HOLA + 4183 Palacio condes de Nicolay© Fernanda & Paloma para Couche Studio

Los condes de Nicolay nos abren las puertas de su imponente palacio barroco en Polonia, que ha servido de refugio durante la guerra de Ucrania

'Llegaron a vivir 15 personas, aparte de nosotros, en esta casa a lo largo de varios meses, hasta que por fin pudieron rehacer de alguna forma su vida'


1 de octubre de 2024 - 14:48 CEST

El conde francés Charles de Nicolay y su mujer, Pauline Otterstein, condesa de Nicolay, nos reciben en su magnífico palacio en Krzeczyn Maly, situado en un pintoresco pueblo de unos 300 habitantes en la Baja Silesia, al sur de Polonia. La ilustre casa de Nicolay tiene sus raíces en la Florencia medieval, donde sus miembros ocuparon roles destacados, como consejeros papales, líderes militares, cortesanos y caballeros, manteniendo una estrecha relación con su ancestro el rey polaco Miecislao I.

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© Fernanda & Paloma para Couche Studio
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Dividido en tres alturas repletas de dormitorios y salones donde pueden recibir a sus amigos y familia, gracias a la magnitud de la propiedad, cuando comenzó la guerra de Ucrania pudieron acoger entre sus paredes a varias familias de refugiados y ayudarles a empezar una nueva vida durante meses de convivencia.

El palacio barroco donde nos encontramos hoy fue erigido, a mediados del siglo XVIII, por una noble familia. A lo largo de los años, ha sido testigo de la historia de todos los que lo han habitado. 

Entre ellos, numerosos aristócratas, siendo el último de ellos, antes de que la familia Nicolay llegase aquí, el austriaco Karl Philipp von Harrach. Asediado por el Ejército Rojo, Von Harrach abandonó la residencia y fue entonces cuando los padres de Charles, Elisabeth y Ghislain de Nicolay, reconocieron su belleza y le preguntaron si le importaría que adquirieran la propiedad. Con el consentimiento de Von Harrach, la casa fue preservada de la destrucción y ha sido cuidada hasta hoy con esmero por la familia Nicolay.

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En 1997, los padres de Charles la adquirieron en un estado de deterioro considerable. Ahora, es el actual conde quien se encarga de su gestión, reconociendo su importancia como parte del legado familiar. Está comprometido a seguir los pasos de su padre trabajando en su restauración y mejora con el fin de dejar un legado aún más próspero para las generaciones venideras. 

Pauline de Nicolay, conocida como Pola entre sus amigos, es hija de Beata Otterstein, de origen polaco, y del alemán Bernhard L. Otterstein. Después de vivir un tiempo en Vancouver, Beata y Bernhard decidieron establecerse en Polonia, donde Pola creció y se educó. Tras completar su bachillerato en Londres, se trasladó a Varsovia, donde conoció a Charles a través de amigos en común. En el año 2020, la pareja se casó en este palacio familiar

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El comedor, sobre estas líneas, es una de las habitaciones más imponentes de la casa. Presidida por un cuadro del mariscal francés Antoine Chretian de Nicolay, la mesa (abajo) está vestida en tonos alegres a juego con la estancia. La vajilla, de porcelana polaca hecha a mano, está decorada con el escudo de la familia Nicolay

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Antes de la llegada de sus dos hijos, Henri y Felix, Charles y Pola solían pasar la mitad de todos los meses en el palacio. Sin embargo, con la llegada de Henri, el mayor de ellos, reconsideraron los desafíos logísticos de los viajes entre Varsovia y el palacio y optaron por establecerse en la capital durante períodos más prolongados. En la actualidad, reservan los fines de semana y las vacaciones para disfrutar del palacio.

Hablamos con Charles de Nicolay

—¿Por qué decidieron tus padres comprar esta casa, lejos del lugar donde vivíais toda la familia? 

—Mis padres vivían en nuestro palacio en Bélgica, donde el párroco era polaco. Hubo intercambios entre la KUL y Lovaina-la-Nueva. Muchos profesores y monjas de Polonia vivieron con nosotros ese momento. Cuando la situación política en Polonia cambió, mis padres decidieron viajar aquí y fue entonces cuando se enamoraron del país. Un día, al ver esta residencia en ruinas, decidieron apostar por ella, comprarla y restaurarla.

"Cuando mis padres llegaron aquí, solo se encontraron con un conjunto de ruinas en un lugar maravilloso. Restaurarlo en su estilo barroco original, sin añadir elementos neogóticos, es lo que ha sido, quizá, el mayor reto"

© Fernanda & Paloma para Couche Studio

—¿Qué desafíos se os presentaron durante la restauración del palacio? 

—Cuando mis padres llegaron aquí, solo se encontraron con un conjunto de ruinas en un lugar maravilloso. Restaurarlo en su estilo barroco original, sin añadir elementos neogóticos, es lo que ha sido, quizá, el mayor reto para mantener la esencia original. 

—¿Qué significa para ti pertenecer a una de las familias más antiguas de Europa? 

—Siento una profunda conexión y compromiso con mis antepasados, impulsándome a mantener un alto nivel en todas mis acciones en mi día a día.

El palacio fue erigido, a mediados del siglo XVIII, por una familia de la nobleza. Está situado en un pintoresco pueblo de 300 habitantes en la Baja Silesia, al sur del país

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Los condes posan en una de las salas de estar del palacio.

—¿Te asusta el peso de la responsabilidad ante tu legado? 

—Por supuesto, sí. Es algo que no puedo negar, pero, en cambio, siento que mis padres me han sabido preparar bien para ello y ojalá sepa demostrarlo así. 

—Sois dos hermanos, tú, el mayor, y Tatiana de Nicolay, la pequeña, con dos años de diferencia. ¿Os veis mucho? 

—Tatiana y yo estamos muy unidos. Desafortunadamente, no nos vemos todo lo que nos gustaría, porque ella vive en París y yo, entre Varsovia y Krzeczyn Maly, pero siempre nos aseguramos de poder encontrar la mínima oportunidad para poder reunirnos. Acabamos, por ejemplo, de regresar del bautizo de su hijo, en el que yo he sido el padrino. El bautizo ha tenido lugar en nuestro hermoso palacio en Bélgica. Las reuniones familiares como estas son la mejor manera de vernos y poder disfrutar todos juntos.

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Aunque posee grandes salones, lo cierto es que la familia pasa casi todo el tiempo en esta sala y la contigua, comunicadas entre sí. Decoradas con colores claros y muy luminosas, están presididas por dos pinturas del artista de Krzysztof Annuse­wicz: un retrato de la familia Nicolay, de Charles con sus padres y su hermana, y otro de Louis XVIII (sobre estas líneas, a la derecha)

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—Has ido mucho a España, tu abuela tenía una casa en Ibiza y tu madre nació, de manera fortuita, en Sitges. 

—Efectivamente. Mi abuela era austriaca, de Viena, pero siempre estuvo muy conectada con España, le encantaba. Tan pronto como nació mi madre, y mientras pasaba algún tiempo en Sitges, en los años 50, compró una hermosa casa en la calle Jesús. Gracias a eso y a mis temporadas allí, puedo hablar español ahora.

—Eres un hombre concienciado con la sostenibilidad. De hecho, te dedicas a la silvicultura, además del trabajo que conlleva este inmenso palacio…

—En un mundo caracterizado por cambios constantes, anhelamos regresar a la simplicidad y conectar con la tierra. En Krzeczyn, cultivamos nuestros propios alimentos y calentamos nuestro hogar exclusivamente con leña, que es una fuente de energía local fundamental para nosotros.

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Entrevista a Pauline de Nicolay

—Pola, tú también sientes pasión por la naturaleza, ¿a qué te dedicas en tu vida diaria aquí? 

—Me encanta la naturaleza y lo relajante que es para el cuerpo y el alma. No hay nada mejor que el aire fresco y estar rodeada de infinidad de árboles. Por ahora, tenemos un pequeño huerto en donde trabajo y unas pocas gallinas de las que me ocupo; para nosotros es muy importante poder autoabastecernos de alimentos saludables para toda la familia.

"Cultivamos nuestros propios alimentos y calentamos nuestro hogar exclusivamente con leña, que es una fuente de energía local fundamental para nosotros"

© Fernanda & Paloma para Couche Studio
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El despacho es otra de las estancias favoritas de la familia. Desde aquí, el conde gestiona su día a día, y también es lugar de encuentro con su mujer, Pola, y sus hijos

—Cuando tu hijo mayor tenía una semana de edad, estalló el conflicto en Ucrania y quisiste ir allí con Charles a ayudar. Finalmente, decidisteis poder hacerlo desde aquí, en este palacio.

—Es una situación muy difícil para Ucrania, y al principio todavía más, pero también lo ha sido para países vecinos como Polonia. Polonia se volcó en ayudar, enviando comida, medicinas, pero también estando allí en la frontera para apoyar a las víctimas de la guerra. Mientras buscábamos la manera de poder hacer algo, por fin descartamos nuestro traslado a la frontera, pues teníamos un bebé de una semana, y entonces se nos ocurrió que lo haríamos desde esta casa. Acogimos aquí a varias familias y les proporcionamos todo lo que necesitaban para su vida diaria; llegaron a vivir 15 personas, aparte de nosotros, en esta casa a lo largo de varios meses, hasta que por fin pudieron rehacer de alguna forma su vida y encontrar trabajo en este país.

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En estas imágenes, algunos detalles del dormitorio infantil, muy luminoso y de gran tamaño

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—¿Cómo ha sido tu experiencia al fusionar tus raíces culturales canadienses con la vida en Polonia y, al mismo tiempo, con las de tu marido? 

—A veces me sorprende lo diferentes que son ambas culturas, pero, como mi padre ha sido presidente de la Cámara de Comercio polaco-canadiense en Varsovia durante muchos años, siempre hemos estado rodeados de personas que están en una situación similar. Con mi marido hablo en polaco y él habla francés con nuestros hijos, mientras que yo hablo en alemán con ellos.

—¿Qué valores intentas transmitir a tus hijos? 

—En primer lugar, intento enseñarles lo importante que es el trato hacia todo el mundo; es muy importante para mí que sean amables y saber respetar. También, cuando sean más mayores, me encantaría que fueran consiguiendo sus propias metas y que pudieran lograr sus propios sueños.

"Nuestros hijos irán a la escuela, los primeros años, cerca de aquí. Es en el campo donde más disfrutan de la naturaleza y tienen más calidad de vida"

© Fernanda & Paloma para Couche Studio

Sobre estas líneas, Pola posa en su dormitorio, en el que los colores vivos son los grandes protagonistas. El borgoña de la pared y la orejera en la que adora leer combinan a la perfección con las telas de inspiración india que conforman la ropa de cama del matrimonio.

—¿Tenéis pensado que estudien aquí? 

—De momento no van al colegio y lo único que nos planteamos es que irán a la escuela, los primeros años, cerca de aquí, de esta casa. Es en el campo donde más disfrutan de la naturaleza y tienen más calidad de vida, por eso pensamos que irán aquí cerca, para poder permanecer con esta vida; más adelante ya veremos dónde estudian.

El palacio se encuentra en medio de un inmenso parque privado con dos lagos, un huerto y una piscina, donde les gusta recibir amigos a lo largo de todo el año y orga­nizar cenas

—¿Soléis viajar mucho? ¿Vienen a veros amigos aquí? 

—¡Solemos viajar bastante! En primer lugar, estamos siempre entre Varsovia y esta casa, en Krzeczyn Maly, a cuatro horas de distancia. También visitamos a la familia de Charles, que pasa entre Bélgica y Francia todo el año, y a la mía, en Canadá, una vez al año. También nos encanta ir de vacaciones a España o hacer alguna escapada de fin de semana a Italia, Londres u otros lugares. Nos encanta recibir gente tanto en Krzeczyn como en Varsovia, eso siempre nos trae mucha alegría; me gusta mucho recibirlos con una bonita mesa y una buena cena.

© Fernanda & Paloma para Couche Studio
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—¿Cómo empezaste en el mundo de la moda?

—Siempre he tenido verdadera pasión por la moda. Desde muy pequeña he visto a mi madre y a mi abuela vestirse con ropa hermosa. Solían viajar mucho por Europa y otros países y siempre traían telas y prendas de todos los sitios a donde iban. Mi abuela incluso diseñó algunas de las piezas de su vestuario, que hoy todavía mantengo y uso. Cuando me gradué en la escuela secundaria, realmente no sabía qué hacer, así que empecé a estudiar Derecho en la Universidad de Varsovia. Rápidamente entendí que no era lo mío y me tomé un año sabático para viajar y pensar. Pasé la mayor parte de este tiempo con mi familia en Vancouver, pero también en México y Hawái, aunque finalmente no fue hasta más tarde, y después de estudiar Periodismo y Marcas de Lujo y Arte, en el Instituto de Arte Sotheby’s, cuando entendí que lo que realmente quería hacer era trabajar en el mundo de la moda definitivamente. Entonces, se me ocurrió My Vintage Story, una marca con ropa de segunda mano premium, y un año después, fundé mi propia marca, llamada Pola N., con mis propios diseños.

—¿Qué proyectos tienes a corto plazo?

—Estoy en proceso de diseñar una nueva colección de moda. También habrá una colaboración que haré pronto, pero no puedo hablar sobre los detalles aún. Además, he comprado una marca de maternidad y pronto haré algunos proyectos.

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Pola y Charles encuentran consuelo y felicidad en su pasión por la naturaleza, dedicando su tiempo a la manutención de su palacio, al cuidado de su extenso jardín de flores, su huerto y sus gallinas

Realización y textoAna Fernández de Córdoba y Cendra y Cristina Lora Alarcón
Fotos: Fernanda & Paloma para Couche Studio
Maquillaje: Braams Studio
Peluquería: LuxHair Tatiana
Vestuario Pauline de Nicolay: Pola N., Max Mara, Bizuu, Zara, & Other Stories
Calzado: Gucci, Chatelles Slippers, Michael Kors
Joyas: Toi et Moi Jewellery Consulting, Sfera y H&M
Vestuario Henri hijo: Maison Marelle