"David y yo estábamos predestinados. Al final, lo que pides llega a tu vida. Yo lo pedí, lo deseé y lo tengo". Así nos ha hablado una enamorada Irene Villa de cómo el destino le ha unido con el coach David Serrato, "un hombre bueno y maravilloso que ayuda a todo el mundo", "maduro, sensible, sensato", y aficionado al esquí, como ella. Justo casi tres años después del primer beso, ambos han contraído matrimonio el pasado sábado 21 de septiembre, en una romántica y emotiva ceremonia celebrada en el Monasterio de Santa María de La Vid (Burgos), ante cerca de 135 familiares y amigos.
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Además de compartir todas las emociones que ha vivido en su gran día, Irene nos ha apuntado todas las claves sobre su look nupcial. Empezando por el traje. "Es impresionante cómo desde el minuto uno, en noviembre del año pasado, viste lo que podía gustarme y encajarme. Es un vestido con el que me siento súper a gusto", nos ha confesado la novia. "Es muy romántico, pero a la vez muy elegante y sencillo. Es super guay. Me queda como un guante. Ni lo he modificado ni nada. Es perfecto, tal y como lo vi", nos ha seguido diciendo.
Confeccionado en gasa de seda, el traje nupcial ha contado con cuerpo drapeado y una gran abertura trasera, que ha dejado la espalda de Irene al descubierto, adornada con un colgante con perlas. Un diseño nada ostentoso, que ha cedido gran parte del protagonismo a la gran capa de seda, de tres metros de longitud "Me ha hecho sentir como una princesa de Disney total. Como si fuera Frozen", nos ha apuntado la periodista y deportista sobre la capa, con su singular espontaneidad. "Era mi vestido, es completamente yo. En la última prueba que estaba mi madre, mi cuñada, mi hermana, la otra cuñada, la cuñada española y la cuñada argentina que ha venido de Buenos Aires también y estuvimos todas llorando", ha recordado.
Siguiendo con la tradición, Irene no ha dudado en llevar algo azul y algo prestado para su boda con David Serrato. "La etiqueta del vestido, que iba cosida, era azul. Lo prestado eran unos adornos bastante maravillosos que he llevado en el pelo, unos apliques. Son de Charo López Atelier y son como unas joyas, pero de horquillas… Nunca había visto algo así y es impactante lo bonito que queda", nos ha contado la novia, que se las ha cambiado tras el cóctel y ha optado por una diadema, también de Charo López.
Entre las joyas que ha lucido en su gran día, Irene ha escogido unos pendientes muy sencillos: "unas perritas de Majorica". Por otro lado, las alianzas han sido de la joyería Alconero de la localidad soriana de San Leonardo de Yagüe. "Es el pueblo en el que nos conocimos David y yo", tal y como nos ha explicado la periodista y deportista de esquí adaptado.
Otros dos elementos importantes del estilismo de la novia han sido su calzado y su ramo de flores. "Encargué unos zapatos con suela de goma para no cansarme. Acabé sin dolores ni nada. Estuve bailando toda la tarde y por la noche, como una loca. Quería ser la última en irme", nos ha dicho la protagonista entre risas. Por su parte, el ramo de flores estaba compuesto por rosas y anémonas en tonos blancos y rosados, con el que Irene se ha visto "guapísima" durante su boda con David.