Escribía Baudelaire en Las flores del mal que hay que ser sublime sin interrupción. Y, hombre, como leitmotiv u objetivo vital intentarlo al menos está fenomenal. Porque es un acicate para mejorar y para superarte a ti mismo y porque siempre una cumbre está más aireada que la oquedad de un pozo. A no ser que, de no conseguirlo, caigas en una obsesión enfermiza y, de ahí, en una depre de caballo. Porque ser un genio todo el rato y en non stop (o sea, sublime sin interrupción) fácil, lo que se dice fácil, no es. Ni siquiera para el bueno de Charles.
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Sin embargo, hay quien lo logra. O al menos, una vez. E incluso, muy pronto. Cuando se es un niño y uno ni siquiera sabe a qué sabe precisamente el éxito, porque el éxito, ya lo decía Huma Rojo, no tiene ni olor ni sabor y se esfuma entre los dedos como eso, el humo. Y no sé yo qué decirles sobre lo de triunfar tan joven para, después, pasarse toda una vida pensando en lo que pudo haber sido y no fue... Imagínense la desazón: Haber tocado el cielo con los dedos y, de repente, que te den la espalda los mismos dioses que te extendieron la mano. O que ya nadie vea en ti aquel destello de genialidad que te hizo único y, ahora, seas tan opaco y gris como el común de los mortales. Con la diferencia obvia de que tú, cariño, eres un desterrado del paraíso.
Y no estamos hablando de una ocurrencia de 1 entre 1000. Piensen en un niño prodigio de esos que acaban como un muñeco roto o en un cantante de un solo éxito. ¿Hacemos una lista? No les hace falta, ¿verdad? Porque basta con que les dé el nombre de una única banda para que todos los clichés que se puedan imaginar se cumplan uno tras otro hasta poder afirmar sin equivocarnos que lo suyo no es una cruel coincidencia sino una maldición con todas las letras: The Jackson Five.
Uno de los 5, Tito, acaba de emprender su último viaje y esperamos que no haya tenido tantos contratiempos como antes, durante y después de lograr el éxito con sus otros cuatro hermanos. Porque la suya fue una vida difícil, tormentosa, casi maldita. Pero, como adelantábamos antes, no solo la suya. ¿Sumamos la de sus aledaños familiares? El padre, las hermanas, la mansión… Sí, sí, incluso, la mansión. Neverland, el famosísimo rancho del líder más carismático del grupo y el único que consiguió prolongar su estela más allá de los ataques del acné, o sea, Michael Jackson, también ha permanecido más de una década a la sombra de un nube tan negra como las profundidades abisales.
No es necesario explicar las leyes de la oferta ni la demanda, pero tampoco los prejuicios ni los malos presagios que se ciernen, a veces, sobre las propiedades y que las convierten agujeros negros del mercado inmobiliario. Como si sus paredes se hubieran impregnado de un mal fario o un energía negativa de las que cualquier posible comprador huye como si, por ósmosis, la mala suerte se pudiera adherir a tu piel como el pegamento imedio. Neverland era así. Lo tenía todo para estar en los primeros puestos de los rankings de las propiedades más caras de las montañas de Beverly Hills y todo, también, para aún estando de saldo, nadie hiciera una oferta.
Finalmente, lo encontró. Hará un año y medio, en diciembre de 2022. Se vendió, eso sí, por una cuarta parte del precio que se pedía inicialmente. Ni qué decir tiene que la propiedad cuenta con una superficie de más de 1.000 hectáreas, dos casas de invitados, un lago, una piscina, un estudio de baile, un granero, trenes, parques de atracciones, un zoológico… Y una mansión como el castillo de Ludwig de Baviera coronado la colina de 1.200 metros cuadrados. Una fantasía que demudó en pesadilla si es que no lo fue siempre. La muerte del cantante de Bad evidenció lo que, después, veríamos en todos los telediarios del mundo, realities y documentales. De mejor o peor gusto. De ahí que, desde 2009, se viera abocada al abandono aunque no así al olvido. Empezó a formar parte de la guía de la leyenda negra de Hollywood y de todos sus terrores bajo el sol.
Michael Jackson compró la propiedad al multimillonario Ron Burkle en 1987 por 19,5 millones de dólares y en los siguientes 15 años en los que la casas se convirtió en su refugio (y en más cosas) hizo de ella un reflejo de su alma fantasiosamente atormentada, una recreación del país de Nunca Jamás cuando ni él era Peter Pan ni su vida, de cuento. Lo suyo, recordemos, estaba más cerca al videoclip Thriller y los relatos del otro lado de la cripta que a Campanilla o Bambi. Pero todo guardaba una apariencia fabulosa. De cine. Construyó un privado de hecho. Con medio centenar de asientos. Y rampas y toboganes y montañas rusas acuáticos… incluso foodtrucks. Mucho más apetecibles que las de Disneyland. Y, así, cual Willy Wonka, Michael recibía a los niños a las puertas de su casa de atracciones. Unos niños que, paradójicamente, una vez cruzada la verja que los separaba de la calle y la realidad, no volvían a recuperar su infancia jamás.
Con las primeras informaciones sobre lo que sucedía entre los muros y los setos de boj que adornaban la finca, el rey del Pop destronado entró en serias dificultades financieras y, al no poder hacer frente a uno de los préstamos más cuantiosos con los que sufragar su defensa ante los tribunales, firmó un acuerdo con Colony Capital en 2008 por 23 millones de dólares en participaciones sobre la vivienda. Tras su muerte, Colony quiso deshacerse de la casa lo más rápido posible antes de que "fuera tarde" y después de hacerse pública su salida al mercado por 100 millones de dólares bajo el nombre de Sycamore Valley, el precio se desplomó de ipso facto. En el transcurso del tiempo, se depreció hasta en cinco ocasiones. De 100 a 67 millones, de 67 a 31… así hasta llegar a nuestros días, cuya venta se formalizó en 23 millones cuando, solo el espacio, teniendo en cuenta las tasaciones de fincas aledañas es mucho, mucho mayor.
Pero entremos en harina. ¿Qué le pasó a Michael Jackson? ¿Cómo aquel niño que había enamorado al mundo con sus bailes imposibles, su pelito afro y aquella vocecita dulcemente poderosa ocultaba un monstruo en sus entrañas? ¿Cómo pudo convertirse en un ídolo planetario al mismo tiempo que sus hermanos caían en el más triste de los olvidos? No tenemos espacio y mucho menos capacidad diagnóstica para revelar los mecanismos de un alma tan compleja y poliédrica como la de Michael —o como la de cualquier ser humano en realidad– pero, observando desde la barrera los distintos escenarios por los que transcurrió su vida la fotografía es la de un discapacitado emocional cuanto menos. A saber, una infancia perdida con las exigencias profesionales de un adulto, con abusos sexuales y violencia, una adolescencia trepidante, solitaria y asexuada, y una adultez, como 'desubicada', por decirlo de alguna manera… Y los desajustes de velocidad, diafragma y obturador de esa instantánea tienen sus culpables: desde el patriarca de la saga a usted y yo, los espectadores. Sí, sí. Nosotros. Porque es público y notorio que una noticia mala, morbosa y truculenta le 'interesa' a todo el mundo, mientras que las bondades de la vida… a Mimosín, y para usted de contar.
Pero vayamos al origen del mal. O mejor dicho, al padre, a Joe Jackson, el artífice del éxito, y, también, el creador de sus peores pesadillas. Murió víctima de un cáncer de páncreas en su cama de hospital aunque algunos de sus hijos (LaToya para ser más exactos), hubieran intentado que su final tuviera lugar en la oscuridad de una celda de la que, antes, hubieran perdido la llave.
Joe fue acusado de ejercer sobre sus hijos la violencia en todas sus caras. Desde los abusos de autoridad (La Toya dijo que sexuales) a las agresiones físicas. Solo admitió haber azotado, a uno de sus once hijos, esto es a Michael, pero negó que esto pudiese categorizarse como "malos tratos". "Lo azoté con una rama y un cinturón. Nunca le golpeé. Golpeas significa dar a alguien con un palo". Sea como fuere, el vínculo artístico y familiar fue cuanto menos complicado, tanto física como mentalmente. Incluso, se llegó a asegurar que el exboxeador descargaba su ira contra su mujer y sus hijos cuando las cosas, según él, "no iban bien".
Pero fue en una entrevista con la presentadora Oprah Winfrey cuando este rumor se verbalizó en un medio de comunicación por primera vez. Y lo hizo Michael, quien habló del estricto comportamiento de su progenitor, describió los insultos y las palizas que recibió en el transcurso de los años así como la disciplina abusiva y la arbitraria dirección que llevó de sus asuntos, lo que le obligó a soltar amarres y a desligarse de sus servicios como manager, lo que coincidió con sus mayores éxitos como cantante en solitario con Off the Wall y Thriller. La ruptura contractual también trajo consigo una ruptura paternofilial, si es que no se había producido antes en los engranajes del corazón del chico negro que terminó siendo descolorido. Un desencuentro que se mantuvo durante décadas hasta que, a principios de los 2000, con los primeros coletazos de la enfermedad, enterraron el hacha de guerra. Las relaciones, si bien mejoraron de cara a la galería, en lo esencial -o lo económico- no debieron hacerlo tanto y con la muerte del astro del pop, supimos que Michael Jackson no incluyó en su herencia a su padre.
"Era un tipo de aspecto peligroso", dijo tras su muerte el guardaespaldas de la familia. "Yo no hacía más que decirme: 'Maldita sea, de qué me sorprendo si este es el fulano que zurraba a los cinco chavales de los Jackson Five". Y no solo. En su libro de memorias, True You, Janet sostuvo que su padre también la golpeó. Una vez, vale, pero no tenía ni 8 años. Salía de la bañera y sucedió. "No recuerdo qué fue lo que hice. No recuerdo si realmente me lo merecía. Mi padre nunca me había tocado hasta ese momento".
En el suyo, Growing Up in the Jackson Family, La Toya aseguró como decíamos que su padre fue más allá. Tanto a ella como a su hermana Rebbie. Eso sí, tiempo después, en otro libro, se desdijo. "Yo era joven entonces y tenía mucha gente en mi vida que no necesitaba. Entonces arremetí contra mi padre, contra mis dos padres realmente, por cosas que otras personas dijeron. No entendía que mis padres lo hicieron lo mejor que pudieron por nosotros. Eran los mejores padres que podían ser para nosotros y eso es todo lo que podía pedir". En 2013 se reconcilió con su padre para las cámaras en Life with La Toya. Y allí volvió a llamarlo "papá".
Tito nunca llegó ser vocero ni de verdades ni de secretos o mentiras. Él, como sus otros tres hermanos que no eran Michael —Jackie, Jermaine, Marlon— fue una superestrella mundial. Pero fugaz. Su luz se apagó el mismo día que Michael salió por la puerta de los estudios Motown. Pero es que, además, fue el miembro menos escuchado del grupo como corista… Tocaba la guitarra. Y fue también el último de todos en emprender una carrera en solitario -infructífera-, que vista la exposición de motivos, tampoco sabemos qué es mejor. Su debut tuvo lugar en 2016, Tito Time. Lanzó una canción en 2017, One Way Street, y en 2019 Associated Press publicó que estaba trabajando en un segundo álbum…. Tito se dedicaría a seguir los paseos de su padre y hacer de sus tres hijos: TJ, Taj y Taryll, un grupo musical, 3T… Y, bueno, aún no hemos sabido de sus progresos… Porque si bien aceptamos que pueden llevar la música en la masa de la sangre, tampoco es que hayan sido tocados por la Diosa Fortuna.
Antes que el propio Michael Jackson hubo quien intentó destacar sin conseguirlo. El primero fue el 'guapo' de los hermanos, Jermaine quien, en 1972 emprendió una carrera como cantante solista con el tema que es hoy, bien es verdad, un clásico del R&B, Daddy's home. Sin embargo, como tantos otros artistas, quedaría opacado por la sombra alargada de su hermano pequeño y se convertiría en un one hit wonder singer. De las chicas, Rebbie, la mayor de los hermanos, fue la primera que reivindicó también su espacio en la música. En 1976 comenzó una carrera como cantante profesional bajo el slogan 'las chicas Jackson también saben cantar'. Y en 1984, con el récord de ventas estratosférico de Thriller, Michael le produjo el único sencillo con el que Rebbie pareció brillar, Centipede, number4 en la lista de R&B. A principios del 2011, Rebbie anunciaría que había comenzado a grabar un nuevo álbum. Y, aún estamos esperándolo...
Jackie Jackson, el mayor del grupo, también querría seguir la estela de sus otros dos hermanos, el guapo y el pequeño, pero el éxito le llegaría como productor. Siempre, tras la pecera de grabación. Al igual que a Marlon que no abandonó la industria musical, pero eso sí, en las sintonías de televisión. Randy fue el único que apostó al ganador y, con la salida de Michael, se unió a su troupe participando en algunos de sus álbumes más recordados como Triumph y Victory, aunque su estrella languideció inexorablemente al mismo tiempo y al compás que la de su hermano.
Solo La Toya y Janet parecían ser capaces por fin de romper el maleficio de mala suerte que se había cernido sobre la familia, aunque, al final, quedaran solo como fuegos de artificio. LaToya comenzó a cantar haciendo los coros para la banda y lanzarse finalmente como solista en 1980. Sin embargo, su éxito fue desigual aunque no así en todos los ámbitos. Su posado desnuda para Playboy en 1989 y su autobiografía escándalo (en la que contaba los abusos, obvio) fueron dos éxitos de ventas. En el 2011, participó en la cuarta entrega de The Celebrity Apprentice y lanzó LP, Starting Over, que es su lanzamiento discográfico más reciente hasta la fecha. Del 2013 al 2014, protagonizó su propio reality, Life with LaToya, que se emitió durante dos temporadas.
Janet fue la única que comenzó directamente en la música sin vincularse previamente a sus hermanos. Quizás esa sea su salvación… Lo hizo con un disco homónimo en 1982. Control, de 1986, resultó ser su álbum estrella, y finalmente se convirtió en platino hasta en cinco ocasiones con éxitos como When I Think of You. De hecho, logró alcanzar algún récord histórico en el pop, hoy ya pulverizado por Taylor Swift, como el ser la primera cantante femenina en conseguir el mayor número de top10 en la Billboard. En el 2008, Billboard la colocó en el número 7 en su lista de los 100 mejores artistas de todos los tiempos, y en el 2010 ocupó el quinto lugar entre los '50 mejores artistas de R & B / Hip-Hop de los últimos 25 años'.
Pero claro, siempre hay un excepción que te confirma la regla.