles se volvió a aferrar al amor de la mano de Caroline Hutton. Su matrimonio resistió en pie seis años. Concibieron juntos dos hijos: Edmund y Lara Caroline. Después, se terminó la esperanza y siguieron caminos separados.
A Karen Villaneuve la conoció en una cita a ciegas, en un restaurante de Los Ángeles. En 2020, el excuñado de Carlos III se sinceró sobre su vida conyugal: “Karen y yo apreciamos lo que hace el otro y cuidamos lo que tenemos. Ninguno de nosotros había encontrado una felicidad como esta antes”. Cuatro años después, esas palabras pudieran habérselas llevado el viento. El conde de Spencer lleva años buscando una felicidad que, a veces, se le hace esquiva.