Su historia de amor comenzó en el corazón de la Gran Manzana, hace tres años. Un día cualquiera en el que la tenista Garbiñe Muguruza salió a pasear y tomar aire fresco por el icónico Central Park de Nueva York. Allí, en esos casi 4 kilómetros de parque y espesura verde, a la misma hora y en el mismo lugar, pasaba Arthur, que reconociendo a la tenista se acercó a ella y le deseó suerte para la competición. Como uno más de los numerosos seguidores de Garbiñe, se hicieron una foto para enmarcar el recuerdo. Pero qué caprichoso puede ser a veces el destino. Entonces no lo sabían, pero aquel encuentro fortuito sería el comienzo de su preciosa historia, digna de película.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
El pasado 5 de octubre sellaron su amor en Marbella, en una íntima y divertida ceremonia a la que acudieron noventa invitados, provenientes de diferentes partes del mundo. Garbiñe Muguruza fue una novia radiante y elegante que nos inspiró con los dos looks nupciales que escogió para su gran día. A lo largo de estas líneas, los analizamos al detalle.
Para su primer vestido de novia, la extenista lució un vestido de Atelier Pronovias, diseñado según sus deseos. Atemporal y muy femenino, el diseño tenía un escote asimétrico, con una gran lazada en el hombro que descendía por la espalda, cuello perfilado en rocaille de cristal, con una voluminosa falda y drapeado en la cintura. Era un look que inevitablemente nos recordaba a las grandes divas del cine clásico, ese glamour tan característico y esa elegancia impecable. La novia complementó su vestido con una rejilla como tocado, que daba cierto aire de misterio a su mirada. En cuanto a las joyas y el maquillaje, Garbiñe apostó por el minimalismo, unos pendientes y pulsera de Suarez, y un make up muy natural donde destacaba sobre todo sus intensos labios rojos.
Garbiñe deslumbró con su primer vestido hasta el momento del baile. La novia, como la "bailonga" que es, quería moverse y bailar toda la noche junto a su marido y sus seres queridos, sin que hubiera nada que se lo impidiese. Por eso, apostó por un diseño más versátil y ligero, sin perder un ápice de elegancia, de la misma firma, Atelier Pronovias, y dejando atrás el estilo Old Hollywood, la extenista reapareció en la fiesta con un vestido de inspiración años 20, con silueta columna, confeccionado en encaje bordado, escote palabra de honor con el detalle de una maxiflor en el hombro, con abertura frontal que le permitiese bailar toda la noche, flecos de cristal de rocaille, y pequeñas flores de cristal.