La suya fue una boda de ensueño. El broche de oro perfecto para una historia de amor digna de película. Un amor que nació entre los jardines de Central Park, en la Gran Manzana. Garbiñe Muguruza salió a tomar el aire y despejarse de la presión del Open de Estados Unidos (2021), y así se cruzó con Arthur que, reconociéndola, le deseo suerte en la competición. Lo demás, como dicen, es historia. El pasado fin de semana, después de tres años, la pareja selló su amor en España, en el corazón de Marbella, en una íntima ceremonia rodeados de familia y amigos. Noventa invitados acudieron desde distintas partes del mundo para presenciar el "sí, quiero" y celebrar con los recién casados el comienzo de su vida juntos. El lugar escogido para la gran celebración fue la finca La Concepción, que cuenta con más de 10.000 m² de preciosos jardines, y que había sido una antigua fundición de hierro en el siglo XIX. La extenista estuvo radiante durante toda la ceremonia, y lució un look nupcial inspirado en las grandes divas del Hollywood dorado. Bajo la firma de Atelier Pronovias, llevó un vestido atemporal y muy femenino, con escote asimétrico, falda voluminosa, y drapeado en la cintura, acompañado de una extensa cola de dos metros.
—¿Todo en la boda ha salido como habías imaginado?
—Todo salió superbién, hizo buen tiempo, el catering estupendo, el servicio, la bebida, los invitados, el lugar fue como lo esperaba, la decoración, la banda, porque lo que más ilusión me hacía era poder bailar al ritmo de música latina, con todos mis amigos y seres queridos. Todo ha salido como imaginé y soñé, todo ha sido como me hubiera gustado que fuera.
—¿Qué te ha dicho Arthur, cuando os habéis encontrado en el altar?
—La verdad es que él estaba un poco como en shock, le vi como si en sus ojos hubiera un efecto de ¡wow!, no me imaginaba que el vestido iba a ser así, tan bello, tan elegante. Además, llevaba una rejilla en la cara, así con un poquito de misterio. Y entonces, él se quedó, muy en shock, pero un shock, de amor.
—Y a ti, ¿qué se te ha pasado por la cabeza cuando lo has visto? ¿Te ha sorprendido o lo imaginabas así?
—Me lo imaginaba así, porque sabía que iba a ir tradicional. Estaba guapísimo, porque Arthur es un hombre hermoso y le gusta mucho la moda. Pensé: "¡Ay, qué guapo mi hombre!".
—¿Qué ha sido lo más emocionante?
—Lo más emocionante ha sido caminar hacia el altar donde estaba Arthur esperándome. Ese momento tan esperado, encontrarnos después de no habernos visto, ha sido el más bonito y emotivo.
—¿Hubo lágrimas en algún momento?
—La verdad es que no ha habido lágrimas. Me mantuve bastante entera, aunque hubo discursos muy bonitos, tanto de familiares como de amigos, que me llegaron al corazón. A veces, nos cuesta expresar lo que sentimos y decir en alto lo mucho que queremos a los nuestros.
—¿Y qué ha sido lo más divertido, esa anécdota que no vas a olvidar?
—Sin duda, el momento de lanzar el ramo. Pensé "¿Dónde están las chicas solteras?", porque no sé qué pasó, pero en ese instante había más chicos. Y claro, tiro el ramo y le doy en la cabeza a un chico que está casado. ¡Madre mía! Fue muy gracioso y todo el mundo se rio.
—¿Cómo fue el momento de abrir el baile? ¿Habíais ensayado?
—Habíamos ensayado la canción More than a woman, de los Bee Gees; lo que sucede es que, al tocarla en vivo, nos confundimos un poco con los pasos, pero al final ¿qué más da? Fue una forma de abrir y dar comienzo al baile y estuvo superbién.
—Te hacía especial ilusión la música. ¿Has bailado como si no hubiera un mañana?
—La verdad que he bailado muchísimo Yo creo que fui la que más bailó, porque estuve desde la primera canción hasta la última, solo me tomé un descanso en un par de canciones, porque me dolían un poco los pies y tenía sed. Me encanta bailar y he bailado todo lo que pude. Y después de la banda latina, entró un DJ para darle un poquito más de caña con otro estilo de música. Así que sí, se han cumplido mis expectativas.
—¡Quién te iba a decir, hace tres años, cómo iba a cambiar tu vida un paseo casual por Nueva York!
—¡Es de película total! —ríe—. Algo inesperado, la verdad, porque puedes conocer a alguien, pero igual no es el adecuado, y en este caso no solo lo conocí de esa manera, sino que sí sentí y siento que es la persona adecuada, así que más shock todavía. Pero bueno, mira, como mi vida ha sido entre torneos, viajes de aquí para allá, me tenía que pasar algo así porque, de lo contrario, no iba a encontrar el amor. No paraba en ningún sitio y tampoco tenía mucha vida social, porque iba a lo mío, entrenar, jugar y competir. ¡Si no me pasaba algo así, no iba a encontrar a nadie! —ríe.
—¿Supiste, antes de que te lo pidiera incluso, que Arthur sería el hombre con quien te casarías?
—La verdad que sí. Cuando nos conocimos, fue un amor a primera vista, y luego, rápidamente vimos que encajábamos, que estábamos en la misma frecuencia, que había esa atracción y ese cariño. Nos dimos cuenta muy rápido de que éramos una pareja ideal.
—¿Os iréis de luna de miel?
—Ahora hay muchas cosas, viajes, torneos, y va a ser complicado irnos de luna de miel, lo hemos dejado para el año que viene.
—¿Pero os tomaréis, al menos, unos días de descanso en Marbella?
—Sí, nos tomaremos unos días de descanso, ya que nuestra vida es muy ajetreada. Pero ya os contaré el superviaje que tenemos planeado, de cara al año que viene, porque queremos hacer algo muy especial.
—¿Cómo han sido estos meses, desde que anunciaste tu retirada?
—Ha sido un tiempo muy bonito, muy tranquilo y he podido hacer muchísimas cosas. También estoy muy involucrada con el tenis y me han surgido un montón de oportunidades. Anuncié la retirada después de toda la vida jugando a tenis, y dije "¿Y ahora qué?". Pero me sorprendió la rapidez con que llegaron las propuestas de distintas cosas. Ahora que tengo tiempo, voy haciendo las cosas a las que antes tuve siempre que decir que no.
—¿Tenéis pensado formar una familia pronto?
—Sí, a mí es algo que me gustaría mucho, a los dos nos gustaría. Queremos y a corto plazo, así que, cuando suceda, bienvenido sea. No hay que obsesionarse, pero desde luego que queremos.
—Para terminar, ¿con qué te quedas?, ¿qué ha sido lo mejor de la boda?
—Lo mejor ha sido reunir a tanta gente de tantos países. Desde todas las partes del mundo, han venido todos para estar junto a nosotros en nuestro pequeño paraíso de Marbella. Os voy a contar una anécdota buenísima, porque es de no creer. Estábamos sentados en nuestra mesa los dos solos, en el banquete, y de repente pasó una estrella fugaz. Arthur dijo que era una señal, y yo también lo creo. Con lo difícil que es ver una estrella fugaz, no es posible que justo aquí, después de darnos el "sí, quiero" y sentarnos a comer, lo primero que hayamos visto sea una. Así que, chicos… ¡esto significa algo!