En 1993, Max Valentín, seudónimo tras el que se escondía el experto en marketing Régis Hauser, y el artista Michel Becker decidieron crear un juego de lo más curioso que haría las delicias de los amantes del misterio. A través del libro Tras la pista de la lechuza de oro, ambos hombres daban once claves para encontrar en Francia una estatua de hierro de esta ave nocturna. Pero, ¿cuál era el objetivo final de este intrincado acertijo? Aquella mente brillante que diese con la figura podría intercambiarla con una pieza creada por Becker. La gran diferencia es que esta segunda tenía un valor de 150 mil euros, puesto que estaba hecha de diez kilos de oro y plata, y, además, tenía diamantes incrustados. Sin duda, un tesoro muy goloso.
Más de tres décadas después, una persona ha conseguido dar con la respuesta de las once adivinanzas, desenterrando la preciada obra de arte. Ha sido el propio Michel Becker el que ha compartido la feliz noticia a través de su perfil público en Discord, donde cuenta con una comunidad de más de 20 mil personas que han seguido a lo largo del tiempo esta curiosa historia. ”Confirmamos que la réplica de la lechuza dorada fue desenterrada anoche. Por lo tanto, ya no tiene sentido viajar a excavar a cualquier lugar donde se crea que esté”. Por ahora, no se ha desvelado el nombre del afortunado ni tampoco ha salido a luz el punto exacto en el que estaba la lechuza.
Una lechuza muy 'polémica'
La lechuza de oro no solo ha sido difícil de encontrar, sino que la propia estatua ha tenido una historia llena de idas y venidas con giros inesperados. En 2005, la editorial del libro de pistas se declaró en bancarrota, por lo que la estatua fue incautada por un liquidador judicial. No fue hasta 2009, tras una batalla legal de cuatro años, cuando Valentín y Becker pudieron recuperarla.
Sin embargo, a los pocos meses de esta victoria judicial, Max Valentín murió. Becker tuvo que emprender otra batalla legal en los tribunales contra la familia de su socio para hacerse con el control de las soluciones del juego, las cuales estaban custodiadas por un notario de París. Finalmente, en 2021, se le dio permiso para ver el disquete que contenía las respuestas y ubicación.
En lo que se resolvía todo este proceso, concretamente en 2014, Becker quiso poner punto final al juego vendiendo la estatua original, la de oro y diamantes, en una casa de apuestas. Pero, debido al enfado e indignación de los fans decidió no seguir adelante con esta decisión.