Siempre con una sonrisa y ganas de hacer reir a sus compañeros. Raúl Gómez es uno de los aspirantes más divertidos de esta edición de MasterChef celebrity aunque, como ocurre a veces, su sonrisa está construida sobre esos duros golpes con los que a veces la vida trata de arrasarte. No pudo contener así la emoción al dar una pincelada sobre lo que ha tenido que superar, tristezas que le han hecho más fuerte y con las que ha aprendido a disfrutar de las pequeñas cosas.
Este inquieto humorista, presentador, aventurero y padre entregado de dos niñas explicó, mientras cocinaba en la prueba de eliminación, que muchas de las cosas que sabe de cocina las aprendió de su abuela, pues pasaba mucho tiempo con ella cuando era pequeño. Sus padres estaban separados y su padre trabajaba de noche por lo que no se podía hacer cargo de su hermano y de él. Además su madre lidió con dos cánceres por lo que su estado tampoco era el mejor cuando eran niños. “Cuando estaba bien era muy alegre y positiva” recordó.
Aprendió a relativizar el dolor
El nudo en la garganta se formó al hablar de su hermano mayor. Jordi Cruz, jurado del talent, se interesó por su relación y a Raúl se le quebró la voz. “Tuve un hermano”. Tres palabras que acabaron con la conversación pues la emoción del recuerdo fue más fuerte que las ganas de compartir lo ocurrido. Y es que Raúl tuvo que despedirse de su hermano demasiado pronto, solo tenía 18 años cuando tuvo que decirle adiós después de que muriera a los 21 años en un accidente de tráfico. Una pérdida tras la que se reconstruyó y aprendió a seguir adelante. “Fue un golpe tan bestial que a partir de ahí, aprendí a relativizar todo. En lugar de dejarme consumir por la pena y pasarme la vida lamiéndome las heridas, intenté seguir y luchar por cumplir mis sueños. La vida... ¡mola!” dijo en una ocasión en El Mundo.
Y ese es precisamente el título del primer libro que escribió donde miró cara a cara todo el dolor que llevaba dentro para compartirlo. “Tras mi imagen de energía y optimismo, en mi vida, como en la de cualquiera, ha habido momentos muy duros, de pérdidas o de vacío. Relato episodios de intenso sufrimiento que nunca había contado antes, momentos en los que se están sintiendo reflejadas muchas personas porque el dolor forma parte de nuestra existencia” apuntó en 2019 cuando publicó el volumen.
Sus hijas, su 'bendita locura'
En estas páginas aborda una de las cuestiones que abruman a todo corredor de maratones, una de sus pasiones: el concepto de el muro (un bloqueo físico y mental que comienza a partir del kilómetro 30 de la carrera que se produce al agotar las reservas de energía del cuerpo). Cuenta que su primer muro fue precisamente la muerte de su hermano, a quien lleva siempre muy presente, pero que, por muy dura que sea la carrera, siempre hay que sacar fuerzas para terminarla. “Hoy hace 21 años que empezaron los peores días de mi vida, hace 21 años que mi hermano se fue, los mismos años que vivió” recordaba en 2022 contando que, aun sin tener ganas, se fue a correr y eso cambió el color de su día. “Buenos rayos de sol han entrado en este día gris, celebremos la vida, la nuestra y la que pudimos vivir a la vera de los que ya no están!”.
Ahora reconvertido en aspirante a chef, la carrera de Raúl se ha redirigido no solo en el terreno vital sino en el profesional. Después de su labor como reportero en el programa Caiga quien caiga, se decidió a abrir su propio canal de Youtube y embarcarse en algunos proyectos que fusionaban sus dos pasiones, la televisión y el maratón. Crea así un programa a su medida bautizado como Maraton Man, con el que recorre el mundo a golpe de zancada, conociendo culturas y personas tan diferentes como las piedras que pisa y haciendo homenajes a aquellas personas que marcaron su vida de alguna manera. El formato volverá, se ha anunciado, a la pantalla con el título de Super Gómez. El hombre maratón (en Cuatro).
Al lado de este deportista está siempre su mujer Sandra, con quien se casó en 2017 y con la que vive la mejor de las aventuras: la paternidad. Tiene dos niñas, Julieta, de cinco años, y Olivia, de tres, que están siempre en boca de su padre. Ellas son su "bendita locura", como cuenta en su segundo libro homónimo, en el que detalla que este es su reto más extremo. “He buceado con los bajaus, una comunidad que vive en pueblos flotantes en mar abierto y cuya adaptación genética al buceo ha sido noticia en la comunidad científica. En el Triángulo de Ilemi, un territorio fronterizo disputado por varias tribus de Sudán del Sur, Etiopía y Kenia, he temido por mi vida por primera vez. Y, a pesar de todo, hoy, cuando miro a mis hijas, creo que ser padre es la más top de mis locuras, la Michael Jordan de todas ellas: Bendita locura”.