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Digital Cover actualidad© Iñaki Luis

Pedro Almodóvar recibe el Premio Donostia, recuerda sus inicios y da un valioso consejo

Se trata del mejor regalo para el cineasta, que horas antes de recoger el galardón cumplía 75 años


27 de septiembre de 2024 - 0:14 CEST

Pedro Almodóvar, que aterrizó ayer en San Sebastián, fue recibido con el Cumpleaños feliz que le cantaron las muchas personas que aguardaban su llegada. Según confesaba en la rueda de prensa de esta mañana, en las últimas 24 horas ha vivido “un tumulto de emociones” que esta tarde se han visto sublimadas con la concesión del segundo y último de los Premios de Donostia de la 72ª edición del Festival de cine que acoge la ciudad vasca.

© Iñaki Luis

El cineasta manchego lo ha recibido de manos de la actriz Tilda Swinton, coprotagonista de La habitación de al lado, la película con la que hace unas semanas ganaba el León de Oro de la Mostra de Venecia. En su discurso, ha realizado una clara defensa de la empatía frente a los discursos del odio imperantes en la actualidad.

© Iñaki Luis

“Nunca como hasta ahora, el odio ha podido organizarse, de modo anónimo, impunemente. Mi película representa lo opuesto (la empatía, acompañar y ayudar) y ojalá les emocione tanto como a quienes la hemos hecho”, ha deseado el director, que ha comparecido en un abarrotado Auditorio Kursaal acompañado de Swinton, Juan Diego Botto, Victoria Luengo, Raúl Arévalo y Melina Matthews, con la única ausencia de Julianne Moore.

© Jorge Fuenbuena

El realizador ha recordado su primer contacto con el cine cuando era un niño y también los años en que se trasladó de La Mancha a Madrid “sin un duro” pero con el firme propósito de dedicarse al cine, “una pasión” que ha dado “una dirección” a su vida y “probablemente” le ha “salvado” de muchos peligros: “El cine me lo ha dado todo, mucho más de lo que yo podía imaginar”.

© Nora Jauregui

“A mi edad, un premio como el Donostia puede indicar el final de un camino y una recompensa por haberlo recorrido. Pero yo no lo vivo así: para mí el cine es una bendición o una maldición. Mi vocación ha sido y sigue siendo más fuerte que yo y todo lo que me rodea. No intuyo otro tipo de vida que el de escribir y dirigir sin pausa”, ha asegurado, convencido de que la alternativa a ello sería el “vacío”. Tras dedicarle el premio a su hermano Agustín, a la productora El Deseo y a un sinfín de colaboradores con los que lleva trabajando casi medio siglo, ha opinado que “la vida, tanto en la ficción como en la realidad, es compleja y entraña multitud de peligros, pero sin libertad la vida no merece la pena”.

© Ibai Arrieta

“Supongo que puede sonar descarado, pero abusando del poder que me da este premio, se me ocurre daros un consejo. Hagamos lo posible porque las grandes tragedias, el dolor cotidiano, la incomprensión, la mentira, la falta de empatía, la injusticia social, el odio, todo lo negativo imaginable, hagamos que pertenezca a la ficción y que la vida real trascurra de un modo justo, en paz, y muy entretenida por las ficciones que solo existirán en nuestras pantallas. Sé que pido demasiado, pero siempre ha sido así, desde que llegué a Madrid en 1970, pretendiendo dedicarme a dirigir películas. Muchas gracias por este premio, y gracias por escucharme”, ha concluido.