Marina Reche, una artista en pleno crecimiento, nos regala una entrevista donde nos abre su corazón con una sinceridad que conmueve. Su voz, capaz de tocar el alma y despertar las emociones más profundas, combina dulzura y pasión en cada una de sus canciones, creando una conexión única con su público. Una joven de 24 años que no solo destaca por su innegable talento, sino también por su calidez y cercanía, atributos que la hacen aún más especial y auténtica. Todo el que tenga la oportunidad de hablar con ella, se dará cuenta de que es una mujer llena de sueños y de una humildad desbordante, que pese a ser una de las artistas más seguidas por la Generación Z, no pierde de vista lo esencial: la autenticidad en cada nota que interpreta.
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¿Cómo describirías a la Marina Reche fuera de los escenarios? ¿En qué se diferencia de la Marina que conocemos como artista?
Creo que en mi caso, intento que Marina como persona y Marina como artista sean la misma. En mis canciones, cuento historias tal como las he vivido, de manera literal. Dentro de Marina Reche como artista está la humanidad de Marina, y eso es lo que creo que conecta tanto con la gente.
Hay una diferencia clara en el momento de escribir canciones, porque en general, mis canciones son muy tristes, mientras que yo, como persona, soy feliz y optimista. Sin embargo, al escribir, me resulta más fácil hablar de cosas tristes que me han sucedido, ya que me parece más sencillo expresar esos sentimientos. Curiosamente, no suelo saber sobre qué escribir cuando estoy feliz, porque no me detengo tanto en los detalles de esos momentos. Pero los momentos tristes se me quedan muy grabados y los visualizo como si fueran una película completa.
¿Crees que recordar solo lo negativo es un problema actual de los jóvenes?
En los escenarios, me muestro como una persona alegre, porque así soy, pero la Marina dramática, vulnerable y triste es la que se refleja en mis canciones. Es algo que he notado, ya que suelo concentrarme más en lo negativo. Recuerdo incluso que mi madre me decía que era muy dramática, que llegaba a un punto en el que pensaba "no puedo más con la vida". Y es cierto, a veces reflexiono y digo: "joder, vaya mierda lo que me ha pasado", y eso se traduce en mis letras.
¿Qué artistas o referentes musicales te han inspirado más a lo largo de tu vida?
A lo largo de mi vida, y especialmente en estos últimos años, siento que la música que escuchaban mis padres ha tenido una gran influencia en mí. Artistas como Alejandro Fernández, Cristian Castro, Whitney Houston y Celine Dion eran los que más sonaban en casa cuando yo era pequeña, y esa música ha dejado una huella importante en mi forma de entender y sentir la música. Yo escuchaba a artistas como Christina Aguilera, Beyoncé, y Rihanna, auténticas divas. Recuerdo que me subía el dobladillo de la camiseta y me ponía a hacer coreografías, desde abajo, con toda la actitud. No era nada raro en mi casa; mi hermana y yo lo dábamos todo haciendo bailes juntas, imitando a nuestras cantantes favoritas.
¿Hay alguno que creas que el público no esperaría?
En mi casa, David Bisbal siempre ha sido una constante. Es como si tuviéramos un cartel en la frente que dijera 'Fan número uno de David Bisbal', ha sido parte de nuestra vida desde siempre. Por otro lado, Alejandro Fernández es el absoluto favorito de mi madre, su "top, top, top".
¿Cómo está siendo vivir todas las cosas buenas que te están pasando de la mano de tu hermana?
Ha sido muy bonito porque nos hemos acompañado en todo momento. Es cierto que, cuando decidí lanzar mi propio proyecto, me lo planteé como un reto personal, queriendo hacerlo de una manera diferenciada a la de ella. Pero hoy en día, me encanta que cada una tenga su propio camino y proyecto.
Compartimos cinco años en los escenarios, viajando de hotel en hotel, y al final, era como estar en casa porque siempre estábamos juntas, en familia. Incluso en los momentos difíciles de las giras, como la soledad o el individualismo que a veces conlleva, todo eso lo compartíamos, y de alguna manera, era como si estuviéramos en un campamento constante con mi hermana. Así que fue una experiencia muy especial.
Para tí, ¿qué significa el éxito?
Para mí, el éxito en la música es lograr transmitir algo que he vivido y que esa canción perdure para siempre. El día que ya no esté, mi voz seguirá ahí, y me parece hermoso que familiares, amigos o cualquier persona puedan escucharla. Me lo preguntaron hace muy poco, y me di cuenta de que el éxito también es recibir un mensaje de mi madre diciendo que le encantan las portadas o los vídeos que editamos juntas. Saber que mi familia está orgullosa y que yo estoy tranquila con el equipo que me acompaña en la música, eso es éxito.
Desde pequeña, mi idea de éxito personal siempre ha sido vivir en el campo, con mis dálmatas, mi familia y mis seres queridos cerca. Llegar a ese punto de paz, sabiendo que todo está bien, ya es mi mayor objetivo. No sueño con llenar grandes estadios, aunque si ocurre, será bienvenido. Pero para mí, el éxito real es estar en mi casita, rodeada de los míos, con mis animales y una buena cafetera de especialidad. No pido más.
Tus letras transmiten una gran sensibilidad y honestidad. ¿Cómo decides qué aspectos de tu vida personal compartir con tu público y qué prefieres mantener en privado?
Yo lo cuento todo, y a veces eso me genera ansiedad antes de lanzar una canción, porque siento que comparto demasiado. Pero también creo que es parte del proceso creativo y emocional. Si algo me ha pasado, lo escribo sin filtros. Cuando compongo, no planifico de qué quiero hablar, simplemente surge. A veces hablo de temas muy profundos y dolorosos, lo que puede ser difícil, como abrir una herida que aún no ha sanado. Sin embargo, al final, es liberador. Sacarlo todo me ayuda a cerrar capítulos, y eso me ha pasado muchas veces.
Si pudieras darle un consejo a la Marina Reche que estaba empezando en la música, ¿qué le dirías sobre los retos y las alegrías que están por venir?
En el presente, como Marina Reche, he estado en diferentes festivales y ahora he dado dos conciertos en Madrid. Creo que lo más importante es no ponerte expectativas, ser tú misma y confiar en tu verdad. Al final, lo que realmente importa es que cumplas contigo misma, no con nadie más.
Oscuridad llega solo tres meses después de Claridad, ¿cómo surgió la idea de lanzar dos proyectos tan cercanos pero conceptualmente tan opuestos?
Sin buscar nada concreto, los temas de las canciones van surgiendo naturalmente. Ha sido un proceso de recopilar lo que hemos creado durante este tiempo, y lo hemos titulado Oscuridad. Nos dimos cuenta de que era la cara B de Claridad. Mientras Claridad representa un momento feliz, un descubrimiento de mi sonido e identidad, Oscuridad refleja lo que vivía tras las cámaras, ya que estaba atravesando una ruptura muy difícil.
En Claridad, las canciones son más alegres y generales, mientras que en Oscuridad, cada tema cuenta una historia específica, y cada video está ambientado en el lugar donde ocurrió. Todo esto fue completamente orgánico y no buscado. Ahora, para la gira, me gusta la idea de presentar Claridad y Oscuridad juntos, aunque fue un desafío organizarlo todo en tan poco tiempo.
¿Podríamos decir que estos dos EP representan tus dos ‘moods’?
Sí, en mis conciertos agradezco mucho las canciones de Claridad, porque son muy movidas. Pensar en un show lleno de drama y depresión se me hacía abrumador. Por eso valoro canciones como Oro y A por ti, que tienen un ritmo más alegre.
En Oscuridad, tenemos Lo he intentado, que es la más animada del EP. Así que en el escenario, presento una combinación de la Marina feliz y la Marina triste. Me gusta plantear un espectáculo que tenga movimiento; no quería que todo fuera llanto. Aunque a la gente también le gusta eso, a mí me encanta bailar un poco y mantener la energía.
¿Cómo ha sido dar conciertos y llevar tu música hasta Latinoamérica?
Fue muy loco. La verdad es que, mientras estaba allí, no era consciente de que había cruzado el charco y estaba en la otra punta del mundo. Al llegar, me di cuenta de la increíble energía y pasión de la gente. Lo noto especialmente en las redes, como en Twitter, donde leo a seguidores de México, Argentina y Chile que están súper presentes, y eso lo agradezco un montón.
Al final, soy solo una chica que se va sola, acompañada de mi gente, a presentar su proyecto en el extranjero, y apenas tengo siete canciones. No me hubiera imaginado llegar tan lejos tan pronto, pero estoy súper feliz. ¡Ahora volvemos otra vez en 2025 y tengo muchas ganas!
¿Qué sientes cuándo estás en el escenario y la gente canta emocionada tus canciones?
Sabes qué te digo: en un concierto en directo tienes que estar atenta a todo. No puedes tropezar, olvidar la letra ni perder la conexión con el público. De repente, ves a alguien llorando y te das cuenta de que esa persona está viviendo la canción intensamente. Es una experiencia muy hermosa.
Agradezco mucho tener ahora la gira, porque sé que me va a conectar de manera más directa con la gente. Intento ser una persona cercana en el escenario, y disfruto más de los conciertos más íntimos que de los grandes. En una sala pequeña, puedes fijarte en los rostros de las personas y es bonito cruzar miradas con alguien que está emocionado, o ver a tus amigas allí. A veces estoy tan nerviosa que no lloro tanto, pero hay canciones puntuales que sí logran emocionarme.