Así es la nueva casa de campo de Alejandra de Rojas, un remanso de paz y naturaleza

La casa cuenta con un huerto, cuadras, una preciosa alberca y mucho campo donde los animales viven en libertad 


29 de septiembre de 2024 - 15:39 CEST

Un oasis de paz a los pies de los Montes de Toledo. Un rincón lleno de encanto y tranquilidad donde alejarse del bullicio de la ciudad y los agobios de la rutina urbana. Allí no hay tráfico, ni coches pitando, ni prisas, ni horarios de oficinas. En su lugar, abundan la naturaleza, la calma y el silencio. Hace apenas unas semanas, Alejandra de Rojas nos abrió las puertas de su nueva casa de campo. Situada en el corazón de Castilla-La Mancha, a pocos kilómetros de Toledo, la aristócrata y empresaria ha encontrado allí su refugio y su nuevo hogar junto a su hijo, Pepe, después de anunciar su reciente separación de Beltrán Cavero, con quien se casó en 2018. 

Para ti que te gusta

Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte

Navega de forma ilimitada con nuestra oferta

1 año por 49€ 9,80€

Este contenido es solo para suscriptores.

Celebramoscon un 80% de descuento.

Suscríbete 1 año por 49€ 9,80€

TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.

Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.

© ÁLVARO MEDINA

Sobre estas líneas, la nueva casa de campo de Alejandra de Rojas

Esta casa es un sueño hecho realidad para Alejandra, construida con paciencia y mucho esfuerzo, poco a poco, como ella nos cuenta: “Los sueños son pasiones trabajadas. Miro atrás y recuerdo las mañanas de invierno juntos (refiriéndose al equipo liderado por Juan Manuel y Alberto Tante Mora, con quienes trabajó para la rehabilitación de la casa), calentándonos pegados a una hoguera improvisada en mitad de los escombros de la obra de esta casa”. Ahora, Alejandra disfruta de una preciosa casa campestre llena de color y empapada por una potente luz natural que se cuela por todos los rincones. Un lugar donde contemplar, donde vivir lentamente y disfrutando de las cosas pequeñas y sencillas. La vida que Alejandra siempre ha querido, vivir rodeada de naturaleza y animales, con la compañía de sus perros de raza gran danés y braco alemán, sus caballos, una cabra, y un simpático burro llamado 'Tintín'. 

© ÁLVARO MEDINA

El amor incondicional por el campo fue algo que heredó de su padre, Eduardo de Rojas. El conde de Montarco era un ganadero que adoraba la vida campestre y esa pasión la inculcó a sus hijos. El campo y la naturaleza para Alejandra suponen un viaje a muchos recuerdos de infancia que mantiene vivos en su memoria. “Junto a mi hermano, corríamos a nuestras anchas, hacíamos cabañas con palos de pino hasta que caía la noche y montábamos en bicicleta alrededor de la piscina”. Una infancia feliz, rodeada de amor y naturaleza que también desea para su hijo Pepe. "Sé que llegará un momento en que tenga que vivir en la ciudad. Creemos que es importante para su desarrollo y para formar su personalidad. El campo siempre estará esperándole, porque el campo nunca se olvida".