Impecable podría ser la palabra idónea para resumir el discurso que pronunció Andrés Iniesta el día de su retirada como futbolista. Hubo momentos memorables, muchas emociones, un triunfo compartido y grandes recuerdos de su paso por el club de su vida, el F. C. Barcelona, al que llegó siendo un niño de 12 años. El de Fuentealbilla se marchó del fútbol con la misma humildad y grandeza con la que se convirtió en el héroe del Mundial. Aquel jugador que nos dio la gloria en Sudáfrica 2010 volvió a darnos una lección de lo que es ser un ejemplo para el fútbol español. Todo se resume en una única frase que él pronunció. "Ese gol del Mundial, ese gol lo marcamos todos. Toda esa gente que luchó por conseguir eso. Yo tuve la oportunidad de estar ahí para hacerlo, pero la magia de todos lo hizo posible". Por frases como esta es merecedor de que se amplíe aún más su leyenda
El orgullo de sus orígenes
Nada más empezar a hablar, se rompió. Iniesta comenzó su discurso entre lágrimas: "Nunca pensé que llegaría este día. Todas estas lágrimas que hemos echado durante estos días son lágrimas de emoción y de orgullo. No son lágrimas de tristeza, son lágrimas de ese niño de Fuentealbilla que tenía el sueño de ser futbolista y lo conseguí, lo conseguimos", señaló y lo dijo en plural porque quiso dejar claro que no fue un triunfo de él, sino de todos los que le han acompañado en su camino. "Me encantaría que hiciésemos un recorrido por ese cuento", continuó. Un cuento que comenzó en su pueblo natal, Fuentealbilla (Albacete), un lugar prácticamente desconocido por la mayoría y que él situó en el mapa del mundo. "Empieza en Fuentealbilla, en la pista del pueblo, del cole y con todos los viajes a Albacete. Recuerdo esa etapa muy feliz en esos campos de tierra. Recuerdo ver al Alba en primera división y disfrutar muchísimo. Aunque nunca jugué en el Albacete, siempre tuve dos equipos: el Alba y el Barça. Mi tierra siempre está en el corazón".
La unión con su familia
Continuó destacando la gran labor de su familia, siempre discreta, en la sombra, pero apoyándole en cada paso que daba en el fútbol. "Como bien sabéis, ya tengo 40 años, me habéis visto hablar muchas veces y sabéis la importancia que tiene para mí mi familia. Siempre han sido mi motor, donde siempre me he apoyado. Mi hermana y mis padres lo han sido todo para mí. Hoy tengo mi maravillosa familia, con Ana y nuestros seis pequeños. Son el motor que mueven todo y dan sentido a lo que hacemos". Y prosiguió dando las gracias a su padre, porque sin él no sería lo que ha sido. "Me gustaría hacer una mención especial para mi padre, ha sido mi inspiración. Siempre hemos tenido una conexión muy especial desde que tuve dos años. Mi pasión por el fútbol y lo que he hecho en el fútbol se lo debo a él. Muchísimas gracias por todos los consejos, por los silencios y por lo que has significado para mí".
De su madre tampoco se olvidó y le dedicó unas sinceras palabras de gratitud. "Hay otra persona que no le gusta que hable de ella. Es mi madre. Quizá no se ha oído tanto como otras personas. Me gustaría agradecerle la madre que ha sido y la madre que es. Ya lo sabes de sobra, pero quería compartirlo en este momento tan especial y tan bonito. Todo el sacrificio y esfuerzo por mí y por mi hermana, te lo agradeceré siempre". El auditorio vivió un momento conmovedor, como el que le dedicó a su esposa, Anna Ortiz, el pilar fundamental de su vida y con quien ha tenido cinco hijos, Valeria, Paolo Andrea, Siena, Romeo y Olympia, todos ellos presentes en su despedida. "Para Ana, mi mujer. Sinceramente, no tengo palabras para describir lo que realmente siento por ti. Pero, quiero decirte que soy un privilegiado por compartir esta vida contigo. Principalmente por la persona que eres, te respeto, te admiro. Hemos formado esta maravillosa familia y eres nuestro espejo y nuestro reflejo. Te agradezco que me aguantes, no siempre todo es tan bonito. Soy el hombre más feliz y no encontraría mujer y madre mejor para nosotros".
El viaje de su vida con sus padres y su abuelo
Y llegó el Barça. "Para mí, el viaje de mi vida es este. Es Fuentealbilla-Barcelona. Hoy tengo la suerte de estar con esas cuatro personas que hicimos ese viaje: mis padres, mi abuelo y yo. Es muy bonito que casi 30 años después estemos aquí en este momento tan importante y tan especial. Este viaje comporta todo el trabajo, sacrificio, humildad y esfuerzo". Apenas era un niño cuando hizo las maletas y se marchó a Barcelona, nunca escondió lo duro que fue para él sus primeros años en la Masía del Barça, alejado de su pueblo natal y de sus seres queridos. De ello habló en una entrevista para The Wild Proyect. "El hecho de irme con 12 años y estar solo es lo peor que me ha pasado en mi vida. Yo igual estuve un mes llorando cada noche y casi sin comer", contó. Pero su gran esfuerzo y sacrificio hizo que mereciera la pena. "La Masía me cambió para siempre, es el lugar donde mejor podía estar para potenciar todos los valores que hay que tener en la vida. No tengo palabras para agradecer. Para mí, venir al Barça era un sueño y me focalicé para cumplirlo. No podía desviar mi foco de lo que quería y llegar al mejor lugar posible para lograr todos los sueños que tenía por delante", destacó.
'El gol del Mundial lo marcamos todos'
Con mucho orgullo habló de su paso por la Selección española, un camino muy largo que empieza cuando él tiene 15 años. Recordó a todos los compañeros y entrenadores que lucharon para conseguir éxitos, entre ellos el primer Mundial para España. "Todo se resume con una foto: ese gol del Mundial. Pero ese gol lo marcamos todos. Toda esa gente que luchó por conseguir eso. Yo tuve la oportunidad de estar ahí para hacerlo, pero la magia de todos lo hizo posible", pronunció con esa humildad que le caracteriza. E imposible olvidarse de su amigo Dani Jarque, que falleció por muerte súbita con 26 años, y al que dedicó ese gol de la victoria. "Dani Jarque también nos ayudó. Aprovecho para mandar un fuerte abrazo para su padre", dijo emocionado.
A por otro sueño, ser entrenador
En cada una de sus palabras pudimos ver a un jugador agradecido y orgulloso, pero no solo de su familia, sus compañeros y entrenadores, sino también de su afición. "Me gustaría acordarme de toda la gente que en algún momento me ha mostrado su cariño, su respeto y amor. Eso es lo que me llevo. Los futbolistas pasan, las personas quedan. Se lo agradezco de corazón". Pero se despidió de ellos como jugador, desde el césped, para pasar a otro nivel y ser entrenador. "Desde ya estoy empezando con el curso de entrenador. Quiero formarme en esta siguiente etapa de esa manera. Los que me conocéis, sabéis que soy bastante cabezón en ese sentido. Intentaré volver a hacer un gran trabajo. No será detrás del balón, pero seguiremos viéndonos. Seguiréis escuchando cosas de mí. Con muchas ganas", confesó ante este otro reto. Y para culminar subrayó que si algo puede definir su carrera es "el orgullo de haber peleado y trabajado hasta el último día como futbolista. Eso es lo más grande para mí. El resto es historia", subrayó.