Una historia marcada por juicios, condenas e infidelidades. Así podríamos resumir la relación entre Isabel Pantoja y Julián Muñoz, quien se ha convertido en el protagonista de la semana tras su fallecimiento, a los 76 años tras una larga enfermedad -desde hace años, su estado de salud era tan crítico que, pese a que estaba en prisión, consiguió la libertad provisional en 2021-.
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Muchos rostros conocidos han reaccionado a la noticia, pero inevitablemente se ha vuelto a dirigir el foco en ella: Isabel Pantoja, con quien el exalcalde de Marbella mantuvo un romance de seis años de relación, marcados por el poder y posteriormente, una tormentosa ruptura (en 2009 ella misma confirmaba su separación en las páginas de nuestra revista) que estuvo retransmitida de principio a fin por la crónica social de nuestro país.
Un cuento de hadas con fecha de caducidad
Más allá de su historia de amor, desamor y muchas cosas por explicar, sus protagonistas encontraron en Cantora su particular refugio. La artista de Marinero de Luces abrió las puertas de Cantora a la revista ¡HOLA!, cuando tenía una relación sentimental con Diego Gómez. Sin embargo, en 2003 puso punto y final a este romance, justo el año en el que empezó a salir con Julián Muñoz, que ya entonces era alcalde de una Marbella aparentemente esplendorosa. Entre las propiedades de la pareja, también se encontraba la compra de una venta conjunta de la finca Mi Gitana. Pero sin duda, fue Cantora el 'símbolo' de consolidación entre ambos, pues Julián se convirtió en el primer hombre que vivió allí tras la muerte de Paquirri. Pero el cuento de hadas duró poco...
"Fue en el año 2003, en una Candelaria del 19 de marzo, el Día de San José. Pero esa relación no estaba consolidada, quiero dejarlo muy claro, porque él me decía que estaba separado, pero yo no me lo creía", apuntaba Isabel Pantoja sobre los inicios de su relación con Julián Muñoz
Cantora, el refugio de Isabel
Se trata de un cortijo entre Medina Sidonia y Vejer, en la conocida ruta del toro, dentro del camino de los pueblos blancos del Sur. Es la finca familiar que Isabel Pantoja posee como herencia de su marido, cuando falleció en septiembre de 1984, el torero Francisco Rivera ‘Paquirri’. Cuenta con más de 500 hectáreas y 2000 metros construidos, entre los que se incluyen la vivienda familiar, así como varias naves industriales dedicadas a la explotación ganadera y agrícola, cuadras para los animales, piscinas… en definitiva, todo lo que suele formar parte de un cortijo andaluz. La muerte del torero no fue un motivo para decir adiós a Cantora, el sueño en vida que construyó Paco, aunque al principio fue complicado para la artista verse allí sola.
“Se me veía la casa encima, pero luego me fui quedando con ella, y hasta hoy, que es el sitio más hermoso de mi vida, donde me gustaría de una vez por todas quedarme para siempre”, nos contaba Isabel. La casa de la finca tiene dos plantas: en la parte baja se encuentran los salones y la cocina, mientras que en la parte superior se encuentran los diferentes dormitorios.
“Cantora”, que se llama Cantora porque hace más de un siglo su dueño se llamaba de apellido Cantora, y así lo descubrió en su día Isabel en el archivo municipal de Medina Sidonia, ha sido para ella más que una casa. “Sé que mi final está aquí, en esta casa, y por mí me retiraría mañana mismo, no volvería ahí fuera nunca. Pero sé también que tengo que seguir peleando por los míos”, nos contaba. Sin embargo, el futuro de Cantora es incierto, pues como bien han apuntado diferentes medios de comunicación, la intérprete de El moreno estaría buscando vivienda en Madrid.
Isabel y Julián consolidaron su relación con la compra de una venta conjunta de la finca ‘Mi Gitana’ y la inesperada mudanza del ex alcalde a Cantora, la residencia de Pantoja que le dejó en herencia Paquirri, propicio que el político se convirtiese en el primer hombre en vivir allí tras la muerte del torero
“Lo que más me gusta en el mundo es venirme aquí, a Cantora a curar mis heridas del combate como la leona curada, y aquí me crezco y me curo, y me vuelvo a poner de pie para seguir adelante”. Pero, ¿qué es lo que te da Cantora que no te dan sus numerosas casas? ¿qué hay aquí que no esté en otro sitio?
“Me da paz, tranquilidad, serenidad, recuerdos bonitos, me trae a Paco. A veces pienso lo que a Paco le hubiera gustado disfrutar de esta Cantora de hoy, con sus hijos, con su nieta… ", nos dice. Décadas viviendo en aquella finca, que todo presagia que cerrará sus puertas... y su 'dueña' ya visualiza otros escenarios lejos de allí.